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Alí Abdalá Saleh
Redacción EC

Alí Abdalá Saleh presidió Yemen durante 33 años antes de ceder el poder en 2012 por la presión de la calle.

El ex presidente de Yemen, que murió a manos de rebeldes hutíes, se pasó los últimos cinco años de su vida buscando alianzas que le permitieran mantener sus opciones a recuperar el poder tras las protestas surgidas en la Primavera Árabe.

Antiguo enemigo de los hutíes, a quienes combatió durante su largo mandato presidencial (1990-2012), Saleh perdió la vida a manos de rebeldes que le dispararon en un puesto de control cuando intentaba huir de Saná, después de que este fin de semana decidiera romper la alianza que le unía a los hutíes desde 2014.

Militar de profesión desde 1958, mostró sus aspiraciones políticas en junio de 1974, cuando participó en el golpe de Estado incruento que derrocó al Consejo de la República presidido por Kadi Abdul Rahman al Iryani.

A partir de ese momento, su carrera despegaría y en 1978 fue elegido miembro del Consejo Provisional Presidencial y meses después presidente de Yemen del Norte y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.

Gobernó sin rivalidad y reforzó progresivamente un poder cada vez más autoritario, que intentó disfrazar, al igual que el resto de dictadores árabes coetáneos, de una democracia formal que le llevó a celebrar elecciones presidenciales con varios candidatos en 1999 y 2006.

Los principales retos de seguridad a los que hizo frente fueron la amenaza del grupo terrorista Al Qaeda, gracias a la que estrechó sus relaciones con Estados Unidos, así como los levantamientos protagonizados a mediados de 2004 y en agosto de 2009 por los rebeldes hutíes.

Los aires de la Primavera Árabe de 2011 sorprendieron a Saleh cuando ya había logrado que el Parlamento aprobara unos cambios provisionales que le permitían optar a un tercer mandato presidencial, prohibido por la Constitución.

Sus intentos de entorpecer la transición política llevaron al Consejo de Seguridad de la ONU a imponerle sanciones el 7 de noviembre de 2014 por amenazar la paz y la seguridad y dificultar la transición en el Yemen.

Sometido a cada vez más presiones, en septiembre de ese año, cuando sus antiguos enemigos del movimiento chií Ansar Alá, también conocidos como los hutíes, tomaron la capital en medio de protestas contra el Gobierno y el aumento del precio de los combustibles, Saleh decidió unirse a ellos.

Las protestas dieron paso a una cada vez mayor intervención en los asuntos del poder y finalmente los hutíes forzaron la dimisión, el 22 de enero de 2015, de Mansur Hadi, quien un mes después lograría huir a Aden.

En marzo de ese año, una alianza militar encabezada por Arabia Saudí intervino en el conflicto armado contra los hutíes y su principal socio, Ali Abdalá Saleh, que desde entonces han perdido terreno, aunque sin perder sus principales bastiones, entre ellos Saná.

Fuente: EFE

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