Con sus grandes callejones y edificios de mrmol blanco, el centro de Asjabad, la capital de Turkmenistn, se siente muy desierto.
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El nico sonido que se escucha proviene de las muchas fuentes.
Ocasionalmente uno se encuentra con empleadas de limpieza que barren y friegan las veredas sin cesar.
Y sin embargo, uno no puede evitar sentir que est siendo observado.
Un hombre vestido de civil con un walkie-talkie en la mano aparece del otro lado de la calle y comienza a gritarme que me detenga cuando empiezo a sacar mi cmara para filmar.
Los oficiales de polica que vigilan las calles son un recuerdo de que Turkmenistn es uno de los pases ms represivos del mundo.
Incluso cuando uno est manejando aparecen a tu alrededor.
Mi pequea cmara, sujeta a una de las ventanas laterales, captur a uno de los oficiales en su auto.
Estaba mirando directamente hacia la lente y hablando frenticamente por telfono.
Capaz su intencin era simplemente pasarme, pero ese tipo de encuentro genera temor entre la poblacin e impone la obediencia.
CONTRATO ROTO
Y el temor est creciendo. Cuando visit Turkmenistn hace siete aos, era sorprendente lo poco temerosos que eran los locales para hablar con la prensa extranjera.
En ese entonces, elogiaban al gobierno por el gas y los suministros elctricos gratuitos, y el combustible y los alimentos baratos.
Me record lo que aprend en mi clase de teora poltica sobre los contratos sociales: el Estado provee beneficios econmicos y a cambio los ciudadanos no cuestionan al Estado.
Hoy la sensacin es que ese acuerdo no est funcionando del todo.
Mi salario apenas me alcanza para alimentar a mi familia, me dice un residente de Asjabad.
Y qu si tenemos recursos energticos enormes? La gente comn no se beneficia mucho de eso. Incluso han instalado medidores de gas en nuestros departamentos, cuenta.
El gas y la electricidad ya no son gratuitos.
El precio de la carne y del transporte ha subido, se quej otro vecino.
Pero la gente no protesta. Tienen miedo, no solo por ellos mismos sino tambin por sus familiares, ya que aqu se aplica el castigo colectivo, agreg.
Sentado en una mesa de un restaurante, contndome de sus penurias, de pronto mi acompaante qued petrificado, con sus ojos clavados en una puerta donde una mesera haba dejado una nota.
Por qu hizo eso?, pregunt nervioso. Termin siendo una inocente nota para reservar una mesa.
VIVIR CON MIEDO
Segn Rachel Denber, de la organizacin defensora de derechos humanos Human Rights Watch, la situacin en Turkmenistn sigue siendo psima.
No hay libertad de expresin, ni para congregarse, ni libertad religiosa, afirm.
Es un pas en el que los ciudadanos viven temerosos de las autoridades a todo nivelincluso para algo tan sencillo como conseguir un aire acondicionado en el verano.
Y sin embargo los gobiernos de Occidente y las empresas buscan seducir a las autoridades para acceder a los enormes campos de gas que tiene el pas.
Turkmenistn tiene las cuartas mayores reservas de gas del mundo, y todos los aos se renen aqu las principales compaas energticas para una conferencia sobre el gas y el petrleo.
En ese encuentro, cada puesto tiene un retrato del presidente turkmeno, Gurbanguly Berdymukhammedov.
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Gurbanguly Berdymukhammedov, presidente de Turkmenistn (Reuters)
Al final del evento, los participantes en la conferencia agradecen al mandatario, sosteniendo su foto frente a las cmaras de TV.
La Unin Europea (UE) tambin est ansiosa de cooperar con Asjabad.
Representantes europeos actualmente negocian la construccin de un gasoducto bajo el mar Caspio para transportar gas turkmeno hasta Europa.
REFORMAS, DESPUS
Segn el representante de la Unin Europea en Turkmenistn Denis Danilidis, las reformas llegarn despus.
No evitamos tocar temas como los derechos humanos o el cumplimiento de la ley. Por el contrario. Pero los discutimos de manera positiva, seal.
Y al comprometernos con un proyecto como el gasoducto trans-Caspionuestro dilogo ser ms profundo y permitir un mayor nivel de confianza, lo que tambin (tendr un efecto) sobre nuestras discusiones de temas como los derechos humanos, dijo.
Para los activistas esto es una ilusin, y los representantes Occidentales deben dejar en claro al gobierno turkmeno las expectativas que tienen respecto a la situacin de los derechos humanos.
Turkmenistn sigue siendo uno de los estados ms aislados del mundo.
La expansin del internet a travs de la telefona celular ha trado algunos cambios, permitiendo a los turkmenos interactuar ms con el mundo exterior.
Pero toda la actividad online es monitoreada.
Uno tiene que registrarse y presentar su pasaporte para poder comprar una tarjeta SIM para el celular o para usar una computadora en un cibercaf.
Y la mayora de las redes sociales y los sitios de la oposicin estn bloqueados.
El gobierno hace absolutamente imposible tener alguna otra alternativa, afirma Denber.
Y el precio de probar una alternativa es ir a prisin por largo tiempo, o algo an peor, sentencia.