Milagros Asto Sánchez

La doctora peruana Liz Páucar Loli no vive en el país, pero está presente en las salas de operaciones del antiguo hospital de Ate Vitarte, donde sus colegas y compatriotas trabajan para salvar vidas durante la .

Liz Páucar es una huaracina de 42 años que radica desde el 2004 en Noruega. Hace cuatro semanas, vio una noticia del Perú que la remeció. Médicos y enfermeras lloraban afuera del hospital Alberto Sabogal del Callao acongojados por sus colegas contagiados y por la falta de equipos de protección personal (EPP). Fue un golpe directo al corazón. “En ese momento dije ‘ya no puedo ver esto, hay que hacer algo, por más pequeño que sea’”.

Ese “algo” fue contactar a sus colegas peruanos en varios países para motivarlos a colaborar con los médicos y enfermeras. No había alternativa. Desde su vivienda, en la ciudad de Lillehammer, creó en Facebook el grupo Médicos Peruanos en el Mundo Apoyan a Perú durante el COVID-19. Luego organizó a las personas dispuestas a ayudar. Para ello, utilizó una computadora y un celular, y, claro, puso mucha voluntad para alcanzar su objetivo.

Liz Páucar Loli vive en Noruega desde el 2004, pero decidió ayudar a sus colegas en el Perú. (Foto: Liz Loli / Cortesía para El Comercio)
Liz Páucar Loli vive en Noruega desde el 2004, pero decidió ayudar a sus colegas en el Perú. (Foto: Liz Loli / Cortesía para El Comercio)

Tan solo un mes después, el grupo tiene más de 1.000 integrantes y acaba de entregar su segunda donación. El primer hospital beneficiado fue el antiguo nosocomio de Ate Vitarte, otro centro médico donde los profesionales de sanidad corren riesgo de infectarse. “La idea es acumular dinero para comprar equipos de protección para los colegas médicos y técnicos de enfermería porque lo necesitan”, dice Liz a El Comercio.

Ella habla pausadamente a través del teléfono. Se la percibe cansada, pero satisfecha. Es egresada de la Universidad San Martín de Porres y se especializó en reumatología en Noruega. Hoy es jefa del cuerpo médico de Revmatismesykehuset AS. Sabe bien que el deficiente sistema de salud y la falta de recursos en el país son dos de las razones por las que nuestros hospitales se han convertido, prácticamente, en cementerios de pacientes y trabajadores de salud.

El virus ha afectado a todo el mundo, pero cuando ves que la situación se complica en tu patria, te das cuenta de que no puedes quedarte mirando. Veo a mi país con un sector Salud que tambalea desde mucho antes de la pandemia y cómo hospitales de alto nivel en Europa han colapsado. Es inevitable pensar que esto va a destruir al Perú”.

La peruana es jefa del cuerpo médico de Revmatismesykehuset AS, en la ciudad de Lillehammer. (Foto: Liz Noruega / Cortesía para El Comercio)
La peruana es jefa del cuerpo médico de Revmatismesykehuset AS, en la ciudad de Lillehammer. (Foto: Liz Noruega / Cortesía para El Comercio)

El camino al hospital

Liz ha dormido muy poco en el último mes. A su demandante trabajo como médica, ha sumado el desafío que supone lograr que las donaciones, organizadas desde Noruega y enviadas de varios países del mundo, lleguen hasta el Perú. Esto le demanda trabajar al 200%.

Desde el país escandinavo, cuyo óptimo sistema de salud y cultura ordenada fueron un factor decisivo para contener la pandemia, Liz coordina en forma permanente con los otros miembros del grupo y juntos eligen mediante votación el lugar al que desean ayudar. También comparten información sobre la situación en el país y estudios médicos sobre el virus, al tiempo que invitan a amigos y familiares a sumarse a su cadena solidaria.

Liz creó el grupo de Facebook el 19 de abril. Hasta este sábado, tenía más de 1.010 integrantes. (Imagen: Captura de pantalla)
Liz creó el grupo de Facebook el 19 de abril. Hasta este sábado, tenía más de 1.010 integrantes. (Imagen: Captura de pantalla)

Una vez elegido el hospital empieza el reto logístico. Recolectar las donaciones. Investigar sobre equipos médicos. Evaluar proveedores. Los esfuerzos del grupo se concentran en un objetivo: comprar equipos seguros. “A pesar de que no tenemos mucho dinero, queremos comprar cosas con garantía. Es por eso que tenemos que luchar contra el tiempo y contra los proveedores porque las mascarillas que tienen certificación son costosas. Eso es lo que nos preocupa cada día”.

En la donación al hospital de Ate, participaron unos 20 médicos que recolectaron cerca de 10 mil soles en dos semanas. Con ese dinero, compraron 200 mamelucos y 200 botas de uso quirúrgico, así como 80 unidades de mascarillas N95 NIOSH.

En Lima, el hermano de Liz y una amiga de ella se encargaron de las reuniones con los proveedores, de comprar y entregar la donación. Ambos son de su confianza. Son piezas claves para evitar engaños y lograr que la ayuda llegue a los profesionales médicos que la necesitan.

Para nosotros eso es lo importante. Sería muy fácil dar una donación y olvidarnos del resto. Lamentablemente, en nuestro país hay mucha corrupción. Haciéndolo de este modo sentimos que la ayuda llega a quienes lo necesitan y que no se quedará en instancias administrativas”.

En manos de los médicos

El 5 de mayo, médicos peruanos en Suiza, Noruega, Estados Unidos, España, Dinamarca y el Perú tuvieron los ojos puestos en Ate Vitarte. Aquel día, tan solo dos semanas después de que Liz creara el grupo en Facebook, se entregó la primera donación.

El cirujano pediátrico Max Bendezú fue el médico de base que sirvió de nexo entre los donantes y el hospital y estuvo presente en la entrega de la ayuda. El equipo quirúrgico donado es indispensable para cesáreas, partos, cirugías de emergencia y otros procedimientos. En cada intervención se emplean entre cinco y seis EPP, que deben utilizarse solo una vez.

Doctores del hospital de Ate recibieron las donaciones. (Foto: Max Bendezú / Cortesía para El Comercio)
Doctores del hospital de Ate recibieron las donaciones. (Foto: Max Bendezú / Cortesía para El Comercio)

Todos estábamos felices porque muchas veces nuestro espíritu de ayudar hace que nos expongamos sobremanera. Hemos estado operando sin el equipo de protección adecuado, reutilizando algunas mascarillas, poniéndonos mamelucos que no son de uso quirúrgico, hemos estado resolviendo los problemas como podíamos”, dice Bendezú a este Diario.

El personal médico felicitó el esfuerzo para que los EPP llegaran a quienes trabajan en la emergencia. “Se dieron el trabajo de contactar a las personas de planta y de entregarnos los productos en la mano. Agradecemos a quienes pueden ayudar con un granito de arena, por más pequeño que sea es bastante útil para nosotros”, agrega Bendezú.

Otra vez en Noruega, la doctora recibió una carta de agradecimiento del hospital de Ate que “tocó el alma” de todos los donantes. “Su labor altruista y solidaria es invaluable para nosotros y nos da la esperanza de saber que con la ayuda de personas caritativas que valoran el esfuerzo y dedicación que realizamos los profesionales de salud, lograremos superar esta difícil situación que estamos viviendo”, indica la misiva.

A través de una carta, el director del antiguo hospital de Ate Vitarte le expresó a Liz y al resto de donantes su "eterna gratitud" por su generosidad. (Foto: Max Bendezú / Cortesía para El Comercio)
A través de una carta, el director del antiguo hospital de Ate Vitarte le expresó a Liz y al resto de donantes su "eterna gratitud" por su generosidad. (Foto: Max Bendezú / Cortesía para El Comercio)

Los médicos peruanos en el exterior entregaron el viernes su segunda donación, esta vez a la región II de Loreto, a través del colegio médico. Ahora los donantes fueron más de 30 y el monto recaudado ascendió a 19 mil soles. “Las donaciones están aumentando y creo que es porque estamos demostrando que actuamos de corazón y por el amor que sentimos por nuestro país”, dice la doctora, que ya piensa en el siguiente paso.

Su padre, Cecilio Páucar, integraba el reconocido grupo Quinteto Lírico Huaraz y se regía por la música. Liz, en cambio, afirma que ella y los otros médicos se mueven al compás de la empatía y la solidaridad. “Eso es lo que nos da el impulso para hacer la diferencia, aunque sea poco es una diferencia y eso ayuda”.

Si alguna vez alguien le pregunta si la solidaridad realmente puede salvar vidas, responda que sí.

Liz invita a otros médicos y compatriotas en el Perú y el mundo a ayudar al personal médico peruano. (Foto: Liz Loli / Cortesía para El Comercio)
Liz invita a otros médicos y compatriotas en el Perú y el mundo a ayudar al personal médico peruano. (Foto: Liz Loli / Cortesía para El Comercio)

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¿Cómo ayudar?

Puede encontrar la iniciativa solidaria emprendida por nuestros compatriotas en el grupo de Facebook y en la plataforma virtual .

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¿Qué es el coronavirus?

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).

El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.

El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.

Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.

Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.

¿Cuánto tiempo sobrevive el coronavirus en una superficie?

Aún no se sabe con exactitud cuánto tiempo sobrevive este nuevo virus en una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus.

Estudios indican que pueden subsistir desde unas pocas horas hasta varios días. El tiempo puede variar en función de las condiciones (tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente).

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El Comercio mantendrá con acceso libre todo su contenido informativo sobre el coronavirus.

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Entierro tras entierro en el mayor cementerio de América Latina (AFP)

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