Trump espera que Boris Johnson sea el nuevo primer ministro británico para sellar un acuerdo de libre comercio. (Foto: Reuters)
Trump espera que Boris Johnson sea el nuevo primer ministro británico para sellar un acuerdo de libre comercio. (Foto: Reuters)
Virginia Rosas

Resulta imposible no relacionar a –el hasta ahora candidato más voceado en las encuestas para suceder a la primera ministra británica Theresa May– como el artífice de la crisis diplomática entre y el Reino Unido, que se desató a comienzos de esta semana con la publicación en el diario “Mail on Sunday” de correspondencia diplomática interna, en la que el hasta entonces embajador británico en Washington, Kim Darroch, calificaba de “inepto” al presidente y a su gobierno de “disfuncional”.

Sir Kim Darroch, un destacado diplomático de carrera muy apreciado por sus pares, renunció el miércoles tras recibir una andanada de insultos a través de la cuenta de Twitter de Trump, que lo llamó “tonto” y “estúpido inepto” antes de descalificar a la primera ministra británica, criticándola por su incapacidad para llevar a buen puerto una salida negociada de la Unión Europea.

Resulta evidente que en la trastienda del Foreign Office –cuyo titular fue alguna vez Boris Johnson– se cocinó la fuga de los documentos que fueron publicados por una periodista cercana a Arron Banks, el multimillonario de 53 años casado con la hija de un alto funcionario del Kremlin y principal financista de la campaña por el ‘brexit’ del líder de extrema derecha Nigel Farage.

Farage es tan amigo de Trump que, desde el 2016, este deseaba verlo como embajador de Gran Bretaña en Washington. Propuesta que Farage no ha contrariado, pues, según sus propias palabras, podría ayudar a construir una mejor relación en lo que concierne a servicios secretos, seguridad y comercio.

Pero May puede impedir que su sucesor nombre a un embajador más afín a Donald Trump, si antes de retirarse a sus cuarteles de invierno, el 23 de julio, saca un as de debajo de la manga y designa al nuevo representante en Washington.

Donald Trump profesa la misma amistad por Boris Johnson, a quien ya vislumbra como inquilino del 10 Downing Street (residencia del primer ministro en Londres) y con quien está dispuesto a emprender una serie de negocios, como la firma de un tratado de libre comercio, que ya se está diseñando con la visita a Washington del ministro de Comercio de Exterior británico, Liam Fox, quien se reunió el martes con Ivanka, la hija y consejera de Trump, sin la presencia de Darroch.

Este TLC entre el Reino Unido y Estados Unidos es la principal alternativa que los partidarios del ‘brexit’ propusieron para paliar la salida del Mercado Común Europeo, pero que resulta una incoherencia de los políticos antieuropeos, pues al liberarse del supuesto ‘yugo’ de la UE estarían sometiéndose al que les impondrá Washington.

En una de las misivas que Kim Darroch envía al Foreign Office, el diplomático duda que la administración Trump se vuelva “más normal, menos disfuncional, menos imprevisible, menos dividida, menos torpe e inepta diplomáticamente”. Lo mismo podría opinar, en este momento, cualquier funcionario extranjero en Londres con respecto a la política del Reino Unido, más desunido, incoherente y disfuncional que nunca.

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