
El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca tendrá un impacto considerable en la geopolítica internacional. En Latinoamérica las expectativas son especialmente altas por el rol que el presidente republicano pueda jugar en la crisis en Venezuela, donde Nicolás Maduro concretó un nuevo golpe de Estado al jurar como presidente pese a las pruebas de fraude electoral en su contra.
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Trump asumirá el poder este lunes 20, 10 días después de que Maduro impidiera que Edmundo González Urrutia entrara a Venezuela como tenía previsto para tomar posesión de la presidencia tras haber vencido como candidato de la oposición bajo el liderazgo de María Corina Machado. El régimen ha optado por hacer oídos sordos de la condena internacional y ha vuelto a aplicar en el país llanero una fórmula conocida: tiranía y represión.
Aún bajo la presidencia de Joe Biden, Estados Unidos tomó importantes medidas luego de la juramentación de Maduro. Subió el monto de recompensa por Maduro y su número dos, Diosdado Cabello, a 25 millones de dólares, la misma cifra que se ofreció por Osama bin Laden. Aumentó la presión con sanciones y tanto Biden como Trump se han referido a González Urrutia como “presidente electo”.
La pregunta ahora es si algo cambiará con Trump en el poder y si la crisis en Venezuela será uno de los temas a los que prestará atención. Aunque a algunos les decepcionó que Trump no se reuniera con González Urrutia cuando este estuvo de gira por EE.UU., el internacionalista Farid Kahhat considera que hay factores que indican que va a haber una actitud confrontacional contra el régimen venezolano. Una de las razones para creer esto se centra en los nombramientos que ha hecho el republicano.
“Está Marco Rubio como secretario de Estado, quien en general ha tenido una actitud férrea contra las dictaduras de izquierda en América Latina. Y a él hay que añadir a Mauricio Claver-Carone como enviado especial del Departamento de Estado para América Latina, quien también será bastante firme. Es por eso que yo esperaría una actitud confrontacional, que no necesariamente pasa por amenazar con el uso de la fuerza sino con imponer sanciones de mayor calado contra Maduro y su régimen”, dice a El Comercio.
Aunque se mantuvo en silencio respecto a la situación en Venezuela en los últimos meses, Trump reaccionó a la juramentación de Maduro para un tercer periodo consecutivo con un mensaje fuerte en el que habló de mantener la seguridad de la vida de los venezolanos y de los estadounidenses que están en Venezuela.
Para Luis Nunes, analista político afincado en el Perú, fue un mensaje fue claro, que, combinado con las acciones del Departamento de Estado y de los funcionarios del Departamento de Seguridad, prueba que “en poco tiempo Venezuela va a saber lo que es la mano dura de un gobierno que está dispuesto a todo”.
“La presión de Estados Unidos se va a fortalecer con la administración Trump con respecto a la de Biden porque además el nuevo gobierno tiene el poder de la Cámara de Representantes y del Senado y creo que van a poner medidas económicas muy fuertes. Y sabiendo cómo es Trump, un hombre venático, cualquier cosa puede pasar con el tema Venezuela y la población dentro y fuera de Venezuela estaría dispuesta a cualquier tipo de manifestación. Confío en que con Marco Rubio la presión que ejerza Estados Unidos pueda ser aún mayor. El tema venezolano será gravitante en la política exterior norteamericana”, señala.
Los otros puntos sobre la mesa
Pese al mensaje de Trump y el pronunciamiento que ha tenido hasta ahora Estados Unidos, aún no es claro qué tan contundente será la postura del mandatario republicano sobre Venezuela, especialmente por el factor petróleo.
La periodista venezolana Ronna Rísquez considera que existen dos posibilidades. La primera es que Trump siga la línea que tuvo en su gobierno anterior, que fue una línea de confrontación directa con Maduro y que pareciera mantenerse si se toman en cuenta las designaciones que ha hecho, con lo que todo pareciera apuntar a que no veremos una relación cercana con Maduro, sino todo lo contrario.
Por otro lado, señala Rísquez, hay algunas voces dentro de los republicanos que apuntan a que Trump tiene la necesidad de llegar a acuerdos con Maduro para buscar mecanismos de deportación de los migrantes venezolanos que están en Estados Unidos, y para buscar maneras de acceder al petróleo venezolano.
“Entonces tenemos estas dos líneas, sin embargo la última me parece más especulativa mientras que la primera está más relacionada con lo concreto o por lo menos con lo que hemos visto hasta ahora en las acciones de Donald Trump”, dice la periodista.
La politóloga María Puerta Riera, profesora de Gobierno Americano en el Valencia College de Orlando, apunta que la administración Biden está dejando la postura de una aproximación a la situación venezolana que a lo mejor va a ser difícil desmontar para Trump, no solamente por la extensión del TPS para los venezolanos -anunciada tras la juramentación de Maduro-, sino por el reconocimiento que hizo de Edmundo González Urrutia como presidente.
“El jueves 9, en medio de la situación dramática que se vivió con la desaparición momentánea de María Corina Machado, Trump, que había guardado silencio todos estos meses tras la elección fraudulenta del 28 de julio, se vio obligado a reconocer a Edmundo González como presidente electo. Para Trump va a ser muy difícil dar marcha atrás a lo hecho por Biden, si lo hace tendría que asumir las consecuencias”, afirma.
La experta añade que las consecuencias de la postura del nuevo gobierno serán importantes ya no para Trump porque él ya no puede volver a ser electo, “sino para el Partido Republicano y sus aspiraciones de seguir ganando en Florida y de seguir conquistando el voto hispano. Este es un tema que es clave para cubanos, colombianos, nicaragüenses en Estados Unidos”, apunta.