El Senado de Estados Unidos aprobó al inicio del año nuevo 2013 una iniciativa que neutraliza el alza general de impuestos y recortes al gasto gubernamental —el llamado abismo fiscal que ha comenzado— aunque lo hizo horas después de la fecha límite que se había autoimpuesto.

La votación en el Senado fue abrumadoramente a favor de la medida por 89-8 y tuvo lugar después de la media noche.

Según el acuerdo, los impuestos permanecerán sin variación para la clase media y se incrementarán a individuos que ganen anualmente más de 400.000 dólares y a parejas que tengan ingresos de 450.000 dólares, niveles que rebasan los propuestos por Obama durante su campaña en la que logró la reelección para un segundo periodo.

El mandatario afirmó que la medida constituye una propuesta equilibrada para reducir el déficit federal porque invierte en la clase media y solicita a los ricos que paguen un poco más (de impuestos).

FALTA LA CÁMARA DE REPRESENTANTES Con la aprobación en el Senado, quedó listo el escenario para el enfrentamiento definitivo en la Cámara de Representantes, donde se prevé que el martes o tal vez el miércoles se efectuará la votación de la iniciativa, la cual eleva las tasas fiscales a los estadounidenses ricos.

Incluso para la cotidianidad disfuncional de la parálisis entre el gobierno y el Congreso, fue notable la actividad entre ambas partes —ubicadas en los extremos de la histórica avenida Pennsylvania— ya que hasta las últimas horas de 2012 estuvieron regateando en torno a sus diferencias, que han durado bastante tiempo.

El acuerdo no debió tardar tanto; esto no puede ser un ejemplo de la manera cómo hacemos aquí las cosas, dijo el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, que negoció el convenio con el vicepresidente Joe Biden.

Quedaron aplazados los recortes a los gastos por 24.000 millones de dólares en dos meses que afectarían al Pentágono y programas sociales.

El acuerdo da tiempo a la Casa Blanca y los legisladores para que se reagrupen antes de que caigan rápidamente una vez más en una nueva ronda de disputas presupuestarias peligrosas que con seguridad girarán en torno a las exigencias de los republicanos de frenar los costos al Medicare y a otros programas sociales.

Los demócratas se quejaron de que Obama había cedido demasiado al aceptar que el aumento a los impuestos se limitara a ingresos superiores a 450.000 dólares anuales, muy por encima de los 250.000 dólares que pregonó durante la campaña electoral. No obstante, algunos republicanos también habían respingado ante la perspectiva del alza a los impuestos.