JUAN FRANCISCO ALONSO Desde Caracas, especial para El Comercio

La hallaca, una especie de tamal elaborado con harina de maíz y relleno de carne de cerdo, gallina y res con aceitunas y pasas, es el plato estrella de la Navidad en Venezuela. Sin embargo, tenerlo en la mesa en las pasadas fiestas fue toda una odisea para muchas amas de casa. ¿La razón? El endémico desabastecimiento de alimentos que aqueja a la primera reserva petrolera del mundo.

“En la Venezuela de hoy en un mercado puedes conseguir harina de maíz, pero capaz no pollo y por eso tienes que visitar otro u otros. Donde consigues el pollo no hay aceite y donde hay aceite seguramente no hay azúcar, café, papel de baño u otra cosa y así pasa con infinidad de productos a lo largo del año”, relata Peregrina Fernández, quien desde hace un par de años se dedica a realizar tortas y dulces por encargo.

Las autoridades niegan que haya escasez y sostienen que lo que hay que es un plan para desestabilizar al gobierno mediante el acaparamiento y la especulación. Sin embargo, el Banco Central de Venezuela (BCV) da la razón tanto a las amas de casa como a los empresarios. En un informe reciente, el BCV reportó que en el 2012 hubo serias fallas en el abastecimiento de los seis alimentos más sensibles para la población: harina de maíz –base de la popular arepa, pollo, arroz, leche, queso, aceite, margarina y azúcar. La carestía fue más notoria el pasado diciembre.

Según el reporte, que estudia la situación de 33 productos que con frecuencia están ausentes de los anaqueles en Caracas, el mes pasado solo en 67 de cada 100 mercados o supermercados se hallaba harina de maíz y solo en 33 de cada 100 se podía conseguir harina de trigo.

CONTRADICCIONES DEL CHAVISMO ¿Por qué un país que el año pasado recibió más de 100 mil millones de dólares por venta de petróleo no puede garantizar a sus ciudadanos los productos básicos de su dieta? Para el presidente de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, no hay una razón, sino varias, que resume en la errónea política económica del gobierno.

“En Venezuela hay un clima hostil hacia la actividad empresarial, hacia la inversión privada, hay una serie de regulaciones como los controles de precios y de divisas que lo que hacen es ahuyentar nuevas iniciativas de producción”, aseguró León, cuya firma tiene años estudiando el tema y su impacto en la opinión pública.

“A esto le debemos sumar que hay una política oficial que impulsa un aumento de la demanda, pero si no hay más oferta obviamente tendrás un problema de abastecimiento tarde o temprano”, agregó.

Tras recordar que el país no tiene capacidad para autoabastecerse de alimentos y que depende de las importaciones –en las cuales el año pasado gastó más de 50 mil millones de dólares el experto recordó que “en las últimas semanas el flujo de divisas se ha reducido sensiblemente y eso hace que no haya capacidad de sustituir lo que no se produce en el país por productos del exterior”.

La Cámara Venezolano Americana de Comercio (Venacham) denunció hace unos días que el 80% de sus afiliadas tiene problemas para que la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi, organismo al que los venezolanos que deseen adquirir bienes y servicios en el extranjero deben acudir para solicitar dólares o euros a precio oficial) les entregue las divisas necesarias para comprar materias primas y productos terminados.

La estatización de empresas de alimentos por parte del Gobierno y su incapacidad para gerenciarlas es otro motivo que León menciona como responsable de la actual situación. “Hoy el Estado tiene en su poder el 55% de la capacidad para producir harina de maíz, por ejemplo, pero apenas produce el 25%, mientras que el sector privado tiene el 45% de la capacidad de productiva y produce el 80% de lo que se consume”.

MÁS PRESIÓN GUBERNAMENTAL El vicepresidente Nicolás Maduro, ahora mismo rostro visible del Gobierno ante la enfermedad de Chávez, ha reconocido los problemas, pero los atribuye a las ansias de unos pocos empresarios y comerciantes que desean “explotar al pueblo” y a un plan para dañar la imagen del gobierno. Por ello, ha puesto en marcha un plan de fiscalización, gracias al cual 17 mil toneladas de alimentos han sido sacadas de almacenes, donde estarían siendo acaparados.

El presidente de Cavidea, Pablo Baraybar, negó que las empresas incurran en prácticas especulativas. Estas, por cierto, son castigadas en virtud a una ley que dictó en el 2009 la Asamblea Nacional y que señala que un comerciante o empresario señalado de acumular alimentos o manipular sus precios, además de tener que enfrentar onerosas multas, corre el riesgo de quedar inhabilitado para seguir ejerciendo su actividad.

El vocero del gremio de productores de alimentos aseveró que la normativa y las inspecciones del Gobierno lo que han hecho es agravar la situación, pues ahora los vendedores apenas tienen inventario para día y medio, por miedo a ser señalados de estar incurriendo en alguna infracción. “Treinta toneladas de alimentos se dice mucho, pero no es ni un día de venta”, indicó.

Luis Vicente León reconoció que estas medidas tienen un impacto a corto plazo, porque generan la sensación de que se busca solucionar un problema, pero advirtió que la realidad es diferente. “La respuesta del gobierno a los problemas de demanda es regular la oferta, en lugar de incrementarla. Puede haber acaparamiento y especulación, pero el verdadero problema es que no hay suficiente comida, porque ni la producimos ni la estamos importando”, sentenció.

Por último, León advirtió que si el gobierno no flexibiliza sus políticas el problema se agudizará y podría pasarle factura de producirse un nuevo proceso electoral debido a al deterioro de la salud del presidente Hugo Chávez .

“En el 2007 la escasez de leche que se registró en julio de ese año terminó dañando la imagen del gobierno, el cual perdió el referendo de la reforma constitucional que se celebró en diciembre”, recordó.

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