Los 'Indiana Jones' que buscan tesoros robados latinoamericanos
Los 'Indiana Jones' que buscan tesoros robados latinoamericanos

"No creo que hubiera podido encontrar una carrera más parecida a lo que siempre quise: ser Indiana Jones".

La frase la dice el estadounidense Brent Easter, quien soñaba con emular al conocido arqueólogo aventurero de las películas sin saber que terminaría convertido en un agente especial con la misión de combatir el tráfico ilícito de antigüedades.

Easter cuenta que en los últimos ocho años ha participado en decenas de investigaciones en las que ha logrado recuperar más de US$100 millones en objetos de otras culturas y civilizaciones"La he pasado genial", dice. "A veces puede haber mucho papeleo, pero buena parte del tiempo es gratificante y divertido".

Su labor también es importante: aunque no hay consenso sobre las cifras en las organizaciones dedicadas a combatir el tráfico de propiedad cultural, sí se considera que es uno de los negocios ilegales transnacionales más rentables del mundo.

Estados Unidos es uno de los mercados más grandes para esas antigüedades y América Latina, por su historia y por su cercanía geográfica con Norteamérica, es una de las principales zonas de origen.

El Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), al que pertenece Easter, considera que tres de las 10 repatriaciones más importantes de su historia involucraron precisamente a la región: más de 4.000 objetos arqueológicos devueltos a México, 14 pinturas y artefactos milenarios a Perú y 99 precolombinos a Panamá.

Easter ha formado parte de algunas investigaciones sobre América Latina y le explicó a BBC Mundo cómo ayudó a resolver uno de sus casos: el de un manuscrito peruano del siglo XVIII que fue devuelto a la embajada de ese país en Washington en el 2011.

Un libro viejo sin declarar

La historia comenzó cuando un agente de aduanas en Houston, siguiendo una pista de las autoridades, descubrió que un comerciante estaba tratando de ingresar al país con un libro viejo que no había declarado. El libro fue retenido para determinar su valor y su origen.

"Uno de los problemas que tuvimos en el comienzo fue identificar que fuera peruano", cuenta Easter.

"Lo que terminamos haciendo fue reunirnos con un sacerdote jesuita que estaba en la universidad de Fordham (en Nueva York), que logró descubrir un inventario de una pequeña biblioteca en Arequipa, Perú, de donde había sido robado", prosigue.

Una vez confirmada su autenticidad, ICE lo devolvió a las autoridades peruanas junto con otros objetos evaluados en US$43.000.

Entre ellos estaba una cerámica inca del siglo XV, un jarrón con la imagen de un felino del siglo IV y una escultura de más de 1.200 años.

Perú es uno de los países latinoamericanos que han firmado acuerdos de cooperación con Estados Unidos para combatir el tráfico ilegal de objetos arqueológicos.

Una misión especial

Al lado de Brent Easter, en la sede de ICE en Washington, está sentado su colega Michael Polouski, quien comenzó en el 2007 a investigar casos de tráfico de propiedad cultural.

Polouski le pidió a BBC Mundo que no lo fotografiara, pero sí accedió a contar una de sus investigaciones recientes, en la que debió rastrear unos artefactos mayas de Guatemala en los primeros meses del 2011.

"El Ministerio de Cultura de Guatemala nos contactó luego de que vio unas fotografías en una casa de subastas en Boston", cuenta Polouski. "Ellos sospechaban que algunas de las piezas eran mayas".

"Nosotros trabajamos en busca de la verdad, no tomamos partido", explica. "En este caso, la verdad es que los objetos habían sido sacados ilegalmente de Guatemala e importados ilegalmente a Estados Unidos para su venta".

Polouski descubrió esto tras notificarle a la casa de subastas que debía entregar todos los documentos sobre los objetos y los individuos involucrados. No recibió documentos de importación.

También pidió la ayuda de un antropólogo de la Universidad de Brandeis, en Massachusetts, que determinó que de los cuatro artefactos en cuestión, dos de ellos eran originales de la cultura maya. Los otros dos eran réplicas.

"Así que tras el debido proceso, los incautamos y repatriamos al gobierno de Guatemala".

La globalización criminal

La repatriación es uno de los elementos clave del trabajo que realizan Easter y Polouski y hasta la fecha, ICE ha devuelto 7.150 objetos a 27 países, entre ellos al menos 11 naciones de América Latina.

Pero ese interés especial en devolver las antigüedades ha recibido críticas de quienes consideran que debería dársele más prioridad a la sanción de los responsables.

"El enfoque actual solo genera más decomisos, pero no conlleva a una regulación efectiva", le dijo a BBC Mundo Derek Fincham, experto en las leyes sobre patrimonio cultural en la Escuela de Derecho del Sur de Texas.

"Así que cada vez que veo estas incautaciones y repatriaciones, veo las antigüedades sobre la mesa y una conferencia de prensa, pero es solo una parte de la historia. Nunca escuchamos de los individuos que están ingresando con esos materiales", dice.

Estos dos agentes -que trabajan en Investigaciones de Seguridad Nacional, una de las divisiones de ICE- comentan que, además de las repatriaciones, también están interesados en juzgar a los traficantes.

Polouski explica que uno de los aspectos que disfruta de su trabajo es "construir un caso criminal en el que los responsables son castigados y sienten todo el peso de la ley".

Pero Easter y Polouski también saben que es un negocio que se ha vuelto cada vez más difícil de combatir por su carácter transnacional y porque en ocasiones está vinculado a otros crímenes, como el narcotráfico.

"Los criminales, creo, han sido capaces de utilizar la globalización mucho mejor que los agentes de la ley", confiesa Easter, quien reconoce que las autoridades están buscando nuevas formas para combatir el tráfico. Su trabajo, por tanto, está lejos de terminar. Pues como concluye Polouski, "el juego constantemente está cambiando".

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