Estado Islámico mutiló el cadáver del jefe del museo de Palmira
Estado Islámico mutiló el cadáver del jefe del museo de Palmira

Damasco. El grupo yihadista Estado Islámico mutiló el cuerpo sin vida del ex director de antigüedades de la ciudad siria de Palmira tras ejecutarlo y colgarlo de un poste, indicaron este domingo a la AFP uno de sus hijos y el director general de antigüedades para Siria.


"Los habitantes de la ciudad me dijeron que el grupo Estado Islámico había cortado en pedazos el cuerpo de mi padre tras tenerlo un día colgado de un poste", declaró a la AFP Mohamad, hijo de Jaled al Asad.

"Mi padre repetía a menudo 'Moriré de pie, como las palmeras de Palmira'", relató el hijo, presente este domingo en un acto de condolencias organizado por la dirección de Antigüedades en el Museo Nacional de Damasco.

Jaled al Asad, de 82 años y director de las antigüedades de Palmira entre 1963 y el 2003, fue decapitado por los yihadistas el martes en esta conocida ciudad de la provincia central de Homs, que el EI conquistó en mayo.

Por las páginas web yihadistas circulaban fotografías del cuerpo de Al Asad atado a un poste, con su cabeza cortada en el suelo.

"Los primos de Jaled, que trabajan en el servicio de antigüedades, también me dijeron que el grupo descolgó el cuerpo del poste y lo mutiló", confirmó el director general del departamento de Antigüedades y Museos de Siria, Maamun Abdelkarim.

La UNESCO, Francia y Estados Unidos denunciaron este asesinato "brutal" cometido por "bárbaros".

"Mi padre se negó a irse de Palmira a pesar de las amenazas que recibía. Se escondió en un pueblo del desierto sirio hasta que el Estado Islámico lo encontró y se lo llevó el 20 de julio", relató Mohamad.

Anteriormente, el 21 de mayo, otro de los hijos de Jaled al Asad, Walid, actual director de Antigüedades de Palmira, fue secuestrado durante una semana por los yihadistas, que buscaban un escondite en el que creían que había oro, contó su hermano Omar.

Los yihadistas llevaron a Jaled y a Walid al Asad al centro cultural de Palmira, donde "pidieron perdón a Dios por haberse ocupado de ídolos y prometieron convertirse en verdaderos musulmanes", antes de ser liberados.

Pero el Estado Islámico volvió a buscar al padre el 20 de julio, lo encontró y lo llevó a un paradero desconocido. "No volvimos a tener noticias de él hasta que lo llevaron a la plaza pública para ejecutarlo", indicó Omar.

Omar y Walid, sus respectivas esposas y su madre salieron de manera furtiva de Palmira tras la ejecución y se dirigieron a Raqqa (norte) y luego a Homs (centro). Mohamad se había ido antes con 400 piezas de antigüedades con las que no se hizo el Estado Islámico.

Palmira, un oasis en medio del desierto, alberga las monumentales ruinas de una gran ciudad que fue uno de los mayores centros culturales del mundo antiguo. El lugar está inscrito por la UNESCO como patrimonio mundial de la Humanidad.

Fuente: AFP

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