Gisella López Lenci

El temible Estado Islámico (EI) perdió en el 2019 el califato que estableció en Iraq y Siria, pero no desapareció. El terror y fundamentalismo que implantaron durante cinco años, con decapitaciones públicas, secuestros y atentados terroristas, se instalaron en otros países donde -con más perfil bajo- han continuado con su objetivo de instaurar un régimen islamista absolutamente rigorista, que incluso hacen parecer moderados a los talibanes.