(Foto: Bloomberg, AFP)
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Harry Bazán Gómez

() consiguió la victoria en los comicios del domingo y gobernará  desde el 1 de diciembre gracias, en gran parte, al discurso moderado que mostró durante la campaña y al descontento masivo de los electores con los partidos históricos del país.

Tras dos derrotas consecutivas, AMLO, izquierdista de 64 años y con tendencia nacionalista, se presentó en esta contienda con un diluido discurso radical y como un candidato antisistema, sumando su rechazo por la corrupción y la violencia que aumentó en México durante los seis años de Enrique Peña Nieto, del PRI.

En el ámbito internacional, surge la interrogante sobre cómo será la relación que tendrá AMLO con el mandatario estadounidense Donald Trump, quien suele cuestionar con dureza a su vecino por temas migratorios sin, según la oposición a Peña Nieto, recibir una respuesta igual de dura por parte del Gobierno Mexicano.

Los analistas dudan de que AMLO pueda lograr los cambios radicales que propone. (Reuters)
Los analistas dudan de que AMLO pueda lograr los cambios radicales que propone. (Reuters)

Gerardo Rodríguez, politólogo de la Universidad de Las Américas Puebla, “lo que no existe [entre Estados Unidos y México] es un diálogo estratégico de alto nivel. Eso impide que avance de manera positiva la agenda de los países”.

“Hay que decir que la personalidad de Donald Trump no permite tener un diálogo serio”, agrega el politólogo a El Comercio. 

México [con AMLO en el poder] buscaría seguir teniendo un entendimiento ya que la dependencia económica [de Estados Unidos] es muy alta”, sentencia.

Rodríguez precisa que si la tensa relación entre Enrique Peña Nieto y Donald Trump se repitiese con AMLO, México cuenta con “espacios de diálogo directos con el Congreso, los gobernadores y con el sector empresarial que también lleva una parte de las relaciones entre ambos países”.

(Foto: Reuters)
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Por su parte, el internacionalista Farid Kahhat señala para este Diario que AMLO ha comenzado su etapa como presidente electo sin buscar “antagonizar al presidente de Estados Unidos”, aunque cabe la posibilidad de que el escenario pueda cambiar tras la toma de mando, el primer día de diciembre de este año.

“Si bien no espero escaladas de inmediato, el próximo año, la relación entre ambos mandatarios se pondría a prueba”, agrega.

“Entre Estados Unidos y México seguirán habiendo temas de controversia, dado que Trump ha hecho de México el chivo expiatorio de buena parte de sus problemas”, afirma Kahhat. “Es probable que López Obrador no tendrá la pasividad de Peña Nieto”.

— Una promesa de protección —

Muchos mexicanos en Estados Unidos decidieron participar y dar su voto a favor de AMLO con la esperanza de que el político brinde protección a los casi 12 millones que viven en ese país.

Durante las elecciones, AMLO prometió que no dejaría que México sea vulnerado por las políticas exteriores de Estados Unidos y rechazó de manera tajante los planes de Donald Trump de construir un muro fronterizo entre ambos países.

Si bien el tema migratorio es complicado, Gerardo Rodríguez precisa que “difícilmente México podría flexibilizar la política migratoria de Trump y los republicanos”, ya que no le correspondería hacerlo pese a lo dicho por AMLO.

“Lo que debe hacer el país es proteger a sus mexicanos y tener las capacidades y los presupuestos suficientes para la defensa legal de los paisanos que lo requieran a través de la contratación de despachos jurídicos para protegerlos en caso de deportaciones”, afirma Rodríguez.

El politólogo precisa que a México tendría que darle un enfoque a su política exterior como si fuese una “guerra de guerrillas” y tener “batallas inteligentes” junto con aliados específicos, como podrían ser los medios de comunicación, gobernadores o alcaldes que dependan del voto de los mexicanos o del comercio con el país y, sobre todo, “mantener el diálogo con los congresistas en Washington para empujar la agenda comercial, de seguridad y migratoria, con mucho tacto para que no se vea como intervencionista”.

México tiene que seguir empoderando políticamente a la comunidad mexicana en Estados Unidos como las otras minorías, que tienen un peso específico en el Congreso, como el lobby judío o afroamericano. Se tiene que impulsar esa agenda”, agrega, dejando claro que primero deben trabajar a nivel interno para asegurar que el país no siga teniendo problemas de imagen respecto a la corrupción o inseguridad.

Cabe resaltar que en repetidas ocasiones, Donald Trump utilizó los índices de delincuencia que registra Estados Unidos para acusar a México de enviar “criminales y violadores” a su país y argumentar así en favor del polémico muro fronterizo.

(Foto: AFP)
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Farid Kahhat también considera que el trabajo que podría realizar AMLO para proteger a los mexicanos en Estados Unidos se tendría que ubicar siempre en el plano legal y exigiendo que se cumplan “las normas internacionales de derechos humanos y prestar servicio consular, sobre todo algún servicio legal en caso de necesidad a los ciudadanos mexicanos o descendientes de estos”.

El internacionalista también precisa que más allá de eso, AMLO no podría demandar acciones puntuales al presidente estadounidense ya que “siendo Trump como es, elevar el tono de la disputa, puede llevar a que el presidente de Estados Unidos utilice el tema para movilizar a sus bases en el país norteamericano”.

“No creo que México quiera responder esto en un tono más enérgico y quiera hacer de esto un toma y daca constante ya que tiene mucho más que perder en el tema migratorio” ”, añade el internacionalista. “Se trata de sus ciudadanos los que están siendo detenidos en Estados Unidos y no al revés”.

— Una política exterior aislacionista —

Entre los desafíos más urgentes a los que se enfrenta AMLO es la violencia que se vive en México, que en el 2017 marcó la cifra récord de más de 25 mil asesinatos y solo en estos comicios se puso fin a la vida de 145 políticos.

Esta difícil realidad, junto a la corrupción, apunta a que, en un inicio, la política exterior de México no encabezará la agenda de AMLO.

“La política exterior de México [con AMLO] no será muy activa” ya que “la prioridad de Andrés Manuel es la política interna y económica”, asegura Gerardo Rodríguez. “México tendrá un periodo de aislacionismo internacional”.

(Foto: AFP)
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Sin embargo, el politólogo no niega la posibilidad que “se abran diálogos con los países de América Latina”, ya que los presidentes de izquierda, o donde hay una fuerte representación, “lo vean como un respiro al avance de gobiernos conservadores”.

México se aislaría de los grandes temas globales, como derechos humanos, democracia en la región” prevé Rodríguez, ya que actualmente el país “tiene muy buenos vínculos con todos los países de la región, salvo con Venezuela”, situación diplomática que se complicó durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.

“Sobre el tema de Venezuela no seguiríamos la línea del Grupo de Lima, incluso es probable que México salga del grupo para disminuir las tensiones en las relaciones con Venezuela, sin omitir la diplomacia que se mantiene con Nicaragua, Ecuador o Bolivia”, finaliza el politólogo.

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