No hace mucho, quienes querían guardar riquezas y secretos, optaban por las cajas de seguridad que había en las bóvedas de prestigiosos bancos.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
La costumbre fue despareciendo sin que muchos se percataran, pero no del todo. En plena Semana Santa, unos US$300 millones en joyas fueron robadas de las cajas de seguridad de Hatton Garden, el distrito de los diamantes de la capital británica.
El delito tuvo un sabor al pasado, en estos tiempos en los que la mayoría de robos se hacen por internet.
¿Pero qué hay dentro de estas cajas hoy en día?
Bajo unas calles ordinarias existen cámaras acorazadas con filas y filas de contenedores cerrados llenos de secretos y tesoros.
Puede ser joyería muy valiosa y documentos cruciales, quizá.
O papeles y fotografías cuyo valor es meramente sentimental.
Uno se puede hasta imaginar a algún espía guardando un pasaporte falso por si algún día tiene que huir.
El robo en Hatton Garden Safe Deposit Ltd le recordó a la gente cuán valioso puede ser su contenido.
RELIQUIAS DEL PASADO
Sin embargo, lugares como estos son cada vez más una reliquia del pasado.
La mayoría de los bancos los están eliminando gradualmente, algunos dejándo de ofrecerles el servicio a los clientes nuevos y otros vaciando sus bóvedas.
Los depósitos se remontan a la época en la que los documentos no eran digitales y la gente invertía su dinero en bienes físicos en lugar de en lugar de en intangibles.
Pero la cultura popular sigue estando cautivada por estas cajas seguras.
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Muy pocos bancos siguen ofreciendo el servicio, pero hay lugares especializados. (Foto: Getty Images)
Piensa en el aprendiz de mago Harry Potter accediendo a la bóveda del banco mágico de Gringotts.
O el héroe de acción Jason Bourne encontrando documentos falsos, grandes cantidades de dinero en metálico y una pistola cuando descubre su identidad anterior.
Y la trama central de El hombre más buscado (A Most Wanted Man, en inglés), la película del 2014 basada en la novela homónima de John Le Carré, involucra una caja de seguridad llena de euros.
Pero más allá de la ficción, en ocasiones estos depósitos generan titulares.
Como cuando se supo que una red de espías rusos que fue descubierta en Estados Unidos había utilizado este sistema para esconder certificados de nacimiento falsos.
Y el caso más reciente data de mayo del año pasado. En España los inspectores de Hacienda recuperaron un valiosísimo cuadro de Vincent Van Gogh de una caja de seguridad.
Pero salvo estas excepciones, la realidad de esta forma de custodia es más tranquila.
BRITÁNICOS DE ORIGEN ASIÁTICO
Los principales usuarios en el Reino Unido son los británicos de origen asiático, en su mayoría de India, cuenta Anil Khandelwal, quien en año pasado abrió Secure Deposits, un centro de depósitos de seguridad en la “milla de oro” de Leicester.
Los asiáticos tienden a regalar joyería por cumpleaños o en otras ocasiones especiales.
Prefieren las joyas “por su valor decorativo y porque son una buena inversión. Quizá se debe en parte al hecho de ser inmigrante”, explica Khandelwal. “El oro es fácil de vender. Es como una moneda”.
Y esto pone a esta comunidad en el punto de mira de los ladrones, quienes en algunos casos han asaltado propiedades armados con detectores de metales.
Así que tiene sentido que guarden la joyería en un lugar seguro lejos de casa.
Paul Riseborough, de Metro Bank, cuenta que los depósitos del banco están al límite de su capacidad en Hounslow y Slough, áreas de mucha población de origen asiático.
Aunque explica que más allá de esta comunidad también se demanda el servicio.
“Es popular entre la gente que quiere guardar documentos clave que, en caso de que se quemaran, les causarían muchas dificultades; papeles con otro valor que no es el monetario”, añade.
Normalmente los clientes que dejan cosas de valor a cargo de los bancos deben pagar un seguro por ellos. Para algunas compañías, como la de Khandelwal, es parte del contrato.
Rio (nombre ficticio), un británico asiático de 33 años de Lancashire, Inglaterra, paga US$58 para que le guarden un iPod de primera generación en un depósito de seguridad de un banco.
“No lo quería seguir usando, pero como fue un regalo tampoco lo quería vender”, dice.
Además, ahora es posible que valga un poco más que cuando se compró y su valor sólo puede incrementar, cree.
Además del iPod, en la caja tiene un reloj de US$730; también regalado.
SERVICIO COSTOSO
Pero Rio, empleado de banca, entiende por qué los proveedores no quieren ofrecer más este servicio.
Cada vez que un cliente quiere inspeccionar su caja deben acompañarlo dos empleados, de acuerdo al protocolo de los bancos.
Hacer el seguimiento de cuánto debe cargarse a cada usuario por el alquiler de un depósito es también una tarea que lleva mucho tiempo, añade.
Y los requisitos de seguridad son onerosos para los bancos, lo que no resulta rentable cuando el de las cajas ya no es parte de su negocio principal.
Los clientes de Secure Deposits, por ejemplo, tienen que utilizar una tarjeta de identidad en un lector, hacerse una foto que después comprobará un guardia de seguridad, escanear su huella digital y pasar a través de una esclusa de aire para entrar en una sala acorazada y a prueba de explosiones antes de abrir su caja con llave.
Por otro lado, los operadores también tienen que cumplir con la legislación destinada a prevenir el lavado de dinero y el fraude.
En el 2008 la policía allanó tres centros de cajas de seguridad en Londres como parte de una investigación.
Ésta respondía a la sospecha de que las redes criminales los utilizaban para almacenar lo obtenido a partir de sus actos delictivos.
Dentro de 3.497 cajas los agentes encontraron más de US$73 millones, así como cinco armas cortas, cannabis, heroína y crack, lingotes de oro, imágenes de abuso infantil, tres pinturas del siglo XVII de artistas holandeses, joyas y pasaportes falsos.
El propietario de los centros ingresó en la cárcel para pagar una pena de cuatro años y medio en el 2011.
Sin embargo, para la mayoría de las personas que alquilan un depósito de seguridad, el contenido de éste será mucho más mundano.
Aunque sea lo que sea, hay algo que hace que las cajas de seguridad conserven su misterio... siempre parecen guardar algún tesoro.