
Desde hace unos pocos años, la inteligencia artificial (IA) ha tenido un despegue impresionante, impulsada sobre todo por los modelos generativos con lenguaje natural. Consciente del rol de esta tecnología en el desarrollo de las naciones, el Gobierno de Estados Unidos anunció recientemente una inversión de 500.000 millones de dólares en infraestructura para la IA, en una operación considerada como la más ambiciosa de la historia en este campo.
El Proyecto Stargate es una alianza estratégica de empresas con el Gobierno Estadounidense que, de momento, ya cuenta con financiación de 100.000 millones de dólares que aportan OpenAI, Oracle, SoftBank y MGX. Microsoft, como aliado principal de OpenAI, también desempeñará un papel fundamental en Stargate.
Según Freddy Torres-Linares, profesor de la Universidad del Pacífico y especialista en tecnología, inteligencia artificial y márketing político, esta inversión responde a un cambio en la dinámica geopolítica, donde la tecnología ha pasado a ser un pilar estratégico en múltiples áreas:
“Las variables a nivel geopolítico han cambiado. La tecnología se ha convertido en una plataforma de ‘apalancamiento’ para diversas actividades. Ya habíamos visto una batalla por el despliegue de las redes 5G, así como el desarrollo y la expansión de centros de datos a nivel mundial. Además, en los conflictos bélicos recientes, la ciberseguridad se ha convertido en un dominio clave, funcionando en paralelo con las acciones en el campo terrestre”, comenta el docente a El Comercio.
La finalidad es construir la infraestructura necesaria para el desarrollo de la IA a gran escala en EE.UU. Para la Casa Blanca el ambicioso proyecto tiene como objetivo consolidar al país como líder mundial en inteligencia artificial, en un contexto donde China se posiciona como su principal competidor. Cabe resaltar la reciente presentación de DeepSeek, el chatbot chino impulsado con IA que tiene casi las mismas capacidades que ChatGPT, de OpenAI, pero que ha sido desarrollado con solo una fracción de su precio. Este podría resultar un dolor de cabeza para las ambiciones de Washington.

Vinculación con la seguridad nuclear e impacto
El mayor impulsor de esta jugada colosal es Sam Altman, CEO de OpenAI, compañía que acaba de anunciar que los Laboratorios Nacionales de Estados Unidos –instituciones de innovación científica dependientes del Departamento de Energía– comenzarán a usar sus últimos modelos de inteligencia artificial (IA) para tareas de seguridad de armas nucleares e investigación.
Se sabe hasta ahora que los modelos de OpenAI se utilizarán para: reducir el riesgo de una guerra nuclear, proteger materiales y arsenales nucleares a nivel mundial y mejorar la ciberseguridad y la protección de infraestructuras críticas, como la red eléctrica.
Para ello, OpenAI trabajará junto a Microsoft en la operación de la supercomputadora Venado, en el Laboratorio Nacional de Los Álamos, mientras que la plataforma ChatGPT Gov brindará asistencia en un entorno seguro para agencias gubernamentales.
“EE.UU. ha asegurado que la infraestructura de OpenAI puede operar de manera aislada con acceso exclusivo para el gobierno, garantizando que su tecnología no se mezcle con la utilizada por usuarios comunes. Le dan los modelos con la tranquilidad de que eso queda específicamente para ellos y que puedan ‘apalancarse’ no solamente del punto de vista nuclear, sino de otros aspectos relacionados con la acción militar”, señala Torres-Linares.
El Proyecto Stargate no es solo una inversión en inteligencia artificial, sino en la infraestructura que la hace posible. Según Eder Quispe, ingeniero informático de la PUCP, la capacidad de cómputo es un factor crítico en el desarrollo y la aplicación de la IA.
"Para que un modelo de IA pueda responder con precisión, necesita ser entrenado con volúmenes gigantescos de datos. Este entrenamiento puede tomar días o semanas y requiere una infraestructura de cómputo potente con GPU y almacenamiento masivo".
Uno de los grandes desafíos que enfrentan muchas instituciones y empresas es la falta de acceso a servidores con la capacidad suficiente para ejecutar modelos de IA. Es ahí donde entra en juego Stargate, que proporcionará a EE.UU. un "super cloud" exclusivo para aplicaciones de IA en sectores estratégicos como defensa, salud y vigilancia.
"El gobierno estadounidense ha entendido que, para aplicar la IA en situaciones reales y a gran escala, es necesario contar con una infraestructura robusta que garantice estabilidad, velocidad y seguridad".

Preocupaciones y desafíos
A pesar del entusiasmo del gobierno estadounidense, el Proyecto Stargate ha despertado preocupaciones en distintos frentes.
Por un lado, Elon Musk, empresario y asesor de Trump, ha cuestionado si realmente la inversión de 500.000 millones está asegurada, señalando que SoftBank tendría disponible mucho menos capital del anunciado. Se desconoce la veracidad de su afirmación, aunque es bien conocida su rivalidad con Altman y su oposición a la conversión de OpenAI en una empresa con fines de lucro.
Otra preocupación latente tiene que ver con el impacto ambiental. La construcción de centros de datos a gran escala podría generar un enorme consumo de energía y agua, en un momento en que la sostenibilidad es un tema clave.
“Muchos de los centros de datos utilizan energías renovables, pero la demanda sigue en aumento. Si la oferta no es suficiente, esto podría afectar los precios de la electricidad y generar dependencia energética. La guerra entre Rusia y Ucrania ya puso en el radar esta preocupación, y ahora EE.UU. busca avanzar en su soberanía energética”, expresa el profesor de la U. del Pacífico.
Finalmente están los riesgos estratégicos. Delegar la seguridad nuclear a una IA plantea interrogantes sobre la confiabilidad de estos sistemas en situaciones de crisis internacionales.
“En términos estratégicos, la implementación de IA en la seguridad nuclear no significa que se reduciría la supervisión humana. EE.UU. tiene estrictos protocolos de auditoría y seguridad, y cualquier uso de IA en este ámbito estará bajo constante monitoreo”, apunta a este Diario Torres-Linares.
“Ha habido varios casos de centrales nucleares comprometidas por ciberataques. Sin embargo, EE.UU. y sus aliados han desarrollado modelos de comando y control multidominio, donde la seguridad cibernética se integra con otros sistemas estratégicos”, agrega.

China en la mira: DeepSeek y la guerra tecnológica
El contexto geopolítico es clave para entender el impulso de EE.UU. en IA. Mientras Washington invierte millones en infraestructura, China no se queda de brazos cruzados. En los últimos días se popularizó DeepSeek, una IA de bajo costo que desafía el dominio estadounidense en el sector.
DeepSeek ha demostrado que se pueden desarrollar modelos de inteligencia artificial eficientes sin necesidad de una infraestructura tan costosa, lo que representa una amenaza para gigantes como OpenAI y Microsoft. De hecho, de acuerdo a informes, el modelo chino ha superado en algunas pruebas a ChatGPT y eso que ha sido construido con menos de la décima parte de lo que costó el chatbot de Altman.
“El caso de DeepSeek es un mensaje importante en cuanto al tiempo de desarrollo que les ha tomado ponerlo en producción, la rapidez de sus respuestas y el bajo costo de inversión. No es solamente el lanzamiento, sino que es como ‘Yo también tengo esto que aparentemente es más rápido, me ha demorado menos y además ha requerido muchísimo menos inversión’”, dice Torres-Linares.
Para EE.UU. es vital en la carrera por el liderazgo de la IA reforzar su estrategia de contención tecnológica, imponiendo restricciones a la exportación de chips avanzados y aumentando la inversión en centros de datos nacionales.
El Proyecto Stargate se inscribe dentro de esta carrera tecnológica entre EE.UU. y China, donde la inteligencia artificial no solo es vista como una herramienta de innovación, sino como un pilar estratégico de poder mundial.
Respecto a la competencia con China, Eder Quispe explica que modelos como DeepSeek presentan ventajas en costo y eficiencia, pero todavía tienen retos en cuanto a estabilidad.
"DeepSeek ha demostrado que se pueden desarrollar modelos de IA más económicos, pero el verdadero desafío es su fiabilidad. En mis pruebas, he tenido que repetir consultas múltiples veces hasta obtener una respuesta. Esto sugiere que la infraestructura que lo soporta aún no está optimizada para el mismo nivel de servicio que ofrecen ChatGPT o Gemini".
Esta diferencia en infraestructura es clave en la rivalidad tecnológica entre EE.UU. y China. Mientras Washington apuesta por garantizar un acceso fiable y seguro a la IA para el Estado, China sigue enfocándose en hacer que sus modelos sean más accesibles y escalables.
