(Foto: Google/ EFE)
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Redacción EC

La apacible localidad rural de Ripoll, en el norte de la región española de Cataluña, vive con sentida consternación que tres de sus vecinos sean sospechosos de los atentados de y Cambrils.

"Que los tengas de vecinos toda la vida y que te acaben haciendo esto...". María, una camarera, que como la mayoría de los entrevistados no quiso dar su apellido, no salía de su asombro tras el tentado de Barcelona.

Las detenciones dieron pie a momentos de crispación, con insultos, amenazas y empujones de algunos ripolleses a quienes hasta hace poco consideraban unos vecinos correctos y discretos.

Varias viviendas de la zona fueron registradas durante horas, la última de ellas en la Plaza Grande, cuyas terrazas de cafés se llenaron para asistir al espectáculo del trasiego de policías enmascarados.

El camarero de uno de esos cafés aseguró a la AFP que había servido cerveza a los sospechosos, que aún no han sido imputados, en numerosas ocasiones, la última vez hace dos días.

"Venían a tomar cerveza en otro bar de la plaza en el que trabajé. Hace dos días vinieron, dos de ellos y un niño, tomaron una Heineken, un café con leche y el niño un zumo", explicó. Como casi todos los entrevistados, habló de clientes normales que se comportaban inmaculadamente.

"Bueno, claro que sorprende", explicó un cliente de otro café, Albert Batlle, a la AFP. "Estas cosas sueles verlas en la televisión ocurriendo en otros países y siempre crees que les seguirá ocurriendo a otros. Y ya te afecta entonces, no digamos cuando ocurre en Barcelona y es obra de gente de Ripoll".

Batlle cree que es el momento de que los gobiernos de Cataluña y España colaboren y "se dejen de tonterías", en una alusión al debate sobre la independencia.

- Radicalización -

Otro ripollés que intervino en la charla y no quiso dar su nombre cree que los jóvenes implicados se habían radicalizado últimamente, se habían vuelto más antisociales y más fervientes religiosamente.

En la ciudad hay una mezquita que abrió en 2008 entre quejas de muchos vecinos, y también un monasterio del siglo IX que es una de los templos más reconocibles del arte románico catalán.

Ripoll pertenece a la provincia de Gerona y tiene 10.000 habitantes. Aunque en invierno atrae a muchos turistas de Barcelona que se acercan a las pistas de esquí de los Pirineos, en verano es un lugar somnoliento, cuyo silencio permite escuchar el discurrir del río Ter por el centro.

Es una ciudad lo suficientemente pequeña para que todo el mundo se haya visto alguna vez, y lo suficientemente grande para que no se conozcan bien, lo que daba pie a muchas habladurías este viernes.

También a la indignación. "¡El que conozca a los magrebíes no ha de sorprenderse de esto!", decía casi a gritos un hombre de unos 60 años, a lo que una señora le replicaba: "no son todos iguales, no seas así".

La señora había vivido en uno de los edificios registrados por la policía, y explicó que se cruzaba a menudo con el mayor de los hermanos Oukabir, Driss, cuya documentación se encontró en la furgoneta que arrolló a los peatones en La Rambla de Barcelona.

"Era educado", sentenció. Driss fue arrestado por la policía el mismo jueves y habría asegurado que su hermano pequeño le había quitado la documentación.

El hermano pequeño de Driss, Moussa, el viernes por la tarde seguía oficialmente en paradero desconocido.

El segundo detenido de Ripoll es un amigo de Driss, y el tercero y último es el propietario de un locutorio, del que sólo se conoce su nombre, Salah.

(Fuente: AFP)

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