Rusia y Siria están a punto de tomar la devastada Alepo
Rusia y Siria están a punto de tomar la devastada Alepo

El asedio de por el ejército de , apoyado por , hipoteca el triple objetivo de las potencias occidentales, es decir vencer a los yihadistas del Estado Islámico, detener el flujo de refugiados y echar al presidente Bashar al Asad del poder.

"Con el poderío militar ruso, se entra en una guerra asimétrica. Si el régimen sirio, con la ayuda de los rusos, recupera Alepo, será el fin de la guerra clásica", estima la siria Bassma Kodmani, ex portavoz del Consejo Nacional Sirio (oposición).

Las fuerzas gubernamentales sirias, apoyadas por Rusia, Irán y el Hezbolá libanés, lograron cercar prácticamente Alepo, parcialmente controlada por los rebeldes. La pérdida total de la segunda ciudad del país debilitaría sumamente a los rebeldes, ya en difícil situación en otros frentes.

La ofensiva contra Alepo hizo huir hacia la frontera turca a decenas de miles de sirios, que se agregan a los millones de sus compatriotas refugiados ya en la región o en Europa.

Si la ciudad es tomada, "la resistencia adoptará otra estrategia, probablemente la guerrilla", afirma Kodmani.

"La guerra civil nutre una horrible crisis humanitaria, con evidentes repercusiones en las dos grandes preocupaciones de los occidentales que son los refugiados y el extremismo", sostiene Julien Barnes-Dacey, experto del Consejo Europeo para las Relaciones Exteriores.

Además de esos dos aspectos, la toma de Alepo por las fuerzas gubernamentales dejará maltrecha la estrategia adoptada por los occidentales.

Considerado en gran dificultad hace un año, Bashar al Asad estará de nuevo en posición de fuerza frente a Estados Unidos, Francia, Turquía y ciertos países árabes, como Arabia Saudí, que apostaron por su caída.

Además, las negociaciones sobre Siria, si se reanudan un día, "se realizarán sin la oposición", considera incluso Agnès Levallois, especialista de Oriente Medio.

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Ilusiones sobre una solución diplomática 

La oposición reclamó el cese de los bombardeos rusos y el levantamiento de los cercos de unas quince ciudades en las que, según la ONU, unas 500.000 personas viven sin tener acceso a la ayuda humanitaria. En el mismo momento, se anunciaba el sitio completo de Alepo, lo que deja aún más a los rebeldes en posición de inferioridad.

La evolución de la situación en el campo de batalla "podría permitir a Bashar hacer pasar al primer plano a otra oposición, elegida por él. Gentes que él considera aceptables, como por ejemplo opositores del interior o personas como Haytham Manna", un militante de los derechos humanos, señala Agnès Levallois.

"Podría concretarse entonces el proyecto de los rusos", es decir convertir a Al Asad en "la única defensa contra el Estado Islámico".

Pero se trata de un mal cálculo, ya que esa bipolarización empujaría a la comunidad sunita hacia el grupo yihadista, que podría presentarse entonces como "único defensor de los sunitas frente al régimen sirio", dominado por un clan alauita y ayudado por los grandes actores chiitas de la región (Irán y Hezbolá), analiza Levallois.

El error de las potencias occidentales ha sido "apoyar a los rebeldes con la idea de que iban a combatir al EI y no al gobierno. Pero eso no funcionó", considera Columb Strack, experto del grupo IHS de Londres.

La derrota de los rebeldes moderados podrá ampliar el espacio del EI, advierte Hassan Hassan, del Tahrir Institute for Middle East Policy de Washington.

"Los rebeldes piensan que están perdiendo la guerra. Eso crea oportunidades para nuevos grupos extremistas. Si el régimen toma el control de algunas de esas zonas el EI podrá volver a ellas más fácilmente", sostiene Hassan, añadiendo que "ése será uno de los principales temas en los próximos meses".

Los occidentales se "mecen con ilusiones" al pensar que una solución diplomática es posible todavía, recalca.

Fuente: AFP

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