
El 24 de febrero de 2022 las tropas rusas cruzaron la frontera ucraniana, desatando una guerra que ha dejado miles de muertos, ciudades en ruinas y millones de desplazados. Tres años después, por primera vez, surge la posibilidad de un alto al fuego.
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Estados Unidos y Ucrania acordaron una tregua temporal de 30 días en un encuentro celebrado este martes 11 en Arabia Saudita, con la expectativa de que Rusia también se sume a la iniciativa. Sin embargo, el Kremlin aún no ha dado una respuesta oficial y ha señalado que espera recibir detalles del plan antes de pronunciarse.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, afirmó que espera contactos con Moscú en las próximas horas para conocer su postura. “Si Rusia dice que no, eso nos dirá mucho sobre cuáles son sus objetivos”, advirtió. La presión de Washington y sus aliados europeos es clara: la decisión ahora está en manos del mandatario ruso, Vladímir Putin.
La reanudación de la ayuda militar estadounidense
Paralelamente a la negociación de la tregua, Estados Unidos reactivó el envío de armas a Ucrania, que había sido suspendido por orden de Donald Trump. La decisión se produjo inmediatamente después de que Kiev aceptara el alto al fuego propuesto por Washington.
Las entregas ya han comenzado a través de Polonia, según informaron fuentes oficiales. Ucrania, que enfrenta una severa escasez de personal y recursos, depende en gran medida del apoyo militar occidental para resistir los embates rusos. No obstante, el reinicio de la ayuda también podría endurecer la postura de Moscú en la negociación.

Rubio indicó que el restablecimiento de la asistencia militar incluye no solo armamento, sino también inteligencia estratégica. Polonia, un punto clave en la logística de suministro a Ucrania, confirmó que los envíos han regresado a su nivel previo.
Para Enrique Banús, internacionalista y director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Piura, la ayuda militar es un factor determinante en este proceso. “A Ucrania le tenían que ofrecer algo a cambio, y la suspensión de la ayuda militar fue un castigo muy severo, no solo por el equipamiento, sino por la interrupción del flujo de inteligencia. Para el desarrollo del conflicto, perder ese acceso a información estratégica fue aún más grave que la falta de armas, porque dejó a Ucrania en una situación de mayor vulnerabilidad”, explica.

El expresidente Donald Trump ha logrado lo que ni Europa ni la administración de Joe Biden consiguieron en tres años de guerra: avanzar hacia una tregua en Ucrania. Sin embargo, el internacionalista Enrique Banús advierte que el alcance real de este acuerdo aún es incierto.
"Trump ha conseguido plantear una tregua, pero el asunto es muy vago. No sabemos exactamente cuáles son las condiciones ni qué significa en términos concretos. Lo que sí es claro es que logró algo que otros no habían conseguido", señala Banús.
El especialista también cuestiona la sostenibilidad de esta estrategia, considerando que Trump ha actuado prácticamente en solitario, sin involucrar a otros actores clave. "Habrá que ver si el precio a pagar es demasiado alto. Si esta tregua puede sostenerse en el tiempo o si terminará siendo una medida temporal sin impacto real en el conflicto", añade.

¿Aceptará Rusia la tregua?
Hasta el momento, el Kremlin se ha mostrado cauto. Dmitry Peskov, portavoz del gobierno ruso, insistió en que es demasiado pronto para adelantar una respuesta y que Moscú necesita más información antes de tomar una decisión.
La realidad en el campo de batalla podría influir en la postura de Putin. En las últimas semanas, Rusia ha recuperado terreno en la región fronteriza de Kursk, donde fuerzas ucranianas habían incursionado en agosto. Las autoridades rusas han enfatizado que cualquier acuerdo de cese al fuego debe darse bajo sus términos y no bajo presiones occidentales.
Algunos analistas sugieren que Moscú podría condicionar su aceptación del alto al fuego a la prohibición del envío de armas occidentales a Ucrania o incluso exigir elecciones en territorio ucraniano antes de cualquier acuerdo de paz definitivo.
De momento, Putin encargó este miércoles 12 al Ejército aplastar a las Fuerzas Armadas de Ucrania que aún permanecen en la región rusa de Kursk, donde Rusia ha recuperado el 86 % del territorio ocupado por el enemigo, según sus militares.
No obstante, para Banús, la posición de Moscú no dependerá tanto del avance militar reciente, sino de la estrategia diplomática de Estados Unidos. “En principio, Rusia no parece estar interesada en una tregua. La clave aquí es si Trump tiene los medios para presionar a Rusia de la misma forma en que lo hizo con Ucrania. Está claro que Putin no quiere tensar demasiado su relación con Trump, pero tampoco ha mostrado interés en una tregua; de hecho, ha reiterado en varias ocasiones que su objetivo es una victoria total en el conflicto”, señala.
El internacionalista también subraya la falta de claridad en los términos del acuerdo. “Si la propuesta es simplemente una tregua de 30 días sin más contexto, es difícil que Rusia la acepte, especialmente porque actualmente tiene una posición militar algo más favorable. Las treguas suelen usarse para rearmarse, no para hacer una pausa indefinida. Por eso, es clave entender qué viene después de estos 30 días: ¿habrá negociaciones?, ¿bajo qué términos?”, dice.
Para el analista César Llona, docente de Negocios Internacionales de la Universidad de Lima, la estrategia en Ucrania forma parte de una estrategia más amplia de Washington, cuyo verdadero foco está en Asia.
"Estados Unidos está priorizando su enfrentamiento con China y dirigiendo su atención hacia la región del Indo-Pacífico, racionalizando sus recursos. Para ello, necesita reducir las tensiones en el frente ucraniano", explica.
Sobre el reciente acercamiento entre Donald Trump y Vladímir Putin, que ha desconcertado a varios aliados europeos, Llona considera que responde a un cálculo estratégico.
"Tiene que ver con un panorama geopolítico mayor, vale decir, lo que está haciendo Estados Unidos es tratar de sacar a los rusos de la órbita china", apunta.
Para que esta estrategia funcione, Europa debe asumir un rol más autónomo. Aunque Estados Unidos sigue necesitando al continente como plataforma para proyectar su poder en Medio Oriente y África, también busca que los países europeos incrementen su independencia y compromiso con el gasto en defensa.

El papel de Europa y las posibles repercusiones
El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, subrayó que la tregua debería contar con el respaldo de los aliados europeos y que su implementación podría ser monitoreada para garantizar su cumplimiento. Sin embargo, en el Kremlin existe desconfianza sobre los verdaderos objetivos de Occidente.
Al mismo tiempo, hay indicios de que Rusia podría intentar negociar el levantamiento de algunas sanciones impuestas por la Unión Europea como parte del acuerdo. La posición de los países europeos será clave en la evolución de las conversaciones.
Si Rusia rechaza la propuesta de alto al fuego, EE.UU. y sus aliados tendrían que replantear su estrategia ante el conflicto. “La pelota está en su campo”, insistió Rubio. Por ahora, la guerra sigue su curso, a la espera de una respuesta del Kremlin que podría definir el futuro del conflicto.
“El impacto [de un rechazo por parte de Rusia] dependerá en gran medida de cómo reaccione Estados Unidos, y con Trump eso es difícil de predecir. Si responde diciendo ‘de acuerdo, reactivamos completamente la ayuda militar a Ucrania’, eso tendría un impacto significativo en el desarrollo del conflicto. Pero si, en cambio, decide imponer nuevas sanciones a Rusia, la pregunta sería: ¿qué tipo de sanciones y qué tan efectivas podrían ser?”, remata Banús.