
La posibilidad de que Estados Unidos y Rusia avancen en conversaciones de paz sobre Ucrania sin la participación de Europa ha generado inquietud en la OTAN y en los países miembros de la Unión Europea (UE). Aunque Washington niega que se trate de una “traición” a Ucrania, el diálogo telefónico de esta semana entre Donald Trump y Vladimir Putin ha sido recibido con cierto malestar entre sus aliados europeos.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha señalado que Kiev debería coordinar primero con Washington antes de que Moscú entre en la ecuación. Mientras tanto, la UE y la OTAN advierten que cualquier negociación sin su presencia será inviable y ponen en duda el compromiso estadounidense con la seguridad del bloque transatlántico.
Washington defiende el diálogo con Moscú
El miércoles 12, Trump y Putin sostuvieron una conversación telefónica de casi hora y media para discutir posibles caminos hacia la paz en Ucrania, un contacto que no incluyó a Kiev ni a los principales líderes europeos, si bien luego de hablar con el líder ruso Trump también se comunicó con Zelenski.
En respuesta a la controversia desatada, el secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, aseguró que no hay ninguna traición en la postura de su país y subrayó que el objetivo es encontrar una solución negociada al conflicto.
“No hay traición ahí. Hay un reconocimiento de que el mundo entero y Estados Unidos están implicados e interesados en la paz. Una paz negociada”, afirmó Hegseth en Bruselas, tras una reunión con sus homólogos de la OTAN.

Sin embargo, el alto funcionario estadounidense también sugirió que Ucrania tendrá que hacer concesiones, como reconocer que un retorno a las fronteras previas al 2014 es un escenario poco realista, en referencia a la anexión de Crimea por parte de Rusia.
Trump, por su parte, ha dejado abierta la posibilidad de reunirse con Putin en Arabia Saudita en el corto plazo, un movimiento que refuerza la impresión de que Europa ha quedado relegada en el proceso.
“Indudablemente, esto es problemático y así lo han manifestado de inmediato la Unión Europea, la OTAN y el propio gobierno de Ucrania. Sin embargo, esta situación responde al estilo característico de Trump: él quiere cerrar frentes de guerra rápidamente porque su interés está en otras prioridades. Para él, este conflicto es una molestia y lo maneja como un empresario que quiere cerrar un trato, imponiendo condiciones con una estrategia de presión, especialmente en el ámbito económico", señala a El Comercio sobre la nueva estrategia de Washington Enrique Banús, internacionalista y director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Piura.

Europa y la OTAN exigen un sitio en la mesa
El anuncio de Washington ha provocado una reacción contundente en Europa. Líderes de la UE y la OTAN insisten en que no puede haber negociaciones sobre Ucrania sin Ucrania y que cualquier acuerdo que excluya al bloque europeo será inviable.
La jefa de la diplomacia de la UE, Kaja Kallas, advirtió que un pacto sin la presencia de Europa fracasaría: “Sin nosotros en la mesa, pueden acordar cualquier cosa, pero no habrá implementación”, advirtió.
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, subrayó que una eventual paz debe ser más que un simple alto el fuego y que Europa debe desempeñar un papel central en el proceso. En la misma línea, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, calificó de “lamentable” que EE.UU. haya hecho concesiones antes de que se instale una mesa de negociación formal.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, señaló que es “crucial” que Ucrania esté estrechamente involucrada en cualquier acuerdo que la concierna. La preocupación de la alianza atlántica no es solo la exclusión de las negociaciones, sino el impacto que esto podría tener en la estabilidad y el futuro de la organización.
Para Roberto Heimovits, analista internacional, es importante recordar que la ayuda de EE.UU. a Ucrania no ha sido unilateral.
“Ucrania también ha servido a los intereses de Washington al debilitar el poder de Rusia, lo que se ha visto reflejado, por ejemplo, en la caída del régimen de Basahar al Asad en Siria, un aliado clave de Moscú e Irán”, comenta a este Diario.
Él cree que si EE.UU. llega a un acuerdo sin Europa ni Ucrania, la situación podría compararse con el Pacto de Múnich de 1938, cuando Francia y Reino Unido negociaron con la Alemania nazi y la Italia fascista el destino de Checoslovaquia sin la participación de este país. “Aquella concesión no solo debilitó a Occidente, sino que pavimentó el camino hacia la Segunda Guerra Mundial", opina.
“En este contexto, si Washington decide abandonar a Ucrania en la mesa de negociaciones, Kiev quedaría indefenso frente a Rusia, y Europa se vería obligada a tomar medidas más drásticas para evitar que esto siente un precedente peligroso para su propia seguridad", agrega.

Zelenski busca negociar primero con Trump
Ante el giro en las negociaciones, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha pedido coordinar primero con EE.UU. antes de incluir a Putin en el proceso. La posición de Kiev sigue siendo firme en rechazar cualquier acuerdo que implique la cesión de territorio.
“El mensaje es que continuaremos. Somos fuertes y capaces, y terminaremos por cumplir”, afirmó el ministro ucraniano de Defensa, Rustem Umerov, desde Bruselas.
En paralelo, China ha respaldado el diálogo entre EE.UU. y Rusia, destacando que se trata de “dos países influyentes” y que el camino hacia la paz debe pasar por la negociación. El Kremlin, por su parte, ha expresado su interés en que el encuentro entre Trump y Putin se concrete lo antes posible.
Para Banús, desde el 2014, Crimea está prácticamente perdida. “En ese momento la reacción europea fue tibia, se priorizó mantener abiertas las relaciones comerciales con Rusia. Ahora se ha demostrado que esa estrategia no funcionó, pero es poco realista pensar que la situación pueda revertirse”.
“Lo clave aquí no es solo aceptar que Ucrania no podrá recuperar ciertos territorios, sino qué compensaciones recibirá a cambio. Zelenski no puede regresar a su país sin ningún tipo de acuerdo, por lo que necesita presentar garantías a su población. Hasta ahora, no ha habido ninguna oferta concreta en ese sentido”, añade Banús.
Cabe señalar que se ha mencionado la posibilidad de tropas de paz europeas o de la OTAN en el territorio ucraniano tras la firma de un acuerdo, pero este punto sigue sin definirse. Lo que sí está claro es que Trump no ha explicado cuál será su oferta a Ucrania, más allá de presionar con la amenaza de cortar el financiamiento.

Una fractura en la seguridad transatlántica
Las tensiones entre EE.UU. y sus aliados europeos reflejan un cambio en las prioridades de Washington. La Administración Trump ha insistido en que Europa debe asumir mayor responsabilidad en su seguridad, una posición que genera incertidumbre sobre el papel futuro de la OTAN.
Para el ministro francés de Defensa, Sébastien Lecornu, la alianza atlántica se encuentra ante su “gran momento de la verdad”. La pregunta que muchos en Bruselas y en las capitales europeas se hacen es si el bloque transatlántico seguirá siendo tan fuerte en los próximos años o si esta negociación marcará el inicio de una nueva configuración geopolítica en la región.
De acuerdo a Heimovits, si Trump realmente firma un acuerdo con Rusia a espaldas de la OTAN y de Ucrania, la alianza atlántica podría quedar seriamente debilitada. Los estados del Viejo Continente ya no tendrían la certeza de que EE.UU. cumplirá con el principio de defensa mutua, lo que abriría la puerta a una mayor vulnerabilidad frente a Rusia.
“El dilema para Europa sería claro: aceptar pasivamente la decisión de EE.UU. o cambiar radicalmente su política de defensa. Esto implicaría un aumento significativo del gasto militar, algo que los países europeos podrían hacer, dado que su PBI combinado es entre seis y ocho veces mayor que el de Rusia. Sin embargo, la gran pregunta es si existe la voluntad política para asumir esa carga de manera independiente“, apunta.
Sin embargo, el analista considera que más allá de la crisis en Europa, existe un problema de fondo aún más preocupante. Si EE.UU. decide abandonar a sus aliados frente a sus agresores, como Rusia en este caso, otros países en riesgo, como Taiwán frente a China o Corea del Sur frente a Corea del Norte, podrían optar por desarrollar armas nucleares para protegerse.
“Este escenario podría derivar en una proliferación nuclear sin precedentes, donde incluso países como Japón podrían considerar la opción nuclear ante la incertidumbre de la protección estadounidense", acota.