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La 'ciudad de la paz' que vive bajo el terror de Boko Haram - 2
Redacción EC

La campaña de violencia de Boko Haram en Nigeria se convirtió recientemente en el foco de la atención internacional, cuando el grupo extremista secuestró a más de 200 colegialas. Los militantes han sido expulsados de su anterior bastión, Maiduguri. Pero la BBC envió a un periodista encubierto -por su propia seguridad y la de sus entrevistados- y encontró a los residentes viviendo con temor.

Con un machete en una mano y un palo en la otra, un adolescente agitado nos detiene, mete su cabeza por la ventana y revisa rápidamente el auto.

Él maneja uno de cientos de puestos de control en Maiduguri, la capital del estado nororiental de Borno, y es miembro de una milicia civil conocida como la Fuerza Operativa Conjunta (JTF, por sus siglas en inglés) que protege la ciudad.

Maiduguri fue alguna vez el bullicioso centro comercial del noreste de Nigeria. Los mercaderes llegaban de todo el país y de las naciones vecinas, con artículos como repuestos de autos y materiales de construcción, y se llevaban ganado y pescado.

Pero el estado de Borno -"Hogar de la Paz" es su desfasado lema- perdió su inocencia en 2009, cuando Boko Haram emprendió operaciones militares para crear un estado islámico.

Los últimos cinco años han sido los más tumultuosos en la historia de Maiduguri.

AMENAZA CON VOLVER
En 2010, Boko Haram se reagrupó para organizar una oleada de atentados con bombas y tiroteos.

Hace dos años, sus combatientes deambulaban libremente en sus calles. La gente se debatía entre arriesgarse a represalias por reportarlos y ser acusados de colaboración por el ejército si se quedaban callados.

Hartos de lo que percibían como la inacción del gobierno, el año pasado la JTF fue de casa en casa, erradicando a los militantes.

Ahora la ciudad está recuperándose gradualmente y algunos de los que se fueron han comenzado a volver. "Agradecemos a Dios por la actual paz y esperamos que dure", dice un soldador de 49 años.

Pero esa paz parece frágil y tanto la gente como el ejército lo saben. El cabecilla de Boko Haram, Abubakar Shekau, ha declarado la guerra a todos los residentes de Maiduguri, especialmente a los miembros de la JTF.

En muchos sentidos, Maiduguri parece una isla.

Casi todas las otras partes de Borno están expuestas y las aldeas en las afueras de la ciudad son atacadas frecuentemente.

"DESPEPERADOS"
"Nuestra mayor preocupación es por los aldeanos, los están matando como a hormigas; están asesinando a gente inocente de día y de noche", dice el soldador, quien como otros pide anonimato por temor a represalias.

Naciones Unidas calcula que 650.000 personas han sido desplazadas por las acciones de Boko Haram y que ha habido un flujo constante hacia Maiduguri.

"Estamos desesperados", afirma un hombre que se refugió en la casa de un tío con su esposa y siete hijos. "Los atacantes quemaron nuestra aldea y mataron a mucha gente".

Las aerolíneas comerciales no reanudan sus vuelos a Maiduguri desde que el aeropuerto fue atacado en diciembre, y casi todas las rutas a la ciudad están bajo control de Boko Haram.

La única "ruta segura" es demasiado peligrosa, pues los militantes la pueden bloquear a voluntad, matando a los viajeros y saqueando los camiones.

Muchos camioneros prefieren mantenerse lejos de Maiduguri. Un empresario que solía enviar al menos diez camiones mensuales a Chad, ahora apenas alcanza a mandar dos. Los camioneros son asesinados y la mercadería saqueada.

"Si nos cruzamos con Boko Haram, incendiarán nuestros camiones y nos matarán", expresa un camionero, que ha transportado bienes a Mubi, en el estado de Adamawa, durante más de 20 años.

El ejército hace poco por ayudar, dice el conductor: "Cuando vemos a Boko Haram en sus jeeps Hilux y le contamos al ejército, nos responden: 'No podemos hacer nada, esperen a que se vayan'".

Lo que el ejército hace es rodear la ciudad con trincheras y muros de barro, aumentando la sensación de asedio, pero debido al miedo que existe sobre posibles infiltraciones de los militantes islámicos, estos esfuerzos parecen vanos.

"Estas trincheras no pueden brindar ninguna defensa real", señala un historiador y comentarista local y añade: "En nuestro caso, el enemigo puede entrar a la fortaleza y atacar desde adentro".

Debido al estado de emergencia en Borno y los estados vecinos de Yobe y Adamawa, hay un estricto toque de queda que comienza a las 21:00 y termina a las 06:00. Los negocios tienen que respetarlo y esto ha resultado en enormes pérdidas.

PROBLEMAS EN LAS AULAS

Los estudiantes también sufren.

(Foto: Reuters)

Fiel a su nombre, que significa "la educación occidental está prohibida" en idioma hausa, Boko Haram ha matado a muchos maestros a lo que acusa de promover valores en contra del Islam y ha quemado escuelas.

Casi todas las escuelas públicas en Borno han cerrado y solo quedan algunas abiertas en Maiduguri.

Las solicitudes de enrolamiento en la universidad local han caído de 25.000 entre 2012-2013 a menos de 4.000 el año pasado, según uno de los catedráticos.

Hasta el momento, los militantes no han tocado las escuelas islámicas o madrasas.

Pero los alumnos de una madrasa pública confesaron que tienen miedo de ser secuestrados o atacados por hombres armados.

SIN ARMAS ADECUADAS Y SIN CREDIBILIDAD
El gobierno ha hecho audaces declaraciones sobre cómo terminar la crisis, pero algunos soldados se quejan de que no han sido equipados correctamente para enfrentar a los insurgentes.

Un miembro de JTF expresa que el ejército ha evitado enfrentamientos cara a cara con los insurgentes.

Cuando las fuerzas de seguridad se han enfrentado a los militantes, han sido acusadas de repetidas violaciones a los derechos humanos; acusaciones que el gobierno ha negado o ignorado.

Con los secuestros de las estudiantes sin resolver, la credibilidad del gobierno y de los militares nigerianos está por el piso.

Muchos en Maiduguri piensan que las autoridades no tienen la voluntad, ni los medios, de enfrentar a la insurgencia.

Eso deja a los residentes de esta ciudad temerosos de que Boko Haram pueda volver en cualquier momento por su venganza.

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