Alegría y angustia en Mosul en la primera vuelta a clase en tres años. (Foto: AFP)
Alegría y angustia en Mosul en la primera vuelta a clase en tres años. (Foto: AFP)
Redacción EC

Después de tres años de absentismo obligado por la invasión de los yihadistas del grupo (EI), el adolescente Ali Salem espera, nervioso, fuera de un centro escolar de Mosul para un examen de inglés.

Se fue muy temprano del campo de desplazados de Haj Ali, a 60 kilómetros al sur de Mosul. Mientras espera echa un último vistazo a los apuntes de hace tres años.

"En la noche del 10 de junio de 2014, nos enteramos de que Dáesh (acrónimo en árabe del EI) había tomado la ciudad. Era la víspera de mi examen de matemáticas pero el colegio se paralizó", cuenta este joven delante del centro de secundaria Hikma del barrio de Mansur, en el oeste de Mosul.

"Ahora tengo 18 años y perdí tres años por culpa del grupo EI. Me siento muy feliz de que estemos de vuelta en el colegio y de poder presentarme a estos exámenes porque determinarán mi vida", añade, con su mochila al hombro y el cabello despeinado.

De aquella, Ali Salem estaba a punto de pasar el examen para el diploma de tercer ciclo. El mismo al que se presenta ahora.

Ante la situación inédita de los 300.000 alumnos de la provincia de Nínive (norte), cuya capital es Mosul, el ministerio decidió someter a los más pequeños a tests de coeficiente intelectual para determinar la clase que se les asigna y exámenes de conocimiento para los estudiantes de los colegios de secundaria.

- "Lo olvidé todo" -

En el barrio de Mansur, cerca de un edificio derrumbado por un bombardeo aéreo, otro alumno espera para la misma prueba de inglés. Está angustiado.

"Lo olvidé todo y sólo conseguí las fotocopias de un capítulo cuando pueden hacerme preguntas sobre todo el libro", explica Mahmud Abdel Nafaa, de la misma edad que Alí.

Se fue muy temprano del campo de desplazados de Haj Ali, a 60 kilómetros al sur de Mosul. Mientras espera echa un último vistazo a los apuntes de hace tres años.

"En la noche del 10 de junio de 2014, nos enteramos de que Dáesh (acrónimo en árabe del EI) había tomado la ciudad. Era la víspera de mi examen de matemáticas pero el colegio se paralizó", cuenta este joven delante del centro de secundaria Hikma del barrio de Mansur, en el oeste de Mosul.

"Ahora tengo 18 años y perdí tres años por culpa del grupo EI. Me siento muy feliz de que estemos de vuelta en el colegio y de poder presentarme a estos exámenes porque determinarán mi vida", añade, con su mochila al hombro y el cabello despeinado.

De aquella, Ali Salem estaba a punto de pasar el examen para el diploma de tercer ciclo. El mismo al que se presenta ahora.

Ante la situación inédita de los 300.000 alumnos de la provincia de Nínive (norte), cuya capital es Mosul, el ministerio decidió someter a los más pequeños a tests de coeficiente intelectual para determinar la clase que se les asigna y exámenes de conocimiento para los estudiantes de los colegios de secundaria.

- "Lo olvidé todo" -

En el barrio de Mansur, cerca de un edificio derrumbado por un bombardeo aéreo, otro alumno espera para la misma prueba de inglés. Está angustiado.

"Lo olvidé todo y sólo conseguí las fotocopias de un capítulo cuando pueden hacerme preguntas sobre todo el libro", explica Mahmud Abdel Nafaa, de la misma edad que Alí.

Espera la apertura de la escuela Amal, mientras los obreros renuevan las alcantarillas y la acera, reventadas por los bombardeos.

"Estoy muy feliz de volver al colegio pero también ansioso porque si suspendo, me enviarán a las clases nocturnas ", dice el joven, con el pelo negro engominado.

Las clases nocturnas "son un verdadero problema porque sólo las hay dos veces por semana, mientras que las diurnas son cinco veces", añade este joven residente en Sumud, un barrio del oeste de Mosul, ciudad partida en dos por el río Tigris.

El sistema escolar iraquí impone clases nocturnas a los alumnos cuya edad supera la que corresponde a un plan de estudios.

En la orilla oeste de Mosul devastada por los combates que terminaron el 10 de julio, estos exámenes son previos al comienzo del curso escolar, que tendrá lugar en noviembre. En la zona Este, donde la violencia acabó seis meses antes, las clases se reanudaron en octubre.

El balance es desolador: de los 600 colegios de Mosul, sólo 210 funcionan en el este y 100 en el oeste.

- Colegios prohibidos -

En sus oficinas, el director general del ministerio de Educación de Nínive está desbordado.

"Somos la segunda línea después de las fuerzas armadas. Ellas liberan y nosotros rehabilitamos justo después", asegura Wahid Abdel Qader.

Las clases se reanudaron parcialmente en mayo y junio, cuando todavía resonaban las explosiones y bombardeos en la otra orilla de la ciudad.

Bajo el yugo del EI, los yihadistas se apropiaron de unas cuantas escuelas, en las que enseñaban religión y técnicas de combate, y cerraron casi todas las demás.

El director del colegio Zubayda, en el este de Mosul, tuvo que quedarse en casa tres años. "En este barrio de Daret al Hamam, sólo una escuela permaneció abierta" bajo la supervisión de los yihadistas, afirma Mohamed Ismail.

"Algunos de mis colegas trabajaron con ellos porque compartían sus ideas o bajo coacción. Los alumnos eran todos hijos de yihadistas, franceses, rusos, chechenos", asegura.

Mientras los niños se divierten en el patio de recreo de la escuela Zeitun, Yusef Razwan, de seis años, ojea su primer libro de lectura. "Jugar en casa es aburrido. Prefiero estar aquí", dice con una sonrisa.

Fuente: AFP
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