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El reloj nuclear avanza: la incertidumbre por el fin del START III y por qué Putin pidió que sea prorrogado
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El presidente ruso, Vladimir Putin, planteó extender por un año más el tratado START III, el último gran acuerdo de control de armas nucleares que mantiene límites verificables sobre los arsenales estratégicos de Estados Unidos y Rusia. La propuesta llega en un momento clave de creciente tensión internacional y mientras ambas potencias modernizan sus sistemas de disuasión. Además, Moscú está desde hace casi tres años enfrascada en una guerra en Ucrania, que el mandatario estadounidense Donald Trump prometió terminar en poco tiempo pero no ha podido hacerlo.
Conocido oficialmente como Nuevo START, este tratado expira el 5 de febrero del 2026, tras una prórroga de cinco años acordada en el 2021.
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En su pedido a Estados Unidos, Putin utilizó un lenguaje amenazante. Dijo que “nadie debe tener ninguna duda. Rusia está en disposición de responder a cualquier amenaza (…), responder no de palabra, sino con la adopción de medidas técnico-militares".

El mandatario ruso enfatizó en que la prórroga del tratado “solo será viable con la condición de que EE.UU. actúe de manera análoga y no dé pasos que minen o destruyan la actual equivalencia de potenciales de disuasión”.
Calificó de paso “erróneo” y “corto de miras” desde “muchos puntos de vista” una posible renuncia definitiva de Estados Unidos al tratado.
“En particular, repercutiría negativamente, bajo nuestro punto de vista, a la hora de garantizar los objetivos del Tratado de No Proliferación Nuclear”, señaló.
Putin también culpó a Occidente de socavar la cooperación armamentística ruso-estadounidense y de violar los acuerdos bilaterales sobre armas. En este punto, el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) hizo notar que el líder ruso trata de ignorar que Rusia ha violado numerosos tratados multilaterales y bilaterales en las últimas décadas.
Por ejemplo, en el 2023 Rusia suspendió su participación en el START III, se negó a intercambiar datos sobre misiles y bloqueó inspecciones estadounidenses.
Ese mismo año, Putin firmó una ley que revocaba la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE), aunque Moscú afirmó que seguiría acatando la moratoria impuesta a las pruebas atómicas.
En el contexto de la guerra en Ucrania, Rusia ha sido acusada de agitar el tema nuclear varias veces. Días después de lanzar su ataque de febrero del 2022, Putin puso a sus fuerzas nucleares en alerta máxima.
El año pasado, Putin firmó un decreto que amplía las posibilidades de utilizar armas nucleares.
¿Qué es el START III?

El START III fue firmado en Praga en el 2010 por el entonces presidente estadounidense Barack Obama y su par ruso Dmitri Medvedev, y entró en vigor en el 2011.
El tratado establece un máximo de 1.550 ojivas nucleares desplegadas para cada país.
El número de misiles balísticos intercontinentales (ICBM), misiles balísticos lanzados desde submarinos (SLBM) y bombarderos pesados desplegados para misiones nucleares debe ser de 700.
Mientras que el número de lanzadores de ICBM, lanzadores de SLBM y bombarderos, desplegados y no desplegados, queda en 800.
Su antecedente directo es el START I de 1991, que marcó la primera gran reducción de arsenales tras la Guerra Fría y una estricta verificación. Fue firmado por George H. W. Bush y Mijaíl Gorbachov.
Posteriormente, el START II (1993), acordado por Bill Clinton y Boris Yeltsin, prohibía los misiles balísticos intercontinentales con ojivas múltiples (MIRVs). Aunque fue ratificado, nunca entró plenamente en vigor por las tensiones entre Rusia y Estados Unidos.
En el 2002 se firmó el Tratado de Moscú, que estableció límites más laxos, pero sin mecanismos de verificación sólidos.
Así, el START III es considerado el último pilar de la seguridad global vigente, tras la retirada de Estados Unidos y Rusia de otros acuerdos como el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) de 1987 o el Tratado de Cielos Abiertos.
Los riesgos de la no renovación del acuerdo

Andrés Gómez de la Torre, especialista en temas de defensa e inteligencia, destacó que el START III tiene dos características fundamentales: primero, una limitante cuantitativa en el número de cabezas nuclares y de despliegue de misiles balísticos de cada país. Segundo, el sistema recíproco de inspecciones bilaterales, algo que permite verificar que se estén cumpliendo con los límites.
“El segundo punto ha sido suspendido por Rusia por el tema del involucramiento de Estados Unidos y de los países de la OTAN en el fortalecimiento de la capacidad militar de Ucrania", remarcó Gómez de la Torre a El Comercio.
“En este contexto, hay que subrayar algo muy importante: Rusia ha cambiado su doctrina nuclear clásica. Ahora contempla el uso de armas atómicas en caso de un ataque convencional profundo que amenace sus intereses vitales y su territorio”, dijo el especialista.
Agregó que la alta dirigencia rusa incluso ha deslizado la posibilidad de emplear armas nucleares tácticas en Ucrania, “lo que marca un preocupante escalamiento en su diplomacia de disuasión nuclear”.
En cuanto al planteamiento de Putin a Estados Unidos, Gómez de la Torre dijo que hay opciones para la prórroga limitada del START III.
“Si no hay acuerdo, podríamos estar ante la posibilidad de entrar en una nueva carrera armamentista nuclear similar a la de la Guerra Fría en los años 60 y 70″, indicó.
“El START III ha contribuido hasta ahora a mantener cierta estabilidad estratégica”, precisó.
“Europa, por su parte, observa con cautela. En pleno proceso de rearme, la Unión Europea reconoce que la disuasión rusa y su política nuclear generan inquietud, especialmente frente a las capacidades atómicas que aún conservan Francia y el Reino Unido dentro de la OTAN", sostuvo Gómez de la Torre.










