En esta imagen del 5 de agosto de 2020 se ven páginas del reporte especial del Global Engagement Center del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre la propagación de desinformación por parte de Rusia. (Foto: AP /Jon Elswick).
En esta imagen del 5 de agosto de 2020 se ven páginas del reporte especial del Global Engagement Center del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre la propagación de desinformación por parte de Rusia. (Foto: AP /Jon Elswick).
Agencia AP

Mucho antes de lanzar una guerra contra , el presidente trabajaba para convertir al internet ruso en una poderosa herramienta de espionaje y control social similar a la así llamada Gran Cortafuegos de China.

De forma que cuando las compañías tecnológicas occidentales comenzaron a romper sus relaciones con Rusia tras su invasión, el periodista de investigación ruso Andrei Soldatov se alarmó. Había pasado años denunciando la censura de Moscú y temía que estas labores bienintencionadas para apoyar a Ucrania más bien ayudaran a Putin a aislar a los rusos del flujo libre de información, colaborando a la guerra de propaganda del Kremlin.

“El único lugar que tienen los rusos para hablar de Ucrania, y de lo que sucede en Rusia, es Facebook”, escribió en esa red social Soldatov, quien ahora está exiliado en Londres, durante la primera semana del conflicto armado. “No pueden quitarnos el acceso así sin más”.

Facebook no lo hizo, pero el Kremlin pronto se enfocó en ello, sofocando de tal manera a Facebook y Twitter que ahora de hecho son inaccesibles desde el internet ruso. Putin también bloqueó el acceso a la prensa occidental y a los sitios noticiosos independientes del país, y una nueva ley criminaliza el propagar información que contradiga la línea del gobierno. Moscú dijo el viernes que también restringiría el acceso a Instagram.

Sin embargo, las labores de censura más recientes del Kremlin también han expuesto importantes fracasos en los planes a gran escala del gobierno para controlar el internet. Cualquier ruso con un mínimo de conocimiento tecnológico puede evadir los intentos de Moscú de privar a su población del conocimiento de los hechos.

Eso coloca en una difícil disyuntiva a los proveedores de banda ancha y servicios relacionados que simpatizan con Ucrania y su calvario. Por un lado, enfrentan presión del público para que castiguen al estado ruso y razones económicas para limitar sus servicios en una época en que es posible que la gente no pague por el servicio. Por el otro, temen ayudar a obstaculizar el flujo libre de información que pueda contrarrestar la desinformación del Kremlin, como las afirmaciones del gobierno de que el ejército ruso “está liberando” heroicamente al pueblo ucraniano del fascismo.

Amazon Web Services, un importante proveedor de servicios en la nube, sigue operando en Rusia, aunque dice que no está aceptando nuevos clientes en ese país. Tanto Cloudfare, que ayuda a proteger sitios web de ataques que bloqueen el acceso y de malware, y Akamai, que impulsa el rendimiento de los sitios web al acercar los contenidos a su audiencia, también siguen brindando servicio a consumidores en Rusia, con algunas excepciones, pues se lo cortaron a compañías paraestatales y empresas sancionadas.

En cambio, Microsoft no ha informado si suspenderá sus servicios de nube en el país, aunque ya puso fin a la venta de productos y servicios.

Cogent, una empresa con sede en Estados Unidos que brinda una importante red troncal para el tráfico en internet, ha cortado sus conexiones directas dentro de Rusia, pero dejó vías abiertas a través de subsidiarios de proveedores de red rusos con instalaciones físicas fuera del país. La estadounidense Lumen, que ofrece servicios similares, ha hecho lo mismo.

“No tenemos deseo alguno de dejar aislados a los individuos rusos y creemos que un internet abierto es crucial para el mundo”, declaró el director general de Cogent, Dave Schaeffer, en una entrevista. Las conexiones directas a servidores dentro de Rusia, aclaró, podrían “ser utilizadas para ofensivas cibernéticas por parte del gobierno ruso”.

Schaeffer comentó que la decisión no reflejó “consideraciones financieras”, aunque reconoció que el agudo desplome del rublo, que hace que aumente en Rusia el precio de los productos y servicios importados, podría dificultar el cobro de los pagos de sus consumidores. En tanto, Cogent está proporcionando servicios gratuitos a sus clientes ucranianos durante el conflicto.

Schaeffer dijo que estas medidas podrían afectar la transmisión de videos por internet en Rusia, pero dejarán suficiente banda ancha disponible para archivos más pequeños.

Otros proveedores de redes troncales en Europa y Asia siguen brindando servicios a Rusia, un importador de banda ancha, dijo Doug Madory, director de análisis de internet para la empresa de gestión de redes Kentik. No ha notado un descenso significativo en la conectividad de los proveedores externos.

Cloudfare sigue operando cuatro centros de datos en Rusia a pesar que las autoridades rusas han ordenado que los sitios gubernamentales dejen de trabajar con proveedores de hospedaje web extranjeros a partir del viernes. En un blog del 7 de marzo, la compañía dijo que había determinado que “Rusia necesita más acceso a internet, no menos”.

Según la ley de “internet soberano” de 2019, Rusia supuestamente debía ser capaz de operar su internet de manera independiente al del resto del mundo. En la práctica, eso ha acercado al país al tipo de intenso monitoreo y control de internet que se practica en China e Irán.

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