Ruido y movimiento, como de costumbre, en una pequeña tienda de té en la aldea de Lauki Kala, cerca de la frontera con Nepal, en el estado de Uttar Pradesh de India.
Seis ancianos de la aldea están discutiendo sobre las próximas elecciones generales durante el té mientras los niños juegan al aire libre en los campos de caña de azúcar.
Pero Shyam Prakash, de 43 años, está inusualmente silencioso. Su vida ha cambiado desde que su hija de cuatro años, Leela, resultó muerta tras un ataque de leopardo fuera de su tienda, hace unos cuatro meses.
“Olvídese de las elecciones o los candidatos, estamos viviendo en constante temor debido a los ataques regulares de leopardo. El cuerpo de mi niña fue encontrado dos días después de que ella desapareciera en la selva cercana. El leopardo la mató y ahora mis otros tres hijos no tienen permitido poner un pie fuera de la casa ”, dice Prakash.
Al menos 75.000 personas que viven en más de 100 aldeas a lo largo del santuario de vida silvestre Suheldev han estado viviendo con el temor constante de ser atacados por los leopardos.
Este bosque de 777 kilómetros cuadrados, que se extiende a través de la región de la frontera entre India y Nepal, es el hogar de al menos 70 leopardos, según el funcionario forestal SS Srivastava.
“Al menos seis niños han muerto en los ataques de leopardos y más de cuatro personas han resultado gravemente heridas en los últimos seis meses”, dice.
“Capturamos a uno de los leopardos que mató a dos niños en tres días y lo envíamos a un zoológico cercano. Pero los ataques siguieron ya que estos pueblos se encuentran en la periferia de la selva sin ninguna infraestructura básica”.
Existe una considerable molestia entre los pobladores de la región sobre la inacción del gobierno, por lo que la mayoría de ellos ha decidido boicotear las próximas elecciones generales.LAS ELECCIONES DE ABRILEl 7 de abril India celebrará elecciones generales.
Regida por una democracia parlamentaria, India, la mayor democracia del mundo, cuenta con unos 814.500.000 votantes, sobre una población de 1.241.492.000 personas.
El gobernante Partido del Congreso, cuyo líder es Rahul Ghandi busca mantener su liderazgo frente a un contundente rival, Narendra Modi, candidato opositor por el partido Bharatiya Janata Party (BJP), quien es el favorito, según las últimas encuestas.
Pero a unos 600 kilómetros al este de Nueva Delhi, a los residentes de Lauki Kala poco y nada les interesan las encuestas.
El nieto de Bhairavi Devi, de cinco años, sobrevivió a un ataque de leopardo cuando los vecinos pusieran una alarma. Ella dice que la mayoría de los pueblos están sumidos en la oscuridad después de la puesta del sol, debido a la falta de electricidad.
“Aquí hay por lo menos 50 pueblos sin electricidad. Por eso que los leopardos atacan regularmente a nuestros hijos. Los políticos han venido aquí desde que las elecciones fueron anunciadas, con promesas de traernos electricidad y caminos. Pero les dijimos que lo trajeran primero y de ahí votábamos por ellos”, dice ella.LEOPARDOS, UN PROBLEMA ELECTORALLos ataques de leopardo se han convertido en un tema electoral importante en la región, que corresponde a la circunscripción parlamentaria de Shravasti - Balrampur. Más de 1,5 millones de electores están habilitados para votar aquí.
La mayoría de los candidatos, desde el actual miembro del parlamento por el gobernante Partido del Congreso hasta exdiputado Rizwan Zaheer, electo en dos ocasiones por el partido regional Bahujan Samaj , dicen que entienden la difícil situación de los pobladores afectados.
“Los ataques de leopardo son uno de los mayores problemas de las elecciones aquí. Con la falta de carreteras, de electricidad y de vigilacia forestal adecuada, este tipo de ataques sólo pueden crecer seguir creciendo. Todos hemos prometido tomar cartas en el asunto si somos electos”, dice Zaheer.
La región también ha visto una serie de ataques de lobo entre 2001 y 2003 en los que al menos 100 niños fueron asesinados y varios más resultaron heridos, dijeron las autoridades.
Las personas que viven en la ciudad de Balrampur, apenas a una hora en auto desde el santuario, simpatizan con los aldeanos.
“El distrito está cubierto de selvas. Nosotros tenemos la suerte de vivir en la ciudad, donde este tipo de ataques son una rareza”, dice Misri Lal, un vendedor de frutas.
“Pero si los sucesivos gobiernos no han logrado mejorar las condiciones aquí en la ciudad, sólo Dios sabe cuándo considerarán los miles de pueblos”.