Malala Yousafzai en una imagen del 18 de agosto del 2014 en Nueva York. (REUTERS/Carlo Allegri).
Malala Yousafzai en una imagen del 18 de agosto del 2014 en Nueva York. (REUTERS/Carlo Allegri).
/ CARLO ALLEGRI
Redacción EC

Islamabad [EFE]. El Gobierno de reconoció este lunes la fuga de Ehsanullah Ehsan, uno de los hombres más odiados del país, que como portavoz de los talibanes paquistaníes reivindicó el intento de asesinato en 2012 de la activista y premio Nobel de la Paz .

“La noticia (de la fuga) es cierta. Es cierta”, dijo en una charla informal con periodistas el ministro del Interior, Ijaz Shah, en la primera confirmación oficial 11 días después de que Ehsan anunciase su evasión en un audio enviado a los medios.

Shah indicó que “el Estado es consciente” de la evasión de Ehsan, que representa para muchos el rostro del mal en el país asiático, y añadió que “se está haciendo mucho” al respecto.

“Escucharéis buenas noticias”, aseguró.

Ehsan, portavoz del principal grupo talibán paquistaní, el Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), y más tarde del Jama-ul-Ahrar (JuA), reivindicó, además del ataque a Malala, algunos de los peores atentados en el país, como la matanza de 70 personas en un parque infantil en 2016 en la ciudad oriental de Lahore.

Ehsanullah Ehsan (izquierda) en una imagen del 2 de febrero del 2013. (Photo by Haji MUSLIM / AFP).
Ehsanullah Ehsan (izquierda) en una imagen del 2 de febrero del 2013. (Photo by Haji MUSLIM / AFP).
/ HAJI MUSLIM

El 10 de febrero, el talibán afirmó en un audio enviado a los medios paquistaníes que el 11 de enero escapó junto con su mujer y dos hijos, “con la ayuda de Alá”, de la “prisión” en la que el Ejército le tenía preso desde que en el 2017 se entregó a las autoridades tras llegar a un acuerdo.

Desde su evasión, tanto el Ejército, que lo mantenía recluido en una casa segura, como el Gobierno han guardado silencio acerca de la fuga.

La fuga y el silencio del Estado despertó la indignación de víctimas del terrorismo, que se preguntan si no le dejaron escapar.

“Creemos que no se escapó, sino que se permitió que saliese del país ¿Cómo un asesino bajo arresto y custodiado por el Ejército puede irse tan fácilmente?”, dijo a Efe hace unos días Abid Raza Banghash, padre de una de las víctimas de la violencia terrorista en Pakistán.

Su hijo murió en uno de los peores atentados de los talibanes en la historia del país, cuando en 2014 un grupo de hombres armados atacó un colegio vinculado al Ejército en la ciudad de Peshawar matando a 125 jóvenes.

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