Maduro prorroga cierre de frontera con Colombia contra "mafias"
Maduro prorroga cierre de frontera con Colombia contra "mafias"
Redacción EC

Cuando Estados Unidos sumó esta semana a cuatro dirigentes chavistas a la lista de dirigentes sancionados por su administración, un nombre casi desconocido llamó la atención de los expertos: Américo Alex Mata. El director suplente de la junta directiva del Banco de la Vivienda y el Hábitat "habría recibido pagos de la empresa ", según el Departamento del Tesoro.

Luisa Ortega, la exfiscal rebelde, ya había denunciado públicamente a Mata el año pasado, al acusarlo de ser el intermediario entre la empresa brasileña y Nicolás Maduro. El escándalo se inició cuando el presidente de Odebrecht en Venezuela, Eduardo Prazeres de Azevedo, confesó que había entregado 35 millones de dólares para la campaña presidencial del "hijo de Chávez" en 2013, en la que Mata ejerció como uno de los principales coordinadores. Dinero a cambio de seguir contratando los servicios de los brasileños, que llenaron Venezuela de obras inconclusas o fantasmas.

Varios países de América Latina han vivido escándalos parecidos por obra y gracia de los pagos de la constructora a sus dirigentes y candidatos. Pero Venezuela es la gran excepción, a pesar de que ocupa el segundo lugar en el ranking continental del dinero empleado para sobornos, solo por debajo de Brasil. Odebrecht fue una de las piezas claves en los acuerdos económicos entre Hugo Chávez y Luiz Inacio Lula da Silva, "una empresa amiga que se portó extraordinariamente bien", recalcó el "comandante supremo" en su día.

"[El expresidente peruano] Pedro Pablo Kuczynski solo es señalado de haber recibido 720.000 dólares, cuando funcionarios de la empresa aseguran que entregaron a Maduro 35 millones de dólares", recordó esta semana Mercedes de Freitas, directora de Transparencia Venezuela, organización anticorrupción que clama en el desierto revolucionario ante el silencio de la nueva Fiscalía y la complacencia de los jueces chavistas.

De hecho, el presidente colocó a su hijo, Nicolás Maduro Guerra, al frente de una investigación interna para saber el estado de las obras inconclusas del gigante brasileño, una veintena por todo el país, todas con sobreprecios, que se oxidan tras casi tres años paralizadas. Desde el segundo puente sobre el Lago Maracaibo hasta el subte de Los Teques, sin olvidar el tren de Guarenas, metrocables y centrales eléctricas.

Amparado en la impunidad, el chavismo celebró con fuegos artificiales la caída de Kuczynski. Pirotecnia de verdad, como la que disfrutó Diosdado Cabello, número dos de la revolución, y que le sirvió de iluminación y sonido ambiente en su programa televisivo: "¡Me dicen que esos cohetes es porque alguien se va, yo no me voy, yo me quedo! ¡Sal Kuczynski, sal, nos vemos en Lima! ¡Unos cohetes para recordarle al mundo que si te metes con Venezuela, te secas!", exclamó el líder militar del chavismo.

Poco importan las pruebas aportadas hasta el momento en el capítulo venezolano de Odebrecht. En el video publicado por Ortega, Azevedo reconoce la entrega del dinero a Mata, realizada en un restaurante caraqueño.

No conforme con esta denuncia, Ortega afirmó en febrero pasado que "de la investigación se puede constatar que en 2012 la campaña de Hugo Chávez la pagó Odebrecht y que quien recibió el dinero era Nicolás Maduro", canciller en ese momento. La exfiscal reclamó la captura internacional de Maduro y su enjuiciamiento. El Tribunal Supremo en el exilio ha citado al presidente a audiencia oral y pública para el 3 de abril próximo.

Pero el presidente no es, ni mucho menos, el único señalado por el caso Odebrecht. Unos 30 ministros y dirigentes aparecen en las investigaciones de Transparencia Internacional. La pesquisa realizada también por el Parlamento arroja una cifra monumental: 80.000 millones de dólares sumando la corrupción de la estatal petrolera Pdvsa (60.000 millones) y Odebrecht (20.000 millones). "La trama de corrupción más grande de la Historia", sentencia el diputado y expresidente de la Comisión de Contraloría Juan Guaidó.

Fuente: La Nación, GDA

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