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“Te doy la visa, pero antes debo revisar tus redes sociales”: ¿qué hay detrás de la última medida de Trump para otorgar visas a estudiantes foráneos?
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El gobierno de Donald Trump anunció la reanudación del trámite para la emisión de visas estudiantiles en todo el mundo, aunque con una nueva y polémica disposición: las embajadas y consulados exigirán revisar las redes sociales de los solicitantes. Si bien el Ejecutivo ha ofrecido razones para justificar esta decisión, lo cierto es que la intervención gubernamental en las universidades ha aumentado como nunca antes. Por ello, es necesario preguntarse qué hay detrás de estas políticas.
El documento emitido por el Departamento de Estado de EE.UU. señala que se pedirá a los postulantes configurar sus perfiles como públicos para su revisión. En caso contrario, esto podría interpretarse como un intento de ocultar o evadir información.
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Según el mismo departamento, el objetivo es detectar “cualquier indicio de hostilidad hacia los ciudadanos, la cultura, el gobierno, las instituciones o los principios fundacionales de Estados Unidos”.
¿A quiénes afecta esta disposición?
La normativa afecta a quienes soliciten visas tipo F, M y J, vinculadas a estudios académicos, formación vocacional e intercambios culturales. Se trata de una medida que impacta a cientos de miles de estudiantes en todo el mundo. Para ponerlo en cifras, según Statista, en el año académico 2023-2024, EE.UU. registró un récord de más de 1,1 millones de estudiantes internacionales.
De ese total, más del 50% proviene de países asiáticos como India y China, mientras que el resto procede de naciones como Canadá, Vietnam, Corea del Sur, etc.
¿Cuál es el contexto?
El pasado 22 de mayo, una carta firmada por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, fue enviada a la Universidad de Harvard para notificarle que ya no podría admitir estudiantes internacionales. Según el documento, “con efecto inmediato, el programa de Estudiantes y Visitantes Extranjeros de Harvard ha sido revocado”. El argumento: que la universidad habría generado un “ambiente inseguro en el campus al permitir que agitadores antiestadounidenses y proterroristas acosen y agredan físicamente a personas, incluidos muchos estudiantes judíos”.
Incluso, en la red social X, Noem acusó a la universidad de colaborar con el Partido Comunista Chino. Añadió que los estudiantes actualmente matriculados deberían transferirse o perderían su estatus legal.
This administration is holding Harvard accountable for fostering violence, antisemitism, and coordinating with the Chinese Communist Party on its campus.
— Secretary Kristi Noem (@Sec_Noem) May 22, 2025
It is a privilege, not a right, for universities to enroll foreign students and benefit from their higher tuition payments… pic.twitter.com/12hJWd1J86
Al día siguiente, Harvard presentó una demanda contra el gobierno, y horas después, una jueza de Boston emitió una orden de restricción temporal que bloqueó el plan oficialista.

No obstante, la injerencia del gobierno en las universidades no terminó allí. A fines de mayo, la Casa Blanca publicó una misiva firmada por Marco Rubio, secretario de Estado, que ordenaba “no añadir más citas para visas de estudiantes o visitantes de intercambio (F, M y J) hasta que se emitan nuevas directrices”, las cuales —según se indicó— serían anunciadas en los próximos días.
En respuesta, el gobierno chino solicitó proteger a los estudiantes internacionales. “Instamos a la parte estadounidense a salvaguardar con firmeza los derechos e intereses legítimos de los estudiantes internacionales, incluidos los de China”, declaró un funcionario del gigante asiático.
Tras tres semanas de incertidumbre, la Casa Blanca oficializó la nueva disposición que exige revisar las redes sociales de los solicitantes de visas estudiantiles. Esta política no sería del todo inesperada: según un informe del diario británico The Guardian, publicado en marzo, la Administración Trump ya habría estado revisando los perfiles de estudiantes que participaron en manifestaciones propalestinas en varias universidades.
¿Se vulneran los derechos fundamentales?
Uno de los principales cuestionamientos que recibió esta medida es el posible ataque contra derechos fundamentales. De acuerdo con la politóloga María Puerta Riera, profesora de Gobierno Americano en el Valencia College (Orlando, Florida), se está afectando la Primera Enmienda de la Constitución de EE.UU. “Se transgrede la libertad de expresión al calificar a una persona por el contenido que ha publicado en redes sociales”, explica a El Comercio.
Riera añade que también los académicos se han visto afectados: “Aquí en Florida se nos ha coartado la libertad de expresión. Hemos sufrido ataques a la libertad académica y nuestros contenidos están siendo vigilados. Incluso, hay prohibiciones para abordar ciertos temas”. La politóloga señala que a algunos docentes se les ha negado la entrada a EE.UU. por publicaciones críticas al régimen actual.
En la misma línea, el analista internacional Francisco Belaunde advierte que impedir el ingreso de personas con posturas contrarias al gobierno o a Israel representa una vulneración a la libertad de expresión. “Se busca evitar que entre gente contraria a Trump, sin importar que eso afecte derechos fundamentales”, sostiene.
“Es el control sobre la educación superior”
Para Belaunde, lo que se evidencia es un intento de control de la formación universitaria por parte del gobierno. “Trump está buscando imponer su agenda en universidades como Harvard y Columbia, pero las cosas no salieron como esperaba. Harvard no cedió y Columbia también resiste las presiones”, remarca.
En ese mismo sentido, Puerta apunta que estas medidas, que supuestamente buscan proteger a los ciudadanos estadounidenses e israelíes, en realidad ocultan el interés de controlar los centros de estudios. “Claramente no se trata de proteger a la comunidad judía, sino de encontrar argumentos que permitan ejercer un control sobre la educación superior”.
Para Riera, la educación superior siempre ha sido vista como un enemigo por parte de Donald Trump y del Partido Republicano, debido a la fuerte presencia de ideas de izquierda en ese ámbito. Según explica, esto se debe a que las ciencias sociales han tendido a aceptar y desarrollar más ampliamente dichas corrientes, en parte por razones teóricas. Desde estas disciplinas se generan discursos más elocuentes y críticos hacia el gobierno de Trump, lo que provoca el rechazo de movimientos conservadores como MAGA (Make America Great Again), que no están de acuerdo con la forma en que se imparte la formación universitaria.