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Desastres naturales
Redacción EC

George W. Bush demoró en reaccionar, y decidió cortar sus vacaciones ya cuando el huracán Katrina había devastado a Nueva Orleáns, a la que miró desde el avión presidencial. Su imagen nunca se recuperó.

Durante el huracán Sandy en el 2012, Barack Obama suspendió su campaña presidencial y viajó a Nueva Jersey, donde recorrió la costa con el gobernador, Chris Christie, republicano, brindando una imagen de liderazgo y bipartidismo que le dio un empujón días antes de la elección que le dio cuatro años más en la Casa Blanca.

Donald Trump, decidido a eludir los errores de Bush, viajó lo antes posible a Texas, y prometió toda la ayuda y el dinero disponible.

Sin embargo, no se reunió con una sola víctima ni tocó el agua, y ofreció un par de postales trumpistas que desentonaron con la tragedia sembrada por Harvey.

Al liderar la respuesta oficial a una catástrofe natural, Bush, Obama y Trump quedaron expuestos a una prueba de liderazgo capaz de hundir o elevar una presidencia.

Una imagen de George W. Bush quedó atada para siempre a la respuesta de su gobierno a la tragedia del huracán Katrina, en el 2005. Al regresar de Texas a Washington en el avión presidencial, Bush decidió sobrevolar Nueva Orleáns.

La Casa Blanca difundió una fotografía del presidente mirando a la ciudad por la ventanilla del avión en un intento por mostrarlo involucrado en la catástrofe, pero, por el contrario, quedó como un testamento del desapego presidencial a la realidad que se vivía en el terreno.

Trump se preocupó por viajar lo antes que pudo, y ofrecer todas las garantías políticas necesarias. Pero sus críticos le señalaron una ausencia de empatía por las víctimas, y los stilettos que lució de la primera dama, Melania Trump, a la salida de la Casa Blanca se convirtieron en las redes sociales en un nuevo símbolo del desapego del poder político con la realidad.

Trump dejó otro momento muy criticado. Al salir de su primera reunión con autoridades locales en una estación de bomberos de Corpus Christi, improvisó un discurso ante un centenar de personas que lo miraban desde lejos.

"¡Que multitud! ¡Que concurrencia!", destacó el presidente, como si estuviera en uno de sus actos de campaña.

Muchos en la multitud eran seguidores, pero varios sostenían cárteles con mensajes en contra del presidente. "Mentiroso, tramposo, racista", leía uno de ellos.

Fuente: "La Nación", Argentina/GDA

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