
La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, también conocida como USAID por sus siglas en inglés, parece tener las horas contadas, y con ello el fin de poco más de 60 años de historia en ayuda económica y humanitaria para el desarrollo de decenas de países, incluido el Perú.
Se ha pasado de la amenaza a la acción, y quien ha dado los primeros pasos es Elon Musk, el multimillonario empresario y jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), creado por la nueva gestión de Donald Trump para evaluar el desempeño de las instituciones federales de Estados Unidos.
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“Se hizo evidente que no es una manzana con un gusano dentro (...). Tenemos una bola de gusanos. Hay que deshacerse de todo”, dijo Elon Musk en su red social X, como se ha hecho habitual en la gestión estadounidense. Además, aseguró que habló con Trump y “estuvo de acuerdo en que se debería cerrar”.
Los problemas se agudizaron desde la semana pasada, cuando decenas de altos funcionarios de la USAID fueron suspendidos luego de decretarse la paralización durante 90 días de los programas de ayuda exterior. Este lunes 3 la sede principal en Washington permaneció cerrada.
El fin de semana Trump volvió a atacar a la agencia y aseguró que “ha sido dirigida por un montón de lunáticos radicales”. Incluso el empresario Elon Musk la calificó como “una organización criminal”. Y en medio de la incertidumbre, el secretario de Estado, Marco Rubio, anunció este lunes 3 -en medio de su gira por Centroamérica- que ha sido designado director interino de la USAID.

Aunque Rubio no confirmó que será cerrada la agencia, sí señaló que “cada dólar que gastamos, cada programa que financiamos debe estar alineado con el interés nacional”. Agregó que hay personal que se ha “negando a cooperar” y calificó ello como “insubordinación”.
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Pero no es tan fácil cerrar esta agencia.
El analista internacional Octavio Pescador indica a El Comercio que cualquier cierre o cambio “tiene que pasar por el Congreso porque la autonomía de la agencia se definió a través de un proceso legislativo”, y ya hay voces en el Congreso que se oponen a la clausura.
“Ahora no pueden cerrarla de iure, es decir, legalmente, pero sí pueden cerrarla como lo hicieron: de facto. Y ese cierre de facto implica en términos estratégicos para la operación de la agencia una pérdida terrible”, advierte el profesor de UCLA y comentarista de CNN en Español.
Según un informe de la cadena BBC Mundo, Estados Unidos es el país que entrega más ayuda internacional. Solo en el 2023 se estimó en 68 mil millones de dólares invertidos en esta ayuda dirigida a tratamiento de enfermedades, educación, ayuda humanitaria, digitalización, entre otras actividades para el desarrollo de las democracias.
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¿Qué hay detrás del cierre de USAID?
El gobierno de Donald Trump ha planteado varias razones para cerrar la agencia: económicas, ideológicas o simplemente administrativas. ¿Pero qué hay detrás?
Para Pescador, en cuestión de presupuesto, el gasto de la USAID es pequeño frente al resto del aparato estatal de Estados Unidos. Por otro lado, el aspecto geopolítico es también económico, que “viene bien en términos del reposicionamiento de Estados Unidos, como ‘primero Estados Unidos y después el resto’”. Pero también hay un factor ideológico.
“Lo que buscan hacer es absorberla (a USAID) dentro de la administración del Departamento de Estado y reemplazar a toda la gente que en términos ideológicos y prácticos no concuerda con la agenda que tiene la actual administración”, explica el docente universitario.
El origen de USAID tiene sus antecedentes en el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando EE.UU. dio asistencia económica a Europa; pero fue en 1961 cuando el presidente John F. Kennedy promulgó la ley que crea una agencia única para la coordinación de la asistencia exterior, lo que continuó Lyndon B. Johnson tras su asesinato. Indica Francisco Belaunde que "fue creado también como una manera de luchar contra la influencia del comunismo". Tras el paso de gobiernos demócratas y republicanos, en los últimos años adquirió rango de gabinete y, según Octavio Pescador, "era parte con Samantha Power del Consejo de Seguridad Nacional".

Pero no hay que olvidar el nivel de influencia.
Informa la agencia CNN que la USAID llega a casi un centenar de países, entre ellos Ucrania, Etiopía, Jordania, República Democrática del Congo, Somalia, Yemen, Afganistán, Nigeria, Sudán del Sur y Siria. También tiene presencia fuerte en Latinoamérica.
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Por esa razón, el analista internacional Francisco Belaúnde remarca a este Diario que el cierre de la agencia, “desde el punto de vista geopolítico, es de una torpeza gigantesca”.
“¿Por qué? Porque evidentemente la influencia de un país, o de una potencia, una parte es por la ayuda que da a los demás. Esa es una manera de adquirir influencia (...). En el fondo están jugando para China. Lo lógico hubiera sido no suspender las ayudas, sino decir, ‘Vamos a a revisar los programas’”, explica Belaúnde, en referencia al mayor rival comercial de Estados Unidos.
Detalla que todos los países desarrollados cuentan con agencias de ayuda humanitaria, como Francia, Alemania, Reino Unido y Japón, entre otros. Para el caso de China se puede mencionar a la Agencia de Cooperación Internacional para el Desarrollo de China (CIDCA).


Secuelas significativas
Los efectos de la intervención en la agencia estadounidense son variados. Para Belaunde “está generando una catástrofe a nivel mundial”, sobre todo porque “entre los países no desarrollados hay muchas cosas que funcionan en parte por el dinero de la USAID”.
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Dicho dinero tiene varios caminos para llegar a la población. Por un lado, es a través de programas de Estado, las empresas privadas, instituciones internacionales y las ONG (organizaciones no gubernamentales). En este caso considera que “algunas tendrán dificultades, tendrán que recortar un poco sus programas y buscar otro financiamiento”.
Pero quienes lo pasarán mal serían las comunidades.
“El perjuicio es significativo porque si tú estás recibiendo apoyo para un programa de vacunación, de fertilizantes, de alfabetización, de urbanización, de agua potable y demás, pues de la noche a la mañana se te acaban los recursos”, apunta Octavio Pescador, ya que los beneficiarios prácticos eran las personas en comunidades.
Explicó que la intervención de USAID no se hace de manera simple: se trata de una “forma negociada” entre gobiernos, y apuntan al desarrollo humano, a apoyar la democracia, la libertad de expresión y la libertad de la libre empresa, que son requisitos para la entrega de ayuda.
Las consecuencias para el Perú
Y entre los destinos del dinero de USAID está la ayuda financiera al Perú en lucha contra las drogas. Cuando la semana pasada se conoció la suspensión de la ayuda exterior de Estados Unidos, el ministro de Relaciones Exteriores peruano, Elmer Schialer, señaló que nuestro país esperaba recibir aproximadamente 630 millones de dólares hasta el 2030 como parte de los programas de la agencia estadounidense.
Para Belaunde hay varios aspectos que seguramente tendrá que evaluar Estados Unidos. Uno de ellos es que “la mayoría de la droga peruana no va tanto a Estados Unidos como a Europa, en el fondo”. Otro factor para seguir recibiendo el apoyo sería el aumento de los campos de hoja de coca. “Seguramente van a ser más exigentes también con ese tema”, expresa el analista, y que en Perú se debería evaluar más este aspecto.
A mediados del año pasado, Devida informó que hubo una reducción de 2.224 hectáreas de superficie cultivada con arbusto de hoja de coca en producción, conforme al Monitoreo de Cultivos de Coca 2023. Sin embargo, de 13 departamentos monitoreadas, en cinco regiones se observó un leve incremento, siendo Ayacucho la de mayor crecimiento.
Hoy la crisis en USAID parece haber quedado en pausa. Marco Rubio dirigirá la agencia, mientras tanto, y lo que suceda en los países que reciben ayuda de Estados Unidos será otra historia.