Qué duda queda de que Donald Trump cambió por completo la política estadounidense. Su discurso radical, sostenido principalmente en la antiinmigración y la polarización, caló profundamente sobre todo en el Partido Republicano. Y una de las mayores muestras de ello es el reciente anuncio del gobernador de Texas, Greg Abbott, de reanudar la construcción del icónico muro en la frontera con México.
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Trump llegó a la Casa Blanca en el 2016 prometiendo levantar una barrera en su frontera sur con la que, aseguraba, detendría la migración ilegal y el narcotráfico. Este año, durante su primer día en el cargo, Joe Biden suspendió la obra y, hasta la fecha, parecía enterrada.
Pero Abbott, miembro del Tea Party, el ala más conservadora republicana y quien busca la reelección en su estado en el 2022, sorprendió esta semana al anunciar que reanudaría las obras en Texas con una partida inicial de US$250 millones, aunque no precisó cuál sería el costo total ni el alcance.
La polémica no solo ha llegado por el impacto de la obra, sino por la potestad que tendría el gobernador en este asunto.
—Estado dividido—
El plan de Abbott –un acérrimo pro Trump– ha dividido al estado casi por la mitad, con el 50% apoyando al muro y el 46% en contra, según un sondeo de la Universidad Quinnipiac.
No obstante, los resultados electorales del 2020 demuestran que la mayoría de condados fronterizos en Texas dio la espalda a Trump. Según datos oficiales, siete de los 13 condados que limitan con México votaron por Joe Biden.
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En uno de ellos, en el condado Webb, se ubica la ciudad de Laredo, en la que se construirían 197 kilómetros de muro. El Comercio conversó con Tricia Cortez, directora ejecutiva del Rio Grande International Study Center (RGISC), miembro de la No Border Wall Coalition, un grupo de organizaciones que aboga por el uso de los fondos del muro en programas sociales.
“Es ridículo. Primero, debemos recordarle al gobernador que ya se rechazó este proyecto; segundo, no es la manera más efectiva de manejar los problemas de migración que son más profundos, eso es algo que se debe ver en Washington D.C. y en los países desde donde migran”, dice Cortez sobre la propuesta. “En Laredo no apoyamos ese tremendo gasto. Cerca de un tercio de nuestra población vive en pobreza. Hacen falta personal médico, camas hospitalarias y reforzar programas educativos. Y planean construir un muro que costará US$18 millones por milla (el costo varía a lo largo de la frontera)”.
Cortez incide en que la población votó en contra durante la elección presidencial y advierte que pondría en peligro al Río Grande, la principal fuente de agua en la zona. “El muro no es solo una valla, incluye una zona de aplicación de seguridad que abarcaría 60 metros de la ribera del río. El Río Grande, uno de los diez en mayor peligro del mundo, es la razón por la que existimos aquí y lo usamos para desarrollar nuestra vida social. Además, muchas especies dependen de él y (la obra) destruiría su hábitat”.
“Laredo es el primer puerto comercial más importante en Estados Unidos, gracias a nosotros Texas es un punto fuerte de comercio internacional. Si el gobierno estuviera interesado en nosotros, en desarrollarnos, invertiría esos fondos públicos en áreas donde sí importa, donde tuvieran un propósito. En cuestiones de energía, tenemos mucho sol y viento que nos permitiría ser un lugar de energías renovables pero se requiere mucha visión y eso falta en nuestro liderazgo estatal”, apunta.
“Pero quizá lo más doloroso son las leyes que se pasan por encima. Eso no pasa en ningún otro lado del país, creemos que lo hacen porque somos en su mayoría hispanos. Nos hacen sentir ciudadanos de segunda clase”, reclama Cortez.
—Potestad federal—
El plan de Abbott, sin embargo, se puede topar con dos factores que hundirían sus intenciones: la propiedad privada y su potestad como gobernador.
Para levantar el muro, Texas deberá negociar con los dueños de casi 240 mil hectáreas de terreno privado, o en su defecto expropiarlo. Esto último, sin embargo, implica una batalla legal que ni el mismo Trump pudo ganar.
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Por otro lado, en EE.UU. la seguridad fronteriza es responsabilidad del gobierno federal y para ello cuenta con el Departamento de Seguridad Nacional, por lo que la propuesta representaría un desafío directo a la administración Biden.
ENTREVISTA
El Comercio conversó con William De Soto, profesor asociado en el Departamento de Ciencias Políticas de la Texas State University of San Marcos, sobre los retos que enfrentaría Abbott y su propuesta de muro.
- ¿Puede el gobernador construir un muro en la frontera o es potestad única del gobierno federal?
Si bien es cierto que la política de inmigración es principalmente una prerrogativa de la política federal, el sistema de federalismo de los EE. UU. significa que los límites intergubernamentales entre los niveles de gobierno se cuestionan constantemente. Es probable que esto sea impugnado en los tribunales. En todo caso, a diferencia de los estados más al oeste, el hecho de que la mayor parte de esta tierra sea de propiedad privada también ralentizará cualquier esfuerzo para construir un muro fronterizo estatal.
- ¿La considera una propuesta realista o una muestra de populismo?
El tema de la inmigración es de gran interés para los ciudadanos que se consideran republicanos. El gobernador se compromete a gastar 250 millones de dólares en fondos estatales y a obtener donaciones privadas para obtener el resto. Ha creado un sitio web llamado borderwall.texas.gov. El esfuerzo ha recaudado casi medio millón hasta ahora. Sin embargo, es dudoso que se recaude suficiente dinero para cubrir las más de 1.200 millas a lo largo de la frontera entre Texas y México.
- ¿Cuán efectivo ha demostrado ser el muro en otros lados de la frontera?
Si bien solo una pequeña parte de la frontera ha visto un muro construido donde no había existido antes, parece que el muro tendría un efecto limitado sobre la inmigración incluso si estuviera totalmente terminado. Por ejemplo, no afectaría a las personas que se quedan más tiempo del que indican sus visas.
- ¿El gobernador tendría aspiraciones presidenciales para el 2024?
Lo más probable es que el gobernador Abbott esté pensando en postularse para la nominación presidencial republicana, pero, hasta ahora, no ha visitado demasiado los estados claves para el inicio de las elecciones 2024 como lo son Iowa y New Hampshire. Entonces, nadie, quizás incluido el propio Abbott, sabe lo que traerá el próximo ciclo de elecciones presidenciales.
- En los comicios del 2020 Biden ganó en la mayoría de condados fronterizos en Texas, ¿podemos considerarlo como un claro rechazo al muro?
Los resultados de las elecciones en el extremo sur de Texas fueron decepcionantes para los demócratas. Los demócratas siempre ganan en los condados fronterizos porque son en gran parte latinos. Los hispanos son un grupo fundamental, pero Trump lo hizo mejor en varios de estos condados en 2020 que en 2016. Esto ha frustrado a los demócratas que esperan ser más competitivos en Texas.
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