Este martes 12 empezó en los tribunales estadounidenses el juicio en el que se analiza la demanda antimonopolio más grande presentada contra un gigante tecnológico. De un lado está el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DoJ) y del otro, Google.
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A partir de ahora, la corte encabezada por el juez federal Amit Mehta tendrá diez semanas de audiencias en las que recibirá a cientos de testigos para decidir quién tiene la razón.
Por un lado, el DoJ asegura que Google recurrió a contratos ilegales para posicionarse como el motor de búsqueda preferido en el mundo. El gigante tecnológico, por su parte, argumenta que ostentan dicha posición gracias a la calidad de su servicio.
“Las carpetas fiscales llevan unos tres años trabajándose, aproximadamente. Ahora han entrado a una fase más avanzada, pero queda mucho más por ver”, adelanta a El Comercio Manuel Santillán, doctor por la European University Viadrina (Alemania) y docente de la Universidad de Lima.
¿Preferencia o condicionamiento?
Más del 90% de búsquedas que se hacen en la web, tanto desde Estados Unidos como del resto del mundo, se realizan a través de Google. La popularidad de esta compañía surgida en 1998 es tan grande que incluso la acción de buscar algo en Internet recibe su nombre en inglés.
Para el DoJ, el gigante tecnológico consiguió esto gracias a la firma de contratos con fabricantes de dispositivos, operadores de telefonía móvil (como T-Mobile o AT&T) y otras compañías, con los que, según el Gobierno, deja pocas posibilidades de competir a sus rivales, como Bing (Microsoft) y DuckDuckGo.
Sin embargo desde Alphabet, la matriz de Google, defienden que el “éxito es merecido”, según palabras del director jurídico de la compañía, Kent Walker.
“La gente no utiliza Google porque no tenga otra opción, sino porque quiere. Es fácil cambiar el motor de búsqueda predeterminado, ya no estamos en la era de los módems y los CD-ROM”, asegura Walker.
Un claro ejemplo de ello, según la defensa legal del gigante tecnológico, es el avance que están teniendo las tecnologías de Inteligencia Artificial y cómo Bing, por ejemplo, ha incorporado funcionalidades basados en ella para potenciar su motor de búsqueda
“Es cierto que el usuario finalmente decide qué buscador usar y cuál no. Sin embargo, en el registro de las prácticas de Google hay algunas que les hicieron ganar más terreno que otros buscadores. Por ejemplo, cuando uno busca en un iPhone directamente lo hace a través de Google. Esa es una práctica que podría considerarse como desleal”, considera Santillán.
En 1998, el Gobierno de Estados Unidos presentó una demanda contra Microsoft por considerar que el sistema operativo Windows dominaba el mercado de forma injusta. Dicho proceso culminó en el 2001, cuando la compañía y el gobierno alcanzaron un acuerdo en el que Microsoft se comprometía a compartir sus interfaces y códigos fuentes con otras empresas.
En nombre del pueblo
Desde Google han intentado, además, demostrar que un tribunal no es el lugar idóneo para hablar sobre tecnología. La compañía, que ya ha pagado unos 8.800 millones de dólares por varias infracciones de la ley anticompetencia en Europa, considera que el asunto debería resolverse en el mercado, entre sus mismos competidores.
El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, sin embargo, explicó al presentar la demanda en enero de este año que las prácticas de Google no solo afectarían a la competencia sino al consumidor final.
Según Garland, Google controla la tecnología que utilizan casi todas las webs que ofrecen espacios publicitarios en la red, controla las herramientas utilizadas por los anunciantes y controla también el intercambio entre estos y quienes les publican
Santillán resalta que la plataforma es cada vez menos amistosa para los usuarios. “Actualmente, cuando uno ingresa a los buscadores la primera página suele estar llena de publicidad o contenido promocionado. Ya no tenemos los resultados de antes, que eran más orgánicos. Se está volviendo cada vez más común ir a la segunda página de resultados para conseguir lo que de verdad buscamos. Desde la perspectiva del consumidor, eso le afecta”, comenta.
Se espera que la sentencia, sea para el lado que sea, sea apelada por la parte afectada. Santillán explica que en caso de perder, Google recibiría “una orden para compensar financieramente y tendría que hacer unos ajustes sobre sus algoritmos”.
Sin embargo, el experto señala que el efecto trascendería al propio Google. “Sería una señal para las otras empresas que tienen un claro dominio sobre lo que ocurre en Internet. Yo considero que este juicio podría dar pie a que se inicien otros similares contra Zuckerberg y Meta o contra las empresas de Jeff Bezos, siempre bajo la misma perspectiva del dominio empresarial que poseen y que perjudicarían a la competencia o a los consumidores finalmente”, argumenta.
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