El multimillonario Jared Isaacman se ha descrito a sí mismo como un “fanático del espacio” desde el jardín de niños. Dedicado al mundo de la tecnología, ha superado sus sueños más utópicos de la infancia. Este hombre de 41 años no solo pilotea aviones militares y ha fijado un récord mundial de vuelta al mundo, sino que en setiembre se convirtió en el primer astronauta privado en realizar una caminata espacial en la misión Polaris Dawn. Para terminar de redondear un año en el que hizo historia, Isaacman acaba de ser elegido por Donald Trump como el nuevo administrador de la NASA.
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“Habiendo tenido la suerte de ver nuestro asombroso planeta desde el espacio, me apasiona que EE.UU. lidere la aventura más increíble de la historia de la humanidad”, dijo el multimillonario tras el anuncio. Si el Senado confirma su nominación, dirigirá la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, en inglés) desde enero del 2025 y sucederá en el cargo a Bill Nelson, exsenador demócrata de Florida de 82 años que voló a bordo del transbordador espacial Columbia en 1986.
El rol de administrador de la NASA sería el primer cargo político de Isaacman, quien hizo su fortuna –estimada en 1.900 millones de dólares– gracias a la empresa de procesamiento de pagos Shift4 Payments, que fundó en el sótano de sus padres en 1999. Tenía 16 años y había dejado la escuela secundaria.
Su exitosa carrera tecnológica giró hacia el espacio en el 2021, cuando avisó que estaba financiando la misión privada Inspiration4, que, a bordo de la cápsula SpaceX Crew Dragon, llevó por primera vez fuera de nuestro planeta a una tripulación en la que ningún pasajero era un astronauta profesional. Isaacman y los otros tres viajeros que lo acompañaron orbitaron la Tierra durante cuatro días.
Llevó su pasión a lo más alto hace tres meses con un viaje más revolucionario y arriesgado. También de la mano de SpaceX, el multimillonario financió un proyecto que le permitió realizar una caminata espacial y flotar a 700 km sobre el planeta azul que lucía inmenso bajo sus pies. “Allá en casa todos tenemos mucho trabajo que hacer; pero, desde aquí, la Tierra parece un mundo perfecto”, dijo Isaacman al salir.
Aliado de Elon Musk
De regreso en nuestro planeta, su misión como nuevo administrador de la NASA –una burocracia gubernamental independiente– será tomar decisiones importantes para que nuevas misiones despeguen y conseguir apoyo político para la exploración espacial.
“The New York Times” señala que uno de los asuntos claves para el próximo jefe de la NASA es cómo volver a poner en marcha el programa Artemis para enviar astronautas de la NASA a la Luna. El primer aterrizaje de astronautas se producirá durante la misión Artemis III, programada para finales del 2026. Sin embargo, los componentes claves para lograrlo, incluido el módulo de aterrizaje lunar que desarrolla SpaceX, parecen estar retrasados.
Para los expertos es claro que Isaacman buscará promover el uso de empresas privadas por parte de la agencia para impulsar el trabajo. Por ello, los ojos están puestos en un posible conflicto de intereses por la cercanía de Isaacman con Elon Musk, dueño de SpaceX y quien tendrá un rol en la administración Trump, sobre todo porque Isaacman es una de las cartas que el también CEO de Tesla ha puesto en el gobierno que empezará sus funciones el 20 de enero.
El astrónomo Víctor Vera apunta que, en cierta medida, SpaceX ha salvado a la NASA en los últimos años, pues gracias a sus naves pudo volver a hacer lanzamientos al espacio. “A través del proyecto Crew Dragon y el Falcon de SpaceX, en el 2020, la NASA retomó los viajes espaciales con astronautas gracias a la ayuda de la inversión privada. Por primera vez la NASA empezó a trabajar con SpaceX para retomar un camino abandonado. SpaceX relanzó a la NASA, que estaba siendo relegada por sus pares de Rusia y China”, dice a El Comercio.
Por ello, el experto cree que Trump está dando un mensaje claro con la elección de Isaacman: la NASA va a trabajar de la mano con varias empresas privadas, no solamente con SpaceX, aunque es probable que esta compañía sea la mayor beneficiada.
“Las relaciones entre SpaceX y la NASA indudablemente van a dar frutos. Hay mucho interés tanto político como económico, lo que yo considero que es bueno para la investigación espacial. La NASA está diciendo que el camino empezado por esta nueva generación de cohetes espaciales ya está trazado y tiene que continuar”, añade Vera.
La meta es Marte
En los últimos años Isaacman ha reafirmado que su objetivo es ayudar a salvaguardar la civilización humana extendiéndola a otros planetas, empezando por Marte. Esta es una visión que comparte con el propio Musk, quien no ha ocultado su fascinación por el planeta rojo.
“Con el apoyo del presidente Trump, puedo prometer esto: nunca más perderemos nuestra capacidad de viajar a las estrellas y nunca nos conformaremos con un segundo lugar. Los estadounidenses caminarán sobre la Luna y Marte y, al hacerlo, mejoraremos la vida aquí en la Tierra”, ha dicho Isaacman.
Vera destaca que Marte es objeto de mucho interés para la comunidad científica que busca dar respuesta a grandes interrogantes sobre si existe vida o no en ese planeta. “Hablamos de vida microbiana –porque no existe vida inteligente– y cómo se desarrolló o si existió. Marte ya está habitado, pero por robots de la NASA, Rusia, China y otros países. Con una nueva carrera espacial hay más competidores y se está viendo quién es el primero en llegar con una tripulación humana, pero eso solo el tiempo y el desarrollo tecnológico lo dirán”, señala.
¿Qué tan lejos estamos de lograr el objetivo de llegar a Marte? Hace unas semanas, el aún administrador de la NASA, Bill Nelson, respondió así a El Comercio: “En la NASA iremos con humanos a Marte, probablemente con una tripulación internacional en el 2040″.
Algunos expertos creen que, bajo un nuevo liderazgo, la NASA podría reducir la cantidad de empleados en el proyecto Artemis y enfocarse en llegar mucho antes de lo previsto al planeta rojo.
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