Miami. Recorrió sin descanso Estados Unidos para impulsar la candidatura presidencial de su padre George W.H. Bush en 1988 y como gobernador de Florida fue clave en la victoria de su hermano George W. Ahora es el propio Jeb quien va tras la Casa Blanca.Seguir a @Mundo_ECpe!function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Si gana las elecciones en el 2016, será el tercer Bush en ser electo presidente, prolongando el reinado de la dinastía política más famosa de la historia de Estados Unidos. El último presidente del Partido Repúblicano sin ese apellido fue Ronald Reagan (1981-1989).
Con 62 años, Jeb Bush ha prometido ser un “guerrero alegre” durante su campaña.
El conservador pragmático tiene la tarea de convencer a las bases de su partido que es uno de ellos, mientras mantiene suficientes posturas de centro-derecha para atraer a los independientes, vitales para ganar las elecciones.
Casado con una mexicana y conocedor del español, Jeb Bush ha generado rechazo en las bases más conservadoras por su postura a favor de una reforma migratoria para potencialmente regularizar la situación de los once millones de indocumentados en Estados Unidos, la mayor parte de ellos latinoamericanos.
Jeb Bush insiste en que esa medida impulsará la economía mucho más que las deportaciones masivas que defienden algunos líderes duros de su partido.
También ha osado criticar el rezago del sistema educativo estadounidense frente a países europeos o asiáticos y ha dicho que podría elevar los impuestos como parte de un acuerdo para reducir el déficit, casi un sacrilegio en ciertos sectores republicanos.
Más analítico y metódico que su hermano y más ideológico que su padre, Jeb Bush ha admitido que su apellido puede causarle eventuales problemas.
“Amo a mi padre, amo a mi hermano (...) Pero yo soy yo”, dijo en febrero.
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INDISCRECIONES DE JUVENTUD
John Ellis Bush (sus iniciales forman el apodo que aún usa, Jeb) nació el 11 de febrero 1953 en Midland, Texas, donde creció antes de ingresar a la institución educativa de élite Phillips Academy, siguiendo los pasos de su hermano y su padre.
“Bebí alcohol y fumé marihuana” en la escuela, admitió en febrero al Huffington Post.
Dentro de un programa estudiantil, viajó a México en 1970 donde conoció al amor de su vida, la mexicana Columba Garnica Gallo. Se casaron en la Universidad de Texas, donde Bush destacó como estudiante.
En 1977, con solo 24 años, viajó a Caracas, la capital venezolana, donde se desempeñó como gerente de una oficina del Texas Commerce Bank.
Tras trabajar como voluntario en la campaña de su padre en 1980, Jeb Bush se instaló en Florida, donde se desempeñó en bienes raíces hasta que fue designado como el secretario de Comercio del estado.
Su primer intento de ser gobernador fracasó en 1994, por imprudentes declaraciones.
Interrogado sobre lo que haría por los negros de ser gobernador, Jeb Bush respondió “probablemente nada”, como una manera de subrayar la igualdad en el tratamiento de los ciudadanos.
Ese año se convirtió a la religión de su esposa, el catolicismo. “Me hizo mejor persona”, dijo Bush al diario The New York Times en marzo.
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GOBERNADOR CONSERVADOR
En 1998 logró la gobernación de Florida, estado que dirigió por ocho años con una ideología muy conservadora.
Bajó los impuestos, privatizó empleos públicos, lanzó un sistema de privatización de escuelas (luego considerado inconstitucional) e intervino para evitar que fuera “desconectada” Terri Schiavo, que tenía muerte cerebral.
Promulgó también la controversial ley que autoriza a las personas que se sienten amenazadas a usar fuerza letal para defenderse.
Los demócratas recuerdan con amargura las reñidas elecciones presidenciales del 2000, que luego de un recuento interminable de votos en Florida terminó ganando su hermano George. Una comisión estadounidense para los derechos civiles denunció posteriormente muchas fallas en el proceso.
Jeb Bush ha estado alejado de los puestos públicos por ocho años, tiempo durante el cual se dedicó a amasar riqueza con diversas inversiones.
Aun cuando rompió con sus intereses empresariales antes de lanzarse a la Casa Blanca, para evitar cualquier apariencia de conflicto de intereses, su pasado será intensamente revisado, como fue el del millonario Mitt Romney, candidato en el 2012.
Pero Jeb Bush ha minimizado cualquier semejanza con su colega republicano: “Es como comparar una manzana y un cacahuete”.