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La nueva pelea de Trump contra los demócratas se traslada a la Copa Mundial de Fútbol 2026
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En un discurso ante unos 800 generales de las fuerzas militares estadounidenses, el presidente Donald Trump dijo que es tiempo de combatir “al enemigo interno”, una frase que ya ha usado antes para referirse no solo a la delincuencia en el país, sino también a sus opositores y todos aquellos que no estén alineados con él.
Curiosamente, el “enemigo interno” está, sobre todo, en las ciudades gobernadas por autoridades del Partido Demócrata, como Nueva York, Seattle, Los Ángeles o San Francisco, que además son algunas de las sedes del próximo Mundial de Fútbol 2026, que también se jugará en México y Canadá.
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Al respecto, Trump lanzó una advertencia que dejó atónito a todos: “Si creemos que alguna ciudad puede ser mínimamente peligrosa para el Mundial o para los Juegos Olímpicos, pero especialmente para el Mundial ya que se juega en muchas ciudades, no lo permitiremos. Lo trasladaremos a otro lugar”.
Con esta declaración, el presidente de Estados Unidos señaló que, si lo consideraba, podría cambiar las sedes del Mundial que ya fueron establecidas por la FIFA, desconociendo el rol que tiene el ente rector del fútbol mundial. El temor rondó durante varios días. ¿Realmente Trump puede cambiar a su antojo las sedes del evento deportivo más importante del planeta?
La respuesta llegó esta semana. El vicepresidente de la FIFA, Victor Montagliani, le enmendó la plana y señaló enfáticamente que el Mundial de Fútbol “es jurisdicción de la FIFA y es ella quien toma esas decisiones”.
- La Federación Iraní de Fútbol informó que Estados Unidos ha denegado a sus dirigentes la entrada al país para asistir al sorteo del Mundial que se realizará el próximo 5 de diciembre en Washington DC.
- Irán es uno de los países clasificados y sus autoridades temen que tampoco dejen entrar a los directivos cuando se realicen los partidos oficiales.
- EE.UU. no tiene relaciones diplomáticas con Irán y la situación se mantiene muy tensa desde que en junio pasado el gobierno de Trump bombardeó una de sus centrales nucleares.
“Las sedes ya están definidas y aprobadas desde hace años. Incluso el fixture ya está armado para el sorteo de este 5 de diciembre y en la radio hemos hablado con la gente de logística encargada de los estadios, y eso ya está coordinado”, comenta a El Comercio el reconocido periodista peruano Sammy Sadovnik, radicado en Estados Unidos, y quien transmite para AppleTV los partidos de la Major League Soccer. “Más allá de cualquier consideración, esto es total y exclusiva responsabilidad de FIFA”.
Un dato curioso es que no fue el presidente de la organización, Gianni Infantino, quien salió a poner en claro los límites entre la FIFA y los países anfitriones, en este caso Estados Unidos. Infantino se ha vuelto un habitual en la Casa Blanca y su cercanía a Donald Trump se ha hecho evidente desde que el republicano regresó al gobierno. De hecho, en mayo pasado acompañó al estadounidense en su primera gira internacional a Arabia Saudita, que lo retrasó de la reunión anual del Consejo de la FIFA en Paraguay. La relación se estrechó aún más en junio pasado durante el Mundial de Clubes que se realizó en Estados Unidos.
“Cuando se escogen las sedes de un Mundial, la FIFA trabaja en ellas varios años, coordinando cuestiones de seguridad y de que cumplan los requisitos mínimos para albergar partidos”, agrega Jorge Illa, PhD en Deporte, Nacionalismo y Política y docente de la UPC. “Sin embargo, ya ha habido ejemplos de cómo Infantino se rinde ante el poder. En el Mundial Qatar 2022 prohibió los brazaletes LGBT que querían ponerse algunos jugadores, por pedido expreso del gobierno qatarí. Cambiar una sede es otra historia, pero si Trump quiere hacerlo, Infantino no será quien se lo niegue”.
Pese a los dichos del mandatario, Sadovnik considera que no hay manera que se cambien las sedes. “Podría ocurrir por un tema climatológico, pero hay protocolos que además se manejan a nivel estatal, y no del gobierno federal”.
Ciudades peligrosas
Son 11 las ciudades en Estados Unidos que albergarán partidos de la Copa del Mundo. Se trata de Los Ángeles, San Francisco, Seattle, Atlanta, Boston, Dallas, Filadelfia, Houston, Kansas City, Miami y Nueva Jersey, la mayoría gobernadas por alcaldes demócratas.
“Esa es la belleza del fútbol, que es más grande que cualquier individuo y más grande que cualquier país”
Victor Montagliani, vicepresidente de la FIFA
Al deslizar la posibilidad de cambiar de sede, Trump puso especial énfasis en Seattle y San Francisco, ciudades que, en su opinión, “están gobernadas por lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que se hacen”.
Desde que regresó al poder en enero, el presidente ha ordenado desplegar a la Guardia Nacional en ciudades demócratas como Memphis, Washington DC y Portland, donde señala que hay una elevada criminalidad, pese a que las cifras indican lo contrario en estas dos últimas. Incluso en Los Ángeles envió a los ‘marines’ a hacer un trabajo que no les corresponde, como cuidar el orden público cuando se desataron protestas por las redadas contra los inmigrantes latinos.
“Trump está haciendo esto de cara a las elecciones legislativas de medio término, y forma parte del manual de que todo lo que hace la oposición es malo y todos los lugares donde están los opositores también”, señala Illa. “Si hay un tiroteo, por ejemplo, en San Francisco, será por culpa del gobernador demócrata y la ‘izquierda extremista’. Pero si pasa algo en un estado gobernado por los republicanos, también dirá lo mismo. O sea, la culpa siempre será de los mismos”.
EE.UU. y el fútbol
El Mundial de Fútbol arribará a Estados Unidos en un ambiente sumamente caldeado, y hay dudas sobre la llegada numerosa de visitantes de todo el mundo dada la dura política migratoria emprendida por esta administración. “El país sí está polarizado y hay mensajes de un lado y otro sobre lo que puede pasar. Pero la gente va a los mundiales. Si quizá hay temas con el visado, no creo que eso haga que los estadios no se llenen, eso dependerá de los partidos. No olvidemos que es un Mundial con 48 equipos”, señala Sadovnik.
El presidente Trump, que siempre busca salir ganador, sin duda no querrá que el Mundial se empañe. Ya comprobó, con el Mundial de Clubes, la trascendencia del fútbol en todo el planeta. Y como ya pasó aquella vez, se meterá en la foto final.
Hace una semana, Europa se impuso a Estados Unidos en la Ryder Cup de golf, pese al ambiente hostil que vivieron los jugadores europeos durante el evento realizado en Bethpage Black, cerca de Nueva York. Este triunfo se produce en momentos de tensión entre la Unión Europea y Estados Unidos, otrora cercanos aliados pero ahora distanciados debido al nuevo enfoque geopolítico y comercial de la administración Trump.
Durante la competencia, los aficionados estadounidenses interrumpían constantemente con gritos y cantos a los golfistas, provocando la queja del norirlandés Rory McIllroy, el mejor exponente europeo. “Lo que sucedió aquí no es aceptable”, dijo el jugador, cuya esposa incluso recibió un golpe con un vaso de cerveza.
“No creo que debamos aceptar eso en el golf”, dijo McIlroy a los periodistas, con sus compañeros de equipo europeos. “Creo que el golf debería mantenerse a un estándar más alto que lo que se vio ahí fuera esta semana”.
Tras su victoria, los golfistas europeos también se burlaron del presidente estadounidense, un gran aficionado a este deporte. “¿Lo estás viendo Donald Trump?”, cantaron los europeos en un video subido a redes sociales.
La Ryder Cup es uno de los torneos de golf más importantes del mundo. Se juega cada dos años, y es un mano a mano entre los mejores 12 golfistas profesionales de Estados Unidos y los 12 mejores de Europa.











