Una mujer condenada por matar a su hijo de cinco años con sal recibió una sentencia menor a la solicitada porque, dijo el juez, sufre de una enfermedad mental que se ha negado a admitir.
Lacey Spears, de 27 años, fue sentenciada a 20 años de prisión en un hospital por la muerte en el 2014 de Garnett-Paul Spears en un hospital de un suburbio de Nueva York. La fiscalía dijo que la madre alimentó a su hijo con una alta concentración de cloruro de sodio a través de un tubo en el estómago porque deseaba la atracción que la enfermedad del niño atraía hacia ella, especialmente gracias a sus mensajes en redes sociales.
Spears no mostró emoción alguna al pronunciársela sentencia.
El juez de la corte suprema del estado Robert Neary dijo que el crimen de Spears fue "inimaginable por su crueldad" y causó a su hijo "cinco años de tormento y dolor". Dijo que no imponía el máximo de 25 años a cadena perpetua porque "no hay que ser un siquiatra para ver que usted padece de Münchhausen por poder".
Münchhausen por poder es un trastorno en el que alguien causa daños intencionalmente a una persona bajo su cuidado y entonces disfruta la atención y simpatía que recibe.
El abogado de Spears se había negado a mencionar el padecimiento como parte de la defensa y ambas pates acordaron no mencionarlo en el juicio. Tras la sentencia, el abogado defensor Stephen Riebling dijo que es algo extraño que el juez lo mencionase porque a Spears "no se le ha diagnosticado ninguna enfermedad mental".
Spears no declaró en el juicio.
La defensa, que presentó una apelación de la convicción de Spears, le había pedido al juez una sentencia menor, el mínimo de entre 15 años y cadena perpetua. El abogado David Sachs dijo que Spears era "una madre soltera trabajadora que le dio a su hijo amor incondicional".
Pero la fiscal Doreen Lloyd, al pedir la máxima sentencia, le dijo al juez que las acciones de Spears "fueron inhumanas, despreciables y malvadas".
Fuente: AP