
Escucha la noticia

Cómo nuevas pruebas nucleares de EE.UU. y Rusia serían “muchas veces más peligrosas que las de la Guerra Fría”
Resumen generado por Inteligencia Artificial
Accede a esta función exclusiva
Resume las noticias y mantente informado sin interrupciones.
El tablero nuclear mundial volvió a encender sus alarmas. Horas después de que Vladimir Putin anunciara la primera prueba exitosa de Poseidón, el dron submarino de propulsión nuclear capaz de transportar una ojiva termonuclear y sortear cualquier defensa, Donald Trump ordenó al Pentágono reanudar de inmediato los ensayos nucleares de Estados Unidos, suspendidos desde hace más de tres décadas. Los dos anuncios reactivan el fantasma de una nueva carrera armamentista entre las mayores potencias bélicas del planeta y poseedoras del mayor número de ojivas nucleares. ¿Qué pasará con la cada vez más debilitada legislación que regula el control de estas armas desde el fin de la Guerra Fría?
“Ayer realizamos una nueva prueba de otro sistema prometedor, el submarino no tripulado Poseidón, también de propulsión nuclear”, dijo Putin el miércoles en una reunión con militares heridos en la guerra de Ucrania.
Newsletter Vuelta al Mundo

Francisco Sanz analiza cómo los eventos internacionales transforman el mundo, cada martes.
MIRA: El portaaviones más grande del mundo y los bombarderos estratégicos que ponen a Venezuela en tensión máxima
“Por primera vez fue posible no solo lanzarlo desde un submarino portador utilizando un motor auxiliar, sino también poner en marcha su sistema de propulsión nuclear, con el que el aparato navegó durante un cierto período de tiempo”, destacó Putin.

Agregó que la potencia del Poseidón “supera significativamente” las del misil intercontinental Sarmat, capaz de portar 10-15 ojivas nucleares de guiado individual.
“Además, por velocidad, por la profundidad en que navega este aparato no tiene análogos en el mundo y difícilmente los tendrá próximamente”, aseguró Putin.

Horas después Trump reaccionó desde Corea del Sur, donde se reunió con el presidente chino Xi Jinping, y ordenó al Pentágono la reanudación de ensayos con armas nucleares, interrumpidos desde hace más de 30 años.
“Debido a los programas de prueba de otros países, he instruido al Departamento de Guerra para que comience a probar nuestras armas nucleares en igualdad de condiciones”, escribió Trump en su plataforma Truth Social.
Enfatizó que Estados Unidos tiene más armas nucleares que cualquier otro país, y destacó sus propios esfuerzos por realizar “una actualización y renovación completas de las armas existentes”.
“Rusia está en segundo lugar, y China está muy por detrás, pero estará a la par en cinco años”, agregó Trump.
Sin embargo, esa afirmación es inexacta pues de acuerdo con el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Rusia dispone de 4.309 ojivas nucleares desplegadas o almacenadas, frente a las 3.700 de Estados Unidos y 600 de China.

El jueves, Trump matizó su anuncio y dijo que su objetivo es conseguir la “desnuclearización” e incluir a China en las negociaciones de los tratados de no proliferación con Rusia.
“Me gustaría ver desnuclearización, porque tenemos muchas (armas nucleares) y Rusia ha sufrido. Rusia es la segunda y China la tercera y China se va a adelantar en cuatro o cinco años. Creo que la desescalada, lo que llamaría desnuclearización sería una gran cosa. Algo de lo que estamos hablando con Rusia y queremos añadir a China si lo hacemos”, indicó.
Desde la segunda Guerra Mundial hasta 1992 Estados Unidos realizó más de 1.000 ensayos nucleares. Hasta 1963 estos ensayos eran atmosféricos y, desde esa fecha en adelante, solo se realizaron pruebas subterráneas.
También el jueves, el Kremlin precisó a Trump que Rusia no ha realizado ningún ensayo nuclear, sino que simplemente ha probado dos sistemas de armamento de nueva generación con propulsión atómica.
“Esto no puede interpretarse de ninguna forma como un ensayo nuclear”, dijo Dmitri Peskov, portavoz presidencial.
Peskov subrayó que Moscú informó a la Casa Blanca sobre la prueba del Poseidón.
Por su parte, la Cancillería de China llamó a Estados Unidos a respetar “seriamente” la prohibición internacional de los ensayos nucleares.
La última prueba nuclear realizada por Estados Unidos se llevó a cabo el 23 de septiembre de 1992 en el estado de Nevada.
Desde 1996, Estados Unidos es firmante del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, pero no lo ha ratificado.
Mientras que el último ensayo nuclear confirmado de Rusia (entonces la Unión Soviética) fue realizado el 24 de octubre de 1990, en el sitio de pruebas de Novaya Zemlya, en el Ártico.
Rusia también firmó en 1996 el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, pero en noviembre del 2023 retiró su ratificación.
Como consecuencia, tanto Estados Unidos como Rusia mantienen una moratoria voluntaria sobre los ensayos nucleares, pues el tratado aún no ha entrado en vigor porque faltan ratificaciones de varios países clave además de los ya mencionados.
Los peligros de una nueva carrera nuclear

El embajador y analista internacional Juan Álvarez Vita le dijo a El Comercio que estos anuncios no son simples demostraciones de fuerza, sino el reflejo de una nueva etapa de tensión global comparable —y hasta más peligrosa— que la Guerra Fría del pasado.
“Estamos en una nueva etapa de la llamada Guerra Fría, que muchos creímos superada tras la desaparición de la Unión Soviética, pero Rusia sigue siendo Rusia. Tiene una vocación hegemónica que no va a abandonar, como tampoco Estados Unidos. Ambos son los grandes contendores por el dominio planetario”, advirtió el experto.
Según explicó, la presentación del Poseidón se inscribe en una lógica de disuasión y presión psicológica entre Moscú y Washington.
“Putin lanza este nuevo armamento en respuesta a actitudes de Trump que Rusia percibe como una amenaza. Es una lucha psicológica entre ambos líderes, pero que arrastra también a sus aliados y pone al mundo entero en una situación de riesgo”, añadió.
Álvarez Vita sostuvo que el mensaje de Putin es doble: reafirmar la posición estratégica de Rusia frente a la OTAN y recordar que la seguridad nacional rusa pasa por detener la expansión de la alianza occidental.
“Putin busca advertir que Rusia no permitirá una política expansiva de la OTAN y reclama el cumplimiento de acuerdos previos que han sido ignorados. Pero más allá de eso, estamos ante una continuidad de la Guerra Fría, con el peligro de que el equilibrio psicológico se rompa y el conflicto escale hacia una hecatombe mundial”, dijo.
El especialista sostuvo que los anuncios de Rusia y Estados Unidos evidencian la crisis del sistema internacional de control y limitación de armas nucleares.
“Debe pensarse en una reforma completa del sistema internacional, porque no hay igualdad entre los Estados. En el Consejo de Seguridad de la ONU, los cinco miembros permanentes —los vencedores de la Segunda Guerra Mundial— conservan el derecho de veto, y son precisamente los principales poseedores de armas nucleares”, señaló.
Citó como ejemplo el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y el Tratado de Tlatelolco, que convirtió a América Latina en una zona libre de armas nucleares.
“Estos tratados han tenido éxito parcial, pero el problema es que mientras algunos países están obligados a no desarrollar armas atómicas, otros las perfeccionan constantemente. Eso contradice el principio de igualdad de los Estados que consagra la Carta de la ONU”, indicó.
Cuando se le preguntó si la posible reanudación de pruebas nucleares sería una situación igual o más peligrosa que la vivida en la Guerra Fría, Álvarez Vita no dudó: “Sería muchas veces más peligroso. Tras la desaparición de la Unión Soviética, los países con capacidad nuclear siguieron perfeccionando su arsenal. Hoy el potencial atómico es muchas veces superior al de hace 40 años”.
“Desde Hiroshima y Nagasaki hasta hoy, el desarrollo nuclear ha sido una constante. Se pensó que con la caída de la Unión Soviética llegaría una etapa de paz, pero la realidad muestra lo contrario. La guerra continúa y el riesgo de una hecatombe mundial es cada vez más alto”, advirtió.
Álvarez Vita concluyó con una reflexión inquietante: “El destino de la humanidad podría depender del equilibrio mental de unos pocos líderes con poder nuclear. Eso es lo más trágico: que el futuro del planeta esté en manos de decisiones individuales, en un sistema internacional cada vez más desequilibrado”.
¿Cómo es el dron submarino Poseidón?

Presentado por Putin como una de las joyas tecnológicas de la nueva era militar rusa, Poseidón, también conocido como Status-6 o Kanyon en la clasificación de la OTAN, es un dron submarino de propulsión nuclear diseñado para transportar una carga termonuclear de gran potencia capaz de destruir objetivos costeros o flotas enteras.
Según el Kremlin, su sistema de propulsión atómica le otorga un alcance prácticamente ilimitado y una autonomía operativa de varios días, lo que le permitiría moverse a miles de kilómetros bajo el mar sin necesidad de reabastecimiento.
El artefacto puede ser lanzado desde submarinos especialmente adaptados, como el K-329 Belgorod, y operar a grandes profundidades, fuera del alcance de la mayoría de los sensores y sistemas antitorpedo actuales. Moscú asegura que su velocidad supera los 200 kilómetros por hora y que ningún sistema de defensa occidental podría interceptarlo.
Pero lo que más alarma genera en Occidente no es solo su velocidad, sino su supuesta capacidad destructiva. Diversos informes rusos afirman que el Poseidón podría detonar una carga nuclear lo suficientemente potente como para provocar un “tsunami radiactivo”, inundando y contaminando extensas zonas costeras. Si bien muchos expertos cuestionan la viabilidad real de ese escenario, el solo hecho de que se plantee refuerza su valor como arma de disuasión psicológica.










