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¿Qué es Antifa y por qué Trump anunció su designación como organización terrorista en Estados Unidos?
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Donald Trump anunció el miércoles que designará al movimiento radical de izquierda Antifa en Estados Unidos como una “organización terrorista”. Lo hizo en momentos en los que el presidente ha iniciado una escalada contra sus opositores, utilizando el asesinato del activista de derecha Charlie Kirk para sostener que en su país hay una conspiración violenta contra los valores conservadores estadounidenses.
“Me complace informar a nuestros numerosos patriotas estadounidenses que designo a ‘Antifa‘, un DESASTRE ENFERMO Y PELIGROSO DE LA IZQUIERDA RADICAL, como organización terrorista”, escribió el presidente en Truth Social.
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“También recomendaré con firmeza que las personas que financian a ‘Antifa’ sean objeto de una investigación exhaustiva, de conformidad con las normas y prácticas jurídicas más estrictas", añadió Trump.
El mandatario no agregó más detalles y la Casa Blanca tampoco abundó en el tema.

Durante su primera gestión como presidente (2017-2021), Trump ya intentó designar a Antifa como terrorista. Aquella vez, culpó al movimiento por los saqueos y disturbios que surgieron durante las protestas contra la brutalidad policial tras la muerte del afroestadounidense George Floyd.
Ahora volvió a la carga tras el asesinato de activista conservador Charlie Kirk, ocurrido el pasado 10 de septiembre en la Universidad del Valle, en Utah.
El presunto autor del crimen, Tyler Robinson, ya está detenido. Hasta ahora no se ha probado que tenga vínculos o que milite en la izquierda, o si forma parte de Antifa. Tampoco si actuó bajo instrucciones de algún grupo político o que haya estado en alguna célula organizada.
En una de sus primeras reacciones públicas tras el crimen, Trump dijo en una declaración desde el Despacho Oval que el asesinato de Kirk representa un “momento oscuro para América”, elogió al activista, lo llamó “mártir por la verdad y la libertad”, y acusó a la “izquierda radical” de comparar a personas como Kirk con nazis y otros criminales.
“Tenemos que golpear con todo lo que tenemos a esos lunáticos de la izquierda radical”, manifestó Trump en otra declaración a la prensa.
Luego, en una entrevista en Fox & Friends, Trump dijo que “los radicales de la izquierda son el problema”.
En los días posteriores al asesinato de Kirk, funcionarios como su vicepresidente JD Vance se sumaron a Trump para prometer una ofensiva contra la izquierda política.
Vance mencionó a Open Society Foundations, financiada por el multimillonario y donante demócrata George Soros; y a la Fundación Ford, y las acusó de financiar un artículo en The Nation, revista a la que atacó por su cobertura sobre la muerte de Kirk.
La administración Trump también ha anunciado que revocará los visados de las personas que celebren la muerte de Kirk, e iniciará investigaciones federales sobre discursos de odio.

Al respecto, el analista internacional Francisco Belaunde Matossian le dijo a El Comercio que tras el asesinato de Kirk está ocurriendo en Estados Unidos lo que se temía y que “en realidad, Donald Trump no es un demócrata”.
“Está claro que nunca ha creído en la democracia y aprovecha cualquier ocasión para ir contra personas que no piensan como él. Está destruyendo de a pocos la democracia en Estados Unidos por varios frentes”, sostuvo Belaunde.
Advirtió también que la narrativa de Trump es contradictoria, pues mientras por un lado indultó y concedió conmutaciones de pena a casi 1.600 personas que fueron procesadas por distintos delitos cometidos durante el asalto al Capitolio del 6 de enero del 2021, ahora busca designar como terrorista al movimiento Antifa.
El analista recordó que este año la congresista demócrata Melissa Hortman y su esposo Mark Hortman fueron asesinados y que el crimen fue catalogado por las autoridades como “políticamente motivado”, pero por parte de Trump no hubo la misma reacción que en el caso de Kirk.
Según Belaunde, esta postura de Trump daña la imagen internacional de Estados Unidos y también puede servir de justificación a gobiernos autoritarios en otras regiones para imitarlo y criminalizar o silenciar a sus opositores bajo el argumento del terrorismo.
“Esos gobiernos que quieran imitar a Trump actuarían como lo hace Nicolás Maduro en Venezuela o Daniel Ortega en Nicaragua, donde se silencia a las voces disidentes y se ataca la libertad de expresión”, anotó.
¿Qué es Antifa?

Antifa es el diminutivo de “antifascistas”. No es una organización formal con jerarquía, liderazgo único o membresía registrada.
Se trata de una red descentralizada de activistas y colectivos que comparten una identidad común: la oposición al fascismo, el racismo, la extrema derecha, el supremacismo blanco y otras formas de autoritarismo.
Sus orígenes modernos se remontan a Europa en los años 30, pero en Estados Unidos tomó fuerza en las últimas dos décadas, especialmente tras la llegada de Trump a la presidencia en el 2017 y los choques con grupos supremacistas blancos.
“Piensa en ellos como unos antirracistas radicales que quieren encargarse personalmente de la tarea de detener la supremacía blanca”, afirmó al New York Times Mark Bray, historiador de la Universidad Rutgers y autor de “Antifa: El Manual Antifascista”.
Bray agregó que la diferencia entre ellos y alguien que se opone normalmente a estas cosas es que los antifascistas no confían en que el gobierno o la policía desmantele efectivamente el fascismo y la supremacía blanca. Es más, Antifa sospecha que la policía y la sociedad capitalista simpatizan con esas ideas. “De allí proviene la idea de hacer justicia por sus propias manos, lo que le brinda cierto aire de militancia a su misión”.
El historiador afirmó que el Antifa actual en Estados Unidos está inspirado en los movimientos para combatir a la extrema derecha en el Reino Unido y Alemania de los años 70 y 80, en los que, por ejemplo, los participantes asumían la tarea de vigilar y controlar a los “cabezas rapadas” en los partidos de fútbol.
¿Cómo actúa Antifa?

Quienes forman parte del movimiento Antifa utilizan una amplia gama de tácticas de protesta, que van desde manifestaciones pacíficas hasta acciones de fuerza como bloqueos, contramanifestaciones y, en ocasiones, enfrentamientos violentos con simpatizantes de la extrema derecha.
Muchos de los Antifa cubren sus rostros con pañuelos o capuchas negras, lo que ha dado origen a la llamada estrategia del black bloc, usada para evitar ser identificados. Esa apariencia combativa ha alimentado la percepción de que se trata de un grupo clandestino y violento.
Los Antifa suelen identificarse con causas progresistas y movimientos sociales vinculados a la justicia racial, los derechos de las minorías y la defensa de la diversidad sexual. No obstante, críticos y autoridades conservadoras los acusan de promover la violencia como método político, difuminar los límites entre protesta y vandalismo, y buscar desestabilizar el orden público.
En Estados Unidos, Antifa cobró notoriedad en el 2017 durante los disturbios de Charlottesville, Virginia, cuando militantes antifascistas se enfrentaron a manifestantes neonazis y supremacistas blancos.
En agosto del 2017, durante la marcha denominada “Unite the Right”, grupos neonazis, supremacistas blancos y miembros del movimiento de ultraderecha conocido como Alt-Right se concentraron en Charlottesville para protestar contra la retirada de una estatua confederada. En respuesta, miles de manifestantes antifascistas, militantes de Antifa y activistas por los derechos civiles, salieron a las calles para enfrentarlos.

La tensión derivó en violentos choques que culminaron en tragedia cuando un supremacista arremetió con su automóvil contra una multitud de contramanifestantes, matando a la activista Heather Heyer e hiriendo a decenas más, un hecho que marcó un punto de inflexión en el debate sobre el extremismo y el antifascismo en el país.
¿Organización terrorista?
Al ser Antifa un término general que engloba a grupos militantes de extrema izquierda y no una entidad única, no está claro cómo la administración Trump lo designaría como organización terrorista.
Actualmente, el departamento de Estado no tiene una lista nacional equivalente a su lista de organizaciones terroristas extranjeras, donde figuran organizaciones como Al Qaeda, el Estado Islámico, Hamás, Hezbolá, entre otros.
El New York Times remarcó que no existe un mecanismo para designar como terroristas a grupos nacionales.
A gregó que a pesar de los constantes llamamientos, sobre todo tras los tiroteos masivos perpetrados por supremacistas blancos, para establecer una ley nacional contra el terrorismo, actualmente no existe un estatuto único.










