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La peruana que sin saberlo guardó una obra de Picasso perdida en España y que se creía robada por una mafia extranjera
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La desaparición de una pintura de Pablo Picasso durante su traslado desde Madrid hacia una exposición que iba a realizarse en Granada fue una noticia de amplia cobertura en España a lo largo del mes de octubre. Con el robo de joyas ocurrido en el Museo de Louvre, en París, como hecho casi simultáneo, las autoridades no descartaban la posibilidad de que ambos incidentes pudieran estar conectados a través de una presunta red criminal, pero el caso terminaría siendo un enorme malentendido que tuvo como protagonista a una mujer peruana.
El cuadro de Picasso en cuestión, llamado “Naturaleza muerta con guitarra”, es pequeño, de apenas 12,7 x 9,8 centímetros; sin embargo, tiene un valor estimado de 600.000 euros. Tras haber sido recolectado junto a otras muestras en Madrid a fines de setiembre, la obra llegó al Centro Cultural Caja Granada el 3 de octubre, o por lo menos eso creyó la empresa de envíos a cargo del traslado.
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El medio español “Antena 3” indicó que cuando se desempaquetó la carga de pinturas, destinada a una muestra dedicada a los bodegones, la obra de Picasso no se encontraba. Cuatro días después, la organización del evento reportó a la policía local la pérdida.
Desde entonces se emprendió una intensa labor de revisión de la ruta del camión que la había llevado y de las capturas de videovigilancia. El recorrido entre Madrid y Granada fue de algunas horas y tuvo una única parada en la que no se habían registrado incidentes, por lo que el caso generaba cierto nivel de desconcierto. De los 57 cuadros que llevaba la empresa logística a cargo del envío, “Naturaleza muerta con guitarra” era el único perdido.

El incidente recibió gran atención de los medios de comunicación y recordó el caso de otras pinturas de Picasso extraviadas, como “La paloma con guisantes”, sustraída en el 2010 junto a otras cinco obras con un valor conjunto de 100 millones de euros y la cual habría sido presuntamente destruida, según la versión de los ladrones. Mejor suerte tuvieron trabajos pictóricos como “Retrato de Dora Maar” o “Cabeza de mujer”, que sí fueron recuperados tras ser hurtados.
Un cuadro que nunca se movió
Lo que sucedió realmente fue que el cuadro se encontró todo el tiempo en el mismo edificio en el que residía su dueño, quien lo había prestado para la exposición en Granada. Aparentemente, el personal de transporte lo dejó olvidado en la entrada del inmueble, ubicado en el acomodado barrio madrileño de Chamartín.
Dolores, una peruana de 68 años que vive desde hace dos décadas en España, labora como portera de la finca multifamiliar y se encontró con un paquete sin etiqueta o referencias en medio de sus labores habituales, por lo que decidió guardarlo esperando que alguno de los vecinos lo reclamara, sin saber que este ocultaba la valiosa pintura.
“Estaba un paquete y pensé que se le había olvidado a alguien, a algún vecino. Parecía un espejo y pensé: ‘No vaya a ser que se caiga y nadie entra ni sale, si me llevo este paquete seguramente van a preguntar”, contó a Antena 3.
Los días transcurrían sin que el objeto fuera reclamado, y Dolores y su esposo Armando vieron la noticia de la desaparición de una pintura en la televisión y en los diarios del quiosco que regentan cerca del edificio. El marido de la portera había conversado con una de las vecinas de la finca, quien le contó sobre un paquete perdido, lo que de inmediato hizo que la pareja recordara lo que hasta ahora creían que era un espejo.
“Nos enteramos por la televisión sobre un cuadro que se había perdido y digo: ‘Encontré un cuadro, un espejo, ¿no será esto?’”, indicó la portera.
El matrimonio procedió a comunicarse con la policía y poco después recibió la visita de un grupo de agentes, que los llevó a una comisaría para presentar su testimonio el 24 de octubre. Dolores y Armando fueron interrogados por separado, debido a que las autoridades temían que fueran parte de una red criminal ligada al robo en el Louvre, en el que los delincuentes se llevaron joyas valoradas en 88 millones de euros.

Fue por ese contexto que el interrogatorio terminó siendo más extenso de lo esperado y la policía preguntó con insistencia a ambos si eran parte de algún tipo de organización delictiva, lo que el matrimonio rechazó con firmeza. Por entonces “Naturaleza muerta con guitarra” ya figuraba en la base de datos de obras de arte robadas de Interpol.
“La policía me sentó en la mesa y durante tres horas me preguntaban cómo había llegado el cuadro a mi casa, cómo lo encontré, qué hice con él, de mi trabajo. Y yo les repetía una y otra vez lo mismo: yo entraba de la calle cuando vi un paquete apoyado en la verja. Entonces pensé que era de un vecino y lo llevé a la portería. No venía ningún nombre y ahí lo puse”, declaró Dolores a “La Sexta”.
Al abrir y revisar el contenido del paquete, la Policía Científica de España comprobó la autenticidad del cuadro y la Brigada de Patrimonio Histórico local anunció que la pintura había sido encontrada.
Finalmente, las pesquisas indicaron que el cuadro permaneció en todo momento dentro de la finca custodiada por Dolores y que la empresa encargada del transporte olvidó el bodegón, dejándolo sin etiquetado.
Más allá de la confusión logística y de que el incidente haya sido aclarado, Dolores indicó que lo sucedido le generó ansiedad y temor de ser asociada a un crimen de cara a la opinión pública. La trabajadora también indicó que le preocupaba que la noticia llegara al Perú de forma negativa, al punto de que ha preferido no dar su nombre completo a los medios.
“Somos gente honrada que no hemos hecho otra cosa que trabajar”, declaró al diario “El País” a la vez que agregaba que no recogería “ni un paquete más, así vaya a explotar” a causa de lo sucedido.
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