(Foto: Reuters)
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Virginia Rosas

Hace tres años que Gran Bretaña vive una pesadilla. Un referéndum para dejar la Unión Europea (UE), convocado con prisa, sin reflexión y sin un plan serio para aplicarlo, ha llevado al a esta locura colectiva que parece haberlo fracturado irremediablemente.

La propia familia del actual primer ministro , principal artífice del ‘brexit’, hizo campaña por seguir perteneciendo a la UE. Rachel, la segunda de los cuatro hermanos, se inscribió tras el referéndum en el partido Liberal Demócrata y luego en Change UK, dos agrupaciones opuestas al divorcio de Gran Bretaña de los 27. 






Jo, el hermano menor de Boris, que reclamaba desde hacía tiempo un segundo referéndum sobre el ‘brexit’, renunció el jueves al cargo de ministro de Estado de las Universidades y a su curul. “Estas últimas semanas estuve tironeado entre la lealtad a mi familia y el interés nacional. Es un dilema sin solución y es tiempo de que otros ocupen mis funciones de ministro y de diputado”.

Y qué decir de Stanley, el padre, que consagró veinte años de su vida a la construcción de lo que entonces era la Comunidad Económica Europea, precursora de la actual UE. “Soy un eurófilo cuyo hijo tiene como tarea deshacer los vínculos con Europa”.

Para entender a Boris Johnson, quien de niño le decía a su hermana que quería ser rey del mundo, hay que escarbar en su biografía: es el mayor de cuatro hermanos que crecían al cuidado de dos nanas, vivieron 32 mudanzas por diferentes ciudades en 15 años, tenían un padre donjuán y ausente –que dedicaba demasiado tiempo a construir esa Europa que ahora su hijo aborrece– y una madre profundamente deprimida, que debía lidiar no solo con cuatro niños pequeños, sino con trastornos obsesivos compulsivos y que pasaba largas temporadas en un hospital psiquiátrico de Londres.

Fue justamente en Bruselas, sede de la UE, donde el matrimonio Johnson colapsó. Boris y Rachel, los dos hijos mayores, fueron enviados a un internado en Inglaterra. El relato de Rachel sobre estos dos niños, que atraviesan solos el Canal de la Mancha para llegar al colegio que los acogerá en la campiña inglesa, da cuenta del poco cuidado que recibieron de sus padres. Chacoteros y desenfadados, los hermanos no tienen ningún escrúpulo en participar tanto en debates serios, como en ‘reality shows’ y programas de comicidad dudosa con tal de ser el centro de atención.

Boris, que quisiera ser comparado con el mítico Winston Churchill, no cesa de repetir la famosa frase con la que el primer ministro arengaba a sus compatriotas durante la II Guerra Mundial: “We shall never surrender” (Nunca nos rendiremos).

Pero aquí no cabe ninguna comparación. Churchill movilizó a los británicos, para impedir la invasión nazi, con una frase que quedó inscrita en la historia: “No tengo nada que ofrecerles, solo les pido sangre, sudor y lágrimas”. La recompensa fue la victoria.

Bo Jo arengó a los ciudadanos del Reino Unido a emprender una fantasiosa guerra contra un supuesto invasor inmigrante y lo que logró fue que se pelearan entre ellos. Una batalla inútil y más prolongada que los bombardeos de la Luftwaffe sobre el territorio británico.

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