Milagros Asto Sánchez

Son casi las 9 de la noche en , epicentro del brote de en Italia, y el médico Paolo Occorso finalmente hace una pausa para comer. Sale del hospital y aprovecha también para responder una llamada desde el Perú con la esperanza de ayudar a evitar que una tragedia similar a la que vive su nación se repita en Latinoamérica. “Tengo en mi corazón a tu continente y a tu país, si puedo ayudar en algo a ese lindo pueblo para mí es un honor” es lo primero que dice.

En Lombardía han muerto casi 9.500 personas, más de la mitad de los fallecimientos en el país. Las salas de urgencias y de terapia intensiva se llenaron rápidamente a mediados de febrero, cuando se detectó el primer caso en esa región del norte de Italia. Y se siguen llenando. “Ahora estamos en el pico de la epidemia. El virus se multiplicó a una velocidad impresionante. Hemos tenido 2 mil o 3 mil casos positivos cada día. Esto rebasó la capacidad de respuesta de la estructura de salud, muchas veces el esfuerzo no es suficiente”, dice el médico italiano de 44 años.

Este siciliano especialista en medicina tropical y pediatría atiende la emergencia en el hospital de Lodi, una ciudad a 30 km de Milán, que está también muy cerca del pueblo de Codogno, la zona cero del brote en el país europeo. Forma parte del equipo multidisciplinario que la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) ha asignado en Lombardía con la misión de formar al personal de salud italiano para mitigar el riesgo ante el avance del virus y para prevenir el contagio.

El médico afirma que el 10% de los contagiados son integrantes del personal de salud. “Ya se cuentan 70 médicos y enfermeras muertos y lamentablemente la lista crece día a día. El personal de salud de los hospitales fue sorprendido por esto, nadie imaginaba que el virus iba a tener un impacto tan fuerte. Al inicio muchos se contagiaron y fueron también un multiplicador de la infección”, lamenta.

Paolo ha trabajado antes en graves emergencias en complicadas zonas del mundo, pero esta es la primera vez que le toca ver una situación de esa magnitud en su país. Los hospitales, normalmente ordenados y con flujos normales de pacientes están ahora rebalsados, lo que se hace muy difícil atender a todos los enfermos. Ninguna de las urgencias vividas en los últimos 50 años en Italia, principalmente asociadas a terremotos u otros desastres naturales, tiene punto de comparación con lo que está causando el coronavirus ahí.

El médico Paolo Occorso ha trabajado en varias emergencias en el mundo. (Facebook / Paolo Occorso)
El médico Paolo Occorso ha trabajado en varias emergencias en el mundo. (Facebook / Paolo Occorso)

Es impactante ver la sala de urgencias como la había visto en otros lugares del mundo, en Afganistán, en algunas epidemias en África, como la del ébola, que dejó cicatrices en nuestro corazón. Impacta verlo en un país que había olvidado eso. Esto nos recuerda a la Segunda Guerra Mundial por el impacto tan fuerte en la conciencia de la gente y el sistema de salud”.

“El tiempo hace la diferencia”

El médico insiste en que el momento de actuar contra el COVID-19 en el Perú y la región es ahora. Ha visto las imágenes que llegan desde Guayaquil, en Ecuador, y siente preocupación. “El tiempo hace la diferencia en esta epidemia”, advierte.

Aquí mucha gente se muere y no puede despedirse de sus familiares. Es una situación muy triste y hay que subrayarlo al pueblo del Perú para que se prepare para recibir el mismo impacto, esperemos que no sea así, pero no hay que dejar las cosas a la suerte. Se debe formar al personal de salud para enfrentar logística y técnicamente la epidemia que se va a presentar en los hospitales peruanos”, afirma.

Un miembro del personal médico ayuda a un paciente infectado por el nuevo coronavirus a llamar a sus familiares por videoconferencia en Bérgamo. (Foto: Piero Cruciatti / AFP)
Un miembro del personal médico ayuda a un paciente infectado por el nuevo coronavirus a llamar a sus familiares por videoconferencia en Bérgamo. (Foto: Piero Cruciatti / AFP)
/ PIERO CRUCIATTI

Asimismo, dice que pensar que la enfermedad no va a llegar con la misma magnitud a Latinoamérica es un error que se puede pagar muy caro. “Por eso hay que compartir la información para que la gente tome conciencia. Si aquí el virus nos arrolló con toda la tecnología y los recursos que tienen los países europeos… en Latinoamérica hay muchos pueblos remotos, un tejido social muy frágil, es más complicado. Entonces hay que prevenir y proteger a la población más vulnerable”, señala.

Paolo recuerda que la característica principal de este virus es que muchos de quienes transmiten la enfermedad son asintomáticos y precisamente por eso es más importante que las personas cumplan las medidas de aislamiento social y las cuarentenas, incluso aquellos que están convencidos de que no están enfermos. “Entiendo muy bien que mucha gente en nuestros países latinoamericanos depende de lo que ganan al día para comer y se ven obligados a salir. Esa es la población que podría tener una justificación, pero el virus no escucha justificaciones. Si seguimos circulando en la calle el virus se propagará a más personas y hará colapsar el sistema de salud muy rápidamente”.

El cariño de Paolo por Latinoamérica nació muchos años atrás cuando trabajó en algunos proyectos en la región. “Estuve en México, conocí Guatemala, Nicaragua, El Salvador, en Argentina, Chile. En el Perú tuve el placer de visitar Cusco y Lima, tengo muchos amigos y gente que quiero allá. Conozco muy bien la historia del Perú. He trabajado en comunidades indígenas, donde aprendí muchas cosas de la gente y de las extraordinarias culturas mesoamericana y peruana”, cuenta.

El médico invita a ayudarnos a nosotros y ayudar al resto, como espera haberlo hecho él al compartir a través del teléfono su experiencia en la zona cero de la pandemia en Italia. “Nosotros nos formamos con una percepción muy humanista de la medicina, la interpretamos como un instrumento de servicio y creemos en ese juramento que hacemos que dice que nuestro ser profesional tiene que estar al servicio de la comunidad. Para nosotros es una responsabilidad social muy grande. Yo aprendí en Latinoamérica que la solidaridad es la ternura entre los pueblos. Y eso es lo que hay que aplicar ahora”.

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¿Qué es el coronavirus?

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).

El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre del 2019.

El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.

Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.

Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.

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