
Escucha la noticia
Fuerte crisis diplomática entre Israel y España: ¿una posible ruptura en las relaciones o el uso político de una controversia?
Resumen generado por Inteligencia Artificial
Accede a esta función exclusiva
Resume las noticias y mantente informado sin interrupciones.
Las relaciones diplomáticas entre España e Israel se encuentran en un momento de crisis que se agudizó a comienzos de esta semana con la prohibición de ingreso a territorio israelí que el gobierno de Benjamin Netanyahu impuso a Yolanda Díaz, vicepresidenta y ministra de Trabajo del país europeo. También fue vetada la ministra de Juventud e Infancia española, Sira Riego.
La administración israelí tomó esta decisión luego de que el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, se refiriera a los ataques contra Gaza como un “genocidio”, término que hasta ahora evitaba emplear, pero con el que había amagado antes generando protestas de Israel.
Newsletter Vuelta al Mundo

Sánchez fue más allá al anunciar este martes 9 un decreto para el embargo de armas a Israel que se sumaba a medidas adicionales relacionadas a impedir el abastecimiento a las fuerzas militares del estado hebreo.

El ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Gideon Saar, acusó a la gestión de Pedro Sánchez de “institucionalizar el antisemitismo” y apuntó a Yolanda Díaz como una de las grandes responsables de su postura, declarándola persona no grata junto a Riego y vetando su presencia en suelo israelí este lunes 8.
“Es evidente que Díaz, líder del partido extremista Sumar, está aprovechando la debilidad política del presidente Sánchez y lo está arrastrando, paso a paso, a implementar su visión antiisraelí y antisemita”, indicó Saar.

El jefe de la diplomacia de Israel siguió cargando contra España, calificando a su gobierno de “corrupto” y sin autoridad moral, acusando al estado europeo de haber llevado a cabo “una de las mayores limpiezas étnicas de la historia contra los judíos” en 1492.
La respuesta española llegó un día más tarde, cuando el ministro de Asuntos Exteriores español, José Miguel Albares, anunció que Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich, responsables respectivamente de las carteras israelíes de Seguridad y Finanzas, fueron incluidos en una lista de ciudadanos del Estado hebreo sancionados con la prohibición de ingresar a España.
Albares sostuvo que no se incluyó a Netanyahu, jefe de gobierno israelí, haciendo alusión a la orden de arresto que la Corte Penal Internacional le impuso a este último. “Ya hay medidas internacionales que están plenamente en vigor en España”, dijo al respecto el ministro español.
¿Medida conjunta o decisión aislada?
Países como Noruega, Australia, Reino Unido y Países Bajos han impuesto sanciones similares a Ben-Gvir y Smotrich, considerados los ministros más radicales de la coalición de gobierno israelí y grandes promotores de medidas duras sobre los territorios palestinos.
Para Enrique Banús, analista internacional y catedrático de la Universidad de Piura (Udep), el apoyo a un estado palestino tiene un carácter marcado dentro del espectro político español y, a su juicio, Pedro Sánchez actúa en torno a esa línea.
“Dentro de las fuerzas políticas, sobre todo el Partido Socialista y los otros subgrupos más a la izquierda, hay una línea muy a favor de los palestinos. Eso no es nuevo, tiene una tradición, pero tampoco se puede decir que España lo sea por completo, pues dependiendo de las fuerzas políticas esto es más o menos matizado”, explica Banús.

Desde la perspectiva de Jorge Antonio Chávez, internacionalista y docente de la Academia Diplomática del Perú, la posición a favor de Palestina también ha tenido aproximaciones desde la derecha española, pues en periodos anteriores se implementaron medidas similares al embargo de armas, aunque con un alcance mucho más limitado.
“Entiendo que ya existe un precedente en ese mismo sentido que tuvo lugar durante el gobierno de Mariano Rajoy del Partido Popular, que es más bien de derecha”, comenta.
El tiempo reciente ha mostrado un viraje en la postura de los países europeos en torno a la cuestión palestina, siendo España uno de los que reconoció a dicho territorio como Estado en el 2024 junto a Noruega, Irlanda y Eslovenia.
Otras naciones del ámbito europeo como Francia, Reino Unido o Portugal también han manifestado su interés por reconocer a Palestina como estado —en algunos casos con condicionantes— como respuesta a la intervención de Israel sobre Gaza.
“Algo que he hecho Sánchez es reconocer el estado palestino, lo cual es una señal política que no tiene precedentes en la política española, a pesar de que ciertos sectores progresistas han tenido una solidaridad hacia la causa palestina”, apunta Jorge Antonio Chávez.
“Lo que vemos es que hay una posición de parte de España que está tratando de construir un consenso en Europa para que otros países asuman medidas similares”, añade Chávez.
No obstante, a juicio de Banús la postura de España no necesariamente debería enmarcarse en una medida conjunta, debido a que el gobierno de Pedro Sánchez se encuentra relativamente aislado. El rechazo del presidente español a incrementar el gasto militar y su negativa a comprometerse de forma más decisiva en su apoyo a Ucrania lo han hecho perder consideración entre sus pares.

“No lo están invitando a las cumbres sobre Ucrania donde están países como Finlandia, Francia, Polonia y hasta Alemania”, comenta el docente de la Udep, quien insiste en que el jefe de gobierno de España no tiene influencia en la región.
“Pedro Sánchez ha perdido crédito en Europa y lo que haga parece no tener una repercusión muy grande porque se ha quedado solo. Está en línea con algunos líderes europeos que están cambiando su postura, pero estas al final son distintas. Sánchez ha sufrido algunas derrotas europeas significativas, como con el tema de buscar que el catalán fuera declarado lengua oficial de la Unión Europea, algo que todos sabíamos que era inviable”, profundiza Banús.
A juicio de ambos expertos, una ruptura diplomática total entre ambos países no es imposible, pero sí bastante difícil porque para que esto suceda se deberían llevar a cabo agresiones severas.
“La diplomacia suele tener una gradualidad. Lo que se hace es enviar una nota de protesta, convocar al embajador a la Cancillería y llamarlo a consulta. Tras esto se retira al embajador y más adelante se reduce el nivel en las relaciones designando un encargado de negocios y más adelante se puede expulsar a más funcionarios”, menciona Chávez.
“La última medida que se puede tomar es la ruptura de relaciones diplomáticas, en casos como una declaratoria de guerra o que se atente contra alguna de las embajadas. Un escenario de ese tipo no es imposible, pero sí bastante complicado”, agrega.
Enrique Banús añade que hay una variable adicional, y es el hecho de que el gobierno español ha intentado establecer relaciones con la comunidad judía sefardí de origen ibérico y expulsada entre los siglos XV y XVI.
“Hace unos años hubo toda una política de recuperar los lazos y de permitir cambiar la obtención de la nacionalidad española. Es una población que sigue siendo un elemento (para el gobierno español)”, señala Banús.
El peso de la política interna
Independientemente de las posturas de Israel y España, sus líderes están sujetos en buena parte a la voluntad de sus aliados políticos a nivel interno.
“En los dos casos tenemos a políticos a la cabeza del gobierno muy condicionados por sus socios. Pedro Sánchez necesita a la izquierda y a los nacionalistas para seguir gobernando y Netanyahu también requiere de sus aliados más radicales para continuar en el poder. Son personas muy diferentes, pero con condicionamientos similares, que actúan haciendo cesiones para mantener dentro del acuerdo sus aliados. Si estuvieran gobernando en otras coaliciones quizás actuarían diferente, aunque eso al final no lo sabemos”, argumenta Banús.

“Creería que en el espectro político de Pedro Sánchez, en la coalición que tiene en el Parlamento —que además sostiene su gobierno— y en un amplio sector de la opinión pública la causa palestina importa. Desde el punto de vista político, esto tiene una correlación con dinámicas políticas internas, lo cual no significa que no hay una cuestión que sea principista, ambas cosas pueden converger”, indica por su parte Jorge Antonio Chávez.
“Desde el punto de vista de Israel, obviamente el gobierno de Netanyahu utiliza esta línea de defensa diplomática en el entendido de que la campaña sobre Gaza es un tanque de oxígeno que le permite a su gobierno seguir en el poder, seguir vivo políticamente, porque entiende que cuando acabe el conflicto el primer ministro va a tener que responder ante la justicia internacional y también ante la propia justicia israelí”, agrega el especialista de la Academia Diplomática.











