El rostro triste de una bebé que, envuelta en una manta térmica amarilla, llegó cargada por su mamá a la isla griega de Kros se ha convertido en el símbolo del drama de los inmigrantes sirios que escapan de la guerra civil de su país para buscar un mejor futuro en Europa.
Solo ayer, más de 150 migrantes, en al menos seis embarcaciones, llegaron a Kos.
Unos 40 sirios saludaron y vitorearon cuando su bote llegó a la orilla de la isla, un popular destino turístico.
Los hombres saltaron por la borda para ayudar a las mujeres y niños a bajar de la patera, y un hombre se vio tan sobrecogido por la emoción que empezó a sollozar.
Los recién llegados se suman a los 124.000 migrantes que han arribado a Grecia en barco solo en los primeros siete meses del 2015, un abrumador aumento del 750% respecto al mismo periodo del año pasado, según la agencia de refugiados de Naciones Unidas. Solo en julio llegaron 50.000 personas, un 70% procedente de Siria.
La mayoría desembarca en las cinco islas de Lesbos, Chios, Kos, Samos y Leros, indicó ACNUR el viernes.
Mujtar, un inmigrante somalí que llegó más al norte, a la isla de Lesbos, dijo que arribó a Grecia en camino de Noruega para tratar de reunirse con sus familiares.
"No ha visto a mi familia en 10 años", dijo Mujtar en Mytilene, la capital de la isla, quien sólo dio su primer nombre.
Fuente: AP
