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G20
Redacción EC

Los disturbios empañaron hoy, por segundo día consecutivo, la cumbre del en Hamburgo, una cita que el anfitrión alemán y la ciudad que la acoge deseaban fuera impecable.


Autos ardiendo, al menos 190 policías heridos, jóvenes encapuchados enfrentándose a vehículos antidisturbios, lanzamiento de cócteles molotov y agentes tratando de dispersar a los alborotadores eran las imágenes del día, en contraste con el correcto primer cara a cara del presidente estadounidense, Donald Trump, y el ruso, Vladimir Putin.

Las fuerzas de seguridad califican de "muy seria" la situación esta noche en un distrito de la ciudad, bastión de la izquierda radical y los antisistema.

En las últimas horas se ha producido otra escalada de violencia en el barrio de St Pauli y las inmediaciones de la casa ocupada por el colectivo "Rote Flora" -"Flora Roja", que se encuentra a escasa distancia del centro de congresos donde se reúnen los líderes de las potencias industrializadas y los países emergentes.

Varios comercios han sido saqueados, según la televisión regional NDR, mientras se suceden las cargas policiales contra grupos de jóvenes enmascarados identificables como violentos.

Fuentes policiales han conminado reiteradamente, a través de su cuenta en twitter, a curiosos y transeúntes a abandonar las zonas de donde desde ayer se están produciendo altercados y disturbios.

En las últimas horas se observó el reagrupamiento de grupos de radicales en varios puntos, tras darse por terminada una manifestación en contra del G20 de la izquierda radical.

A lo largo de la jornada se había informado de que Melania Trump, esposa del mandatario estadounidense, estaba retenida en la residencia donde se aloja, por razones de seguridad, y de que había habido lanzamiento de objetos contra la policía que custodia el hotel donde se hospeda el líder del Kremlim.

En las redes sociales se difundieron fotos de tres blindados patrullando por Hamburgo, a lo que siguió un desmentido de la Policía negando que se planteara ningún tipo de apoyo militar.

Por su parte, el semanario "Der Spiegel" afirmó, citando fuentes policiales, que las autoridades de esta ciudad del norte de Alemania han pedido refuerzos al contingente actual, formado por unos 19.000 efectivos.

Las manifestaciones violentas contra la cumbre son "inaceptables", condenó la canciller alemana, Angela Merkel, en una comparecencia al término de las reuniones plenarias y lamentó las agresiones sufridas por agentes policiales.

"Las manifestaciones violentas ponen en peligro vidas humanas", añadió, en su calidad de anfitriona de la reunión de los líderes de las principales potencias industriales y países emergentes.

En sentido parecido se pronunció el presidente del país, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, quien como Merkel agradeció la labor desarrollada por los agentes.

La canciller reiteró su "comprensión" hacia las marchas de signo pacífico que se desarrollan estos días en Hamburgo.

Desde su Gobierno se ha insistido en que la crítica al G20 es "bienvenida" siempre que sea pacífica, en un claro mensaje de normalidad democrática en un país donde se garantiza la libertad de expresión, frente a la situación de otros miembros del grupo.

A falta de lo que ocurra hasta el final de la cumbre, mañana sábado, el balance deja dudas acerca de la oportunidad de elegir el centro de una ciudad como Hamburgo, con 1,7 millones de habitantes y barrios conflictivos o con tradición de combativos, como St Pauli, para acoger la cita de los más poderosos.

Estaba claro que la cumbre suponía un desafío logístico y policial, con invitados incómodos para la izquierda radical como Trump y una veintena de actos de protesta de distinto orden, desde imaginativas acciones en formato artístico o festivo a la posible presencia de hasta 8.000 extremistas o antisistema.

Ya el martes la Policía empleó cañones de agua a presión contra jóvenes que pretendían pernoctar en una "acampada anticapitalista", lo que, a juicio de sus organizadores, fue una reacción desproporcionada.

El miércoles la situación empeoró, al detectarse la presencia de un millar de encapuchados en la manifestación bautizada como "Welcome to hell", ante los que se actuó con contundencia.

"La presencia de personas enmascaradas está prohibida. No es un capricho. Son razones de seguridad, también para el resto de manifestantes. Los rostros de quienes están ahí deben ser reconocibles", comentó a Efe Timo Zuill, portavoz policial.

Los altercados se prolongaron ayer hasta pasada la medianoche y se reprodujeron este viernes.

Grupos de entre 200 y 600 manifestantes prosiguieron durante todo el día con sentadas para tratar de bloquear los accesos al centro de congresos donde tiene lugar la cumbre.

Las fuerzas policiales bloquearon varias estaciones de metro, en unos momentos en los que la circulación por un amplio perímetro está reservada a vehículos autorizados, delegaciones o Policía.

El momento de práctico colapso se alcanzó coincidiendo con la llegada a la Elbphilharmonie, la recién inaugurada filarmónica de la ciudad, de la caravana de los líderes para el concierto que Merkel y su esposo, el catedrático Joachim Sauer, ofrecían a sus invitados.

El cielo de Hamburgo era un avispero de helicópteros, mientras barcas policiales y submarinistas controlaban que no se infiltraran intrusos desde el puerto a esa parte del Elba, en uno de cuyos depósitos se levanta ahora la Filarmónica, el más costoso proyecto cultural de Alemania y la nueva señal de identidad para Hamburgo.

Fuente: EFE

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