El presidente de Francia, Francois Hollande, subrayó en una alusión velada a la polémica en su país sobre el uso del burkini que la cohabitación implica que cada uno se ajuste a las reglas y no haya ni provocaciones ni estigmatizaciones.
Al término de una reunión de socialdemócratas europeos en Celle Saint Cloud, a las afueras de París, destacó que la vida en común supone no caer en ninguno de esos dos extremos.
"No solo somos europeos porque tenemos un mercado y una moneda, sino porque pensamos que con Europa somos más fuertes y controlamos nuestro destino, lo que implica reglas y su respeto", añadió en un momento en el que hablaba de la cohabitación como "el desafío principal de la construcción europea".
La polémica en torno a ese bañador islámico que cubre totalmente el cuerpo de la mujer se desató en Francia a principios de mes, después de que la localidad de Cannes lo prohibiera en sus playas y su ejemplo fuera seguido en una treintena de municipios.
El Ejecutivo socialista francés ha descartado una legislación específica, pero han comenzado ya a surgir divergencias entre ministros a la hora de pronunciarse sobre los decretos municipales, en su inmensa mayoría obra de alcaldes conservadores.
Aunque el primer ministro, Manuel Valls, los respalda, la titular de Educación, Najat Vallaud-Belkacem, consideró que la interdicción del burkini constituye "una deriva peligrosa para la cohesión nacional".
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— El Comercio (@elcomercio) 26 de agosto de 2016
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