Milagros Asto Sánchez

El verano no ha tenido piedad con Europa. Las olas de calor extremo no solo rompieron récords de temperatura una y otra vez en el Viejo Continente, sino que avivaron los incendios forestales que han destruido más de 660.000 hectáreas de bosques desde enero. Es un máximo histórico en el siglo XXI para esta temporada del año y no se rompía desde el 2017.