Irlanda votó masivamente por liberalizar el aborto, según sondeo. (Foto: AFP/Paul Faith)
Irlanda votó masivamente por liberalizar el aborto, según sondeo. (Foto: AFP/Paul Faith)
Redacción EC

votó masivamente en favor legalizar el derecho al aborto en un referéndum que arrojó un 66% de votos afirmativos frente al 33,6% que defendió la legislación vigente, una de las más duras de Europa, según anunció el sábado la Comisión del plebiscito.

La mayoría de los 2,1 millones de irlandeses que votaron se mostraron partidarios de derogar la octava enmienda de la Constitución irlandesa que prohibía la interrupción voluntaria del embarazo, una decisión histórica en un país con fuertes raíces católicas.

Tras aprobar el matrimonio homosexual hace tres años, los irlandeses votaron este viernes en referéndum si liberalizaban o no el aborto, en un plebiscito que mide la ascendencia de la Iglesia católica sobre el país.

El Gobierno había pedido a la ciudadanía que se pronunciara sobre la eliminación de la llamada "octava enmienda", incluida en 1983 en la Constitución de Irlanda y que garantiza de igual manera el derecho a la vida del "no nacido" y de la madre.

Esta amplia victoria da al Gobierno del partido democristiano Fine Gael vía libre para cambiar la ley y permitir el aborto en todas las circunstancias durante las primeras doce semanas de embarazo y, en casos excepcionales, hasta las veinticuatro.

La asistencia a las urnas fue del 64,1 %, la más alta desde el referéndum sobre la legalización del divorcio de 1996, después del cual se han celebrado veintiún plebiscitos más.

Como ocurrió en la consulta sobre el matrimonio homosexual de 2015, cuando solo una circunscripción de la Irlanda rural dijo 'no', la reforma del aborto ha sido únicamente rechazada en el remoto condado de Donegal (noroeste), con el 51,9 %.

El plebiscito tuvo lugar a tres meses de la visita del papa Francisco para el Encuentro Mundial de las Familias (World Meeting of Families, WMOF).

Muestra del interés, más de 118.000 ciudadanos solicitaron este año inscribirse en el censo electoral.

El presidente irlandés, Michael D. Higgins, y el primer ministro, Leo Varadkar, depositaron su voto en Dublín, cerca de sus domicilios.

Varadkar, que es médico de profesión y apoya despenalizar el aborto, dijo que la participación estaba siendo alta y que ello beneficiaba a la causa que defiende. El referéndum constituye una oportunidad única en una generación, aseguró.

—Perfil bajo de la Iglesia—

Irlanda era hasta hace poco un bastión de la Iglesia católica, por razones históricas y también políticas, relacionadas con su secular enfrentamiento con la anglicana Inglaterra. El país se independizó del Reino Unido a principios del siglo XX.

Sin embargo, el escándalo de los abusos sexuales a niños por parte del clero, entre otros, fueron debilitando su posición, y aunque más de tres cuartas partes del país se declaró católica en el censo de 2016, la asistencia a misa ha decaído.

En el referéndum de hace tres años sobre el matrimonio homosexual, la Iglesia adoptó una posición mucho más visible y perdió, y en este ha optado por un perfil bajo, en un tema cuya opinión conoce todo el mundo.

El aborto está penado con hasta 14 años de cárcel, aunque el embarazo sea el resultado de una violación o un incesto, y sólo se permite si está en peligro la vida de la madre.

En 2013 se decidió que las mujeres cuya vida peligraba por el embarazo pudieran interrumpirlo, tras el escándalo causado por la muerte de Savita Halappanavar, que murió al negársele un aborto.

Hombres y mujeres depositaron flores frente a un mural de Savita Halappanavar en Dublín durante la jornada de referéndum. (Foto: Reuters/Clodagh Kilcoyne)
Hombres y mujeres depositaron flores frente a un mural de Savita Halappanavar en Dublín durante la jornada de referéndum. (Foto: Reuters/Clodagh Kilcoyne)

Ante el triunfo del 'sí', el gobierno Varadkar tiene ya listo un cambio en las leyes. La idea del nuevo referéndum ganó impulso con el caso de Amanda Mellet, que tuvo que viajar a Reino Unido para abortar después de que se detectara que el feto sufría una anomalía mortal y que llevó su caso a la ONU.

—La división era patente—

En ciudades y pueblos, la división era patente.

Gavin Boyne, un estudiante de filosofía de 20 años, explica que le debía la vida a la prohibición del aborto y que iba a votar a favor de mantener la octava enmienda.

Su madre se quedó embarazada accidentalmente y sus padres decidieron enviarla a Inglaterra para abortar, pero finalmente se echaron atrás.

"Mis abuelos reconocieron que era un ser humano único, con un valor, así que no podían hacer que me mataran. Si la enmienda octava no hubiera existido en 1998, hoy no estaría aquí", afirma.

Fuente: AFP/EFE

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