En 2018 se contabilizaron 320 homicidios y 100 suicidios, donde, "según agencias internacionales de DD.HH., se matan más homosexuales y transexuales en Brasil que en los 13 países de Oriente y África". (Foto: EFE)
En 2018 se contabilizaron 320 homicidios y 100 suicidios, donde, "según agencias internacionales de DD.HH., se matan más homosexuales y transexuales en Brasil que en los 13 países de Oriente y África". (Foto: EFE)

Lisboa. Temerosos tras el cambio de gobierno en su país, muchos brasileños se plantean trasladarse a Portugal, donde resuelve sus dudas para llegar la organización ILGA, que defiende sus derechos y que, dice a Efe, quiere crecer para acompañar el aumento de interés que afirma notar.

"Lo que sentimos es que hay un pánico instalado. Cualquier persona se siente insegura; ése es el drama", así resume la situación la directora ejecutiva de ILGA Portugal, Marta Ramos, en una entrevista con Efe.

Ramos asegura que su volumen de trabajo se ha incrementado recientemente en dos momentos clave: el pasado verano, "preelecciones" de , y en enero, "desde la toma de posesión del nuevo gobierno", dirigido por el ultraderechista .

Le llegan peticiones de información de personas pertenecientes a la comunidad de Brasil que, sostiene Ramos, afirman querer salir de su país, señalado por la ONG brasileña Grupo Gay da Bahia como el Estado donde más miembros de este colectivo se asesina anualmente.

En 2018 se contabilizaron 320 homicidios y 100 suicidios, apunta en su último informe, donde agrega que, "según agencias internacionales de derechos humanos, se matan más homosexuales y transexuales en Brasil que en los 13 países de Oriente y África donde hay pena de muerte contra los LGTBI".

Una situación que ha adquirido visibilidad con la salida del país del diputado homosexual brasileño Jean Wyllys, del izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL), quien dijo en enero que renunciaba a su cargo y se marchaba por temor ante las continuas amenazas de muerte recibidas en los últimos años.

Wyllys, de hecho, se prepara para dictar en Lisboa mañana miércoles la conferencia "¿Por qué exiliarse de Brasil hoy?", una pregunta para la que cada vez más brasileños parecen encontrar respuesta, a juicio de los testimonios que llegan a ILGA Portugal.

"Tenemos muchos casos de personas que se sienten rehenes en su propia casa porque todo el espacio público es peligroso. Porque pintaron sus casas con insultos homofóbicos o transfóbicos, porque hubo constantemente insultos en la calle sin que nadie los defienda", cuenta Ramos.

Otros casos más específicos hablan de acoso laboral por su condición sexual.

"(Algunos) pertenecen a una universidad donde siempre hicieron su trabajo, daban clase o investigaban y ahora empiezan a ser presionados, no pueden hablar de algunas temáticas, no pueden hacer investigación en algunas áreas, comenzaron a sufrir bullying y persecución por parte de colegas o de alumnos, sin que la institución los defendiese", agrega.

No es desgraciadamente nuevo, advierte Ramos, pero se sienten más inseguros tras el cambio de gobierno en Brasil.

"Durante el periodo preelectoral y ahora poselecciones varias personas con cargos públicos o posibles cargos públicos hablaban abiertamente de una forma negativa sobre las personas LGTBI y sus familias, y quienes ya tenían prejuicios de homofobia o transfobia ya no se sienten ilegitimados, ya no se sienten aislados", dice.

Así, agrega, muchos miembros de la comunidad LGTBI ven "un cambio de discurso público" y contactan con la organización lusa, a la que transmiten que "creen que ha llegado el momento de dejar el país".

Las dudas más frecuentes pasan por comprender bien qué es el asilo, aspecto en el que les orientan sobre los requisitos legales que deben cumplir, o bien a través de qué otros mecanismos pueden llegar a Portugal, como becas de doctorado o estudios universitarios de otros ciclos, siempre con una cierta sensación de "esperanza".

"Sentimos en las llamadas y correos que recibimos que hay nítidamente una esperanza de que esto sea solo una fase, pero como no ven la luz al final del túnel creen que por una cuestión de seguridad, muchas veces de su familia, no tienen alternativa más allá de salir" del país, agrega.

ILGA Portugal ha informado de este incremento a varias organizaciones y busca tener más recursos financieros para que su equipo, actualmente de apenas cuatro personas, pueda crecer para atender la situación.

A nivel oficial, se desconoce cuántos brasileños han llegado a Portugal desde que se celebraron las últimas elecciones, si bien el Servicio de Extranjeros y Fronteras luso, consultado por Efe, afirma que las cifras provisionales de 2018 "apuntan para un aumento del número de residentes nacionales de Brasil" comparado con 2017.

Aún con medios limitados, desde ILGA Portugal piden que si alguien cree que ha llegado el momento de marcharse, no dude.

"Hay soluciones. Si sienten que es el momento de partir, vengan", pide Ramos.

Fuente: EFE

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