Redacción EC

París. , considerada mucho tiempo un bastión de la igualdad de género, abre los ojos ahora a la lacra de la violencia machista cuando la cifra de mujeres muertas a manos de sus parejas está aumentando por segundo año consecutivo.

Expertos, psicólogos y asociaciones coinciden en señalar que el país ha vivido durante años de espaldas a esta realidad, a la que ni siquiera está dando respuesta el Gobierno de Emmanuel Macron que ha hecho de la igualdad uno de los pilares de su mandato.

En 2017, 109 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas, 121 en 2018 y en lo que llevamos de año ya son 136.

-Falta de medios-

Cuando el Gobierno anunció recientemente un presupuesto de 1.100 millones de euros en 2020 para combatir la desigualdad entre hombres y mujeres, las asociaciones feministas reclamaron 1.000 millones al año específicamente para luchar contra esa violencia machista.

Si se examinan en detalle, de la cifra del Ejecutivo, un 75 % del presupuesto anunciado es para cooperación internacional.

A modo de comparación, frente a los 220 millones de euros que España ha asignado en 2019 a la lucha contra la violencia conyugal, el gasto de Francia (que tiene una población más de un 40 % superior) se limita a 79 millones.

La asociación 'Nous Toutes', organizadora de la marcha de este 23 de noviembre con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer, reprocha al Gobierno haber anunciado, por ejemplo, la creación de 560 plazas de acogida a mujeres víctimas de violencia. Sin embargo, ninguna de las entidades que controlan estos alojamientos han visto ampliaciones.

“Ha habido cambios en la ley pero muy poca aplicación y los problemas que existían hace diez años siguen existiendo”, constata la psicóloga especializada en violencia sexista, María Eugenia Uriburu, investigadora para la Universidad de París Diderot.

Para Uriburu, la falta de recursos para la formación de los policías y del personal en los tribunales imposibilita la aplicación efectiva de ciertas medidas, como la ley de 2010 que permite a los jueces de familia dar con urgencia una orden de protección a una mujer y sus hijos y adoptar medidas penales contra el agresor.

-Se disuade denunciar-

Por las vivencias de algunas de sus pacientes, Uriburu comprueba incluso los numerosos casos en que se disuade a las víctimas de denunciar.

“Sobre todo - precisa - fuera de los horarios en los que hay personal formado, pero también porque el policía desvaloriza o minimiza la gravedad. En ocasiones no se da a la mujer ni el documento que le permite presentarse al forense para ser examinada”.

Este mismo mes, el vídeo de la hija de Sylvia Walter, una mujer de 40 años asesinada por su marido en la localidad de Oberhoffen-sur-Moder (noreste de Francia), ha circulado por Twitter y servido para ilustrar un hecho inquietante: un tercio de las mujeres asesinadas en 2018 había denunciado el maltrato.

“Nadie nos ayudó. Solo nos decían: ‘Denuncie, señora, debería dejar su casa’. Pero ella les decía: ‘Es mi casa, tengo mi vida allí, no me puedo ir’. Así que la acompañaban al sofá y le daban las buenas noches, sin seguridad de si al día siguiente se despertaría”, se quejaba su hija.

Al descubrir un caso similar, la periodista Sophie Boutboul inició una investigación que se ha concretado en el libro “Silence on cogne” (Silencio, se pega), publicado esta semana, donde salen a la luz numerosos casos de mujeres de policías, víctimas de maltrato. Para ella, esto es la prueba de la falta de protocolos.

Hay casos de mujeres asesinadas que habían llamado a la policía que nunca llegó; visitas a la comisaría que acabaron con frases como “ojo, si denuncia podría perder la custodia de sus hijos”; acoso continuado del agresor pese a estar condenado; etc.

Francia quiere trasponer el modelo de España con los brazaletes electrónicos pero la norma, prevista por ley desde febrero de 2017, aún no se ha puesto a prueba.

“Con demasiada frecuencia, la Fiscalía no evalúa la peligrosidad de cada situación. Son investigaciones complicadas que requieren un gran trabajo y que se ven perjudicadas por el silencio de quienes saben pero prefieren callarse. En Francia, hay una cultura de no denunciar”, indica la abogada Isabelle Steyer en “France Inter”.

-Cultura de silencio-

Uriburu lamenta que muchos consideren que crímenes cometidos en plena calle a plena luz del día o palizas repetidas durante años, son “problemas de la pareja”. “Es importante hablar para no olvidar y para poder actuar”, zanja.

“Estos últimos meses se empieza a tener en serio esta cuestión. Ahora cada vez que hay un feminicidio ocupa la portada de muchos periódicos. Antes se quedaba en la sección de sucesos de los medios locales”, hace notar Laure Jovignot, de ‘Nous Toutes’.

Por eso, las especialistas coinciden en que debe dedicarse un presupuesto específico a la formación de los profesionales, a la creación de protocolos de alerta y protección, pero también a mejorar la acogida de víctimas y fomentar la educación en colegios, como se hizo en su día con la educación vial.

Fuente: EFE