(Foto: AFP)
Agencia AFP

Varios activistas de fueron detenidos el jueves tras ingresar en una central nuclear en el este de y lanzar para alertar sobre la vulnerabilidad de estos sitios en caso de ataque.

"Militantes Greenpeace en el lugar. Detenidos por los gendarmes. Sin acceso a la zona nuclear. Sin impacto en la seguridad de las instalaciones", informó en Twitter la central de Cattenom, en la región de Lorraine.

La organización ecologista afirmó en la red social haber lanzado un fuego artificial por la mañana "a los pies de la piscina de combustible usado", un tipo de instalación que Greenpeace juzga insuficientemente protegida en las centrales francesas.

En un video difundido en Twitter por Greenpeace Francia, se aprecian varios cohetes que se elevan de una zona que parece formar parte de la central, hasta el cielo nocturno, iluminando las instalaciones.

Roger Spautz, encargado de campaña nuclear de la organización, explicó a la AFP que "una quincena de activistas se introdujo en el sitio y franqueó las dos barreras de seguridad para llegar hasta el edificio en el que se halla la piscina de combustible usado".

Ahí, "lanzaron un fuego artificial", aseguró Spautz, que dijo que con esta acción Greenpeace quiso advertir sobre la "fragilidad" de estos edificios con piscina que "no están protegidos, contrariamente a los edificios de reactores".

Las personas que ingresaron en el recinto fueron detenidas, "y no tenemos noticias de ellos", añadió Spautz.

Greenpeace presentó el martes un informe para denunciar los fallos de seguridad en las centrales nucleares en Francia, especialmente en estas piscinas de almacenamiento, frente a la eventualidad de un ataque.

Las consecuencias de un ataque contra una piscina serían "potencialmente superiores a las de un accidente mayor en un reactor", advirtió.

El parque nuclear francés, que cuenta con 58 reactores en actividad y 63 piscinas de combustible usado, es el segundo más importante del mundo en potencia, detrás del de EEUU.

La empresa eléctrica EDF rechazó las acusaciones de Greenpeace, asegurando que las centrales francesas son "seguras y están bien vigiladas y muy bien protegidas".

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