Marcelo Crovato. (Foto: Facebook)
Marcelo Crovato. (Foto: Facebook)
Redacción EC

Marcelo Crovato, el único argentino preso político en desde hace casi 4 años, y quien escapó a Colombia en las últimas horas, aún no puede creer estar en libertad. Cauto al momento de dar detalles sobre cómo logró cruzar la frontera y huir de su arresto domiciliario, aseguró que tuvo que tomar la decisión porque temía morir preso.

El abogado, de 51 años, llegó a Colombia junto con su mujer y sus dos hijos de 11 y 7 años. Ideó un plan durante meses sin decirle a nadie de su entorno para no arriesgarse a ser descubiertos o acusados por el gobierno de Nicolás Maduro .

Fue detenido en abril de 2014 por sus trabajos con el Foro Penal y otras organizaciones de derechos humanos para asistir a los jóvenes detenidos durante las protestas de 2014, las que llevaron al opositor Leopoldo López a la cárcel.

"Me fui sin despedirme de mi padre y de mi madre para evitar que alguien hiciera un comentario o quisiera ayudar, y no quería comprometerlos. A nadie le dije. La planificación la hicimos entre mi esposa, yo y familiares fuera de Venezuela que podían verificar datos y no corrían riesgo de persecución", dijo. Y agregó: "Por eso no di detalles de por dónde crucé ni a qué hora ni en qué vehículo o cómo lo logré, para que no me puedan rastrear. Si no hay información, no van a saber qué o por dónde buscar y voy a poder proteger a personas que ayudaron. Pero sobre todo, a quienes no sabían pero que en Venezuela podrían verse complicados".

Sus familiares supieron de su escape a través de las noticias. "Mis mejores amigos se enteraron cuando salió ayer la noticia, con mi madre aún no pude hablar, ella vive en Venezuela como mi padre. Cuando me dirigía a la frontera pasé cerca de la casa de mi suegro, quería despedirme, pero no fui para no comprometerlo. Seguimos de largo. Mi padre se enteró anoche porque le dijo mi hermano que lo vio en las noticias".

Sobre el plan, recordó: "Lo hicimos durante varios meses. Empezamos a investigar para tener las cosas adelantadas. Como se manejó con tanto secreto, no teníamos el temor de que alguien nos pudiera traicionar o vender a las autoridades. Pero en el fondo, siempre está el miedo. Ellos no necesitan más que la mínima sospecha o su imaginación para llevar a una persona a la cárcel. El temor nunca desaparece cuando estás bajo un estado policial donde no existe ninguna regla".

"Decidimos salir porque sabíamos que en Venezuela jamás iba a tener justicia. Por ejemplo, la primera audiencia en mi caso se debería haber hecho a los 60 días de mi detención y en casi 4 años que pasaron desde el 22 de abril de 2014 aún no se hizo", dijo Crovato al ser consultado sobre por qué decidió arriesgarse y detalló: "A los dos años de estar detenido en Venezuela, por ley, me deberían haber liberado por no tener sentencia, pero el tribunal simplemente obvió eso y no lo respondió".

El abogado destacó además que hasta Naciones Unidas pidió por su liberación a principio de este año, pero en el gobierno de Maduro no lo atendieron, ni siquiera le respondieron. "Entonces pensé: me voy a morir preso. No podía trabajar, ni darle de comer a mi familia y tuve que tomar esta decisión", aseguró.

La voz se le entrecortó, tragó saliva, hizo una pausa y recordó lo primero que sintió al atravesar la frontera: "Crucé la frontera solo y cuando vi el cambio en las calles, me di cuenta que estaba en Colombia; se me llenaron los ojos de lágrimas. El personal del alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados había informado de mi caso, se lo habían presentado a Colombia. Una de las frases más hermosas que escuché fue del funcionario de migraciones, que me preguntó si yo era el caso de Naciones Unidos. Me dijo: 'Permítame sus documentos y bienvenido a Colombia'. Las palabras para mí fueron como música porque querían decir que estaba seguro y a salvo".

Ya en tierra amigable, fue en busca de su esposa e hijos que lo estaban esperando. "Mi hijo menor no sabía nada, fue una gran emoción para todos. Ahí les dije que la idea era seguir hasta Argentina porque también es nuestra patria", aseguró Marcelo y agregó: "Yo juré que ayudaría a que Venezuela esté mejor. Además de la alegría, también hay un sentimiento de tristeza por las personas que quedaron allí. Por los recuerdos que quedaron atrás".

Marcelo tiene cáncer de piel y en sus años detenido contó que no pudo tener un tratamiento para evitar el avance de la enfermedad: "Mis problemas de salud en Venezuela nunca pudieron mejorar. No sólo no tenía medicina, sino que cuando tenía que ir a un médico no había policías u oficiales que me llevaran y no me dejaban salir de mi domicilio".

"Aún no busqué medicina especial para mi tratamiento porque planeo estar en muy poco tiempo en Buenos Aires. Solo busqué medicina sencilla y que en Venezuela no se consigue por falta de abastecimiento. Tomarlas ya me ayuda a sentirme mejor y como mi estado mental también está mejor, sin el estrés de estar detenido, me siento mejor", dijo el abogado defensor de los Derechos Humanos.

"Estoy tranquilo, no tengo el estrés que tenía, pude salir a la calle con mis hijos por primera vez en mucho tiempo. Cuando llegue a la Argentina buscaré la atención médica que necesito", dijo y concluyó así la charla porque estaba yendo a desayunar a un bar con su familia, algo impensado hasta hace una semana.

Fuente: La Nación, GDA

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