Jair Bolsonaro ha tenido una relación complicada con la comunidad artística brasileña, y ha dicho que contempla reducir drásticamente las subvenciones a las artes y la cultura. (AFP)
Jair Bolsonaro ha tenido una relación complicada con la comunidad artística brasileña, y ha dicho que contempla reducir drásticamente las subvenciones a las artes y la cultura. (AFP)
Redacción EC

Rio de Janeiro. El presidente fue criticado el domingo por su displicente reacción frente al deceso del ícono cultural brasileño , uno de los padres de la bossa nova, un tipo de música que adquirió popularidad mundial en la década de 1960.

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Apasionados elogios a Gilberto sacudieron las redes sociales y los medios de comunicación en Brasil tras su muerte el sábado a los 88 años. Bolsonaro, por su parte, dijo a la prensa que Gilberto era “una persona conocida. Condolencias a la familia, ¿está bien?

La cantante brasileña Leoni tuiteó que Bolsonaro no tiene ni idea de la importancia de la sofisticación de Joao Gilberto”.

El legislador izquierdista Marcelo Feixo tuiteó: “Hoy perdimos a la verdadera leyenda brasileña”, una alusión irónica al término con el que los simpatizantes de Bolsonaro se refieren a él.

El mandatario ha tenido una relación complicada con la comunidad artística brasileña, y ha dicho que contempla reducir drásticamente las subvenciones a las artes y la cultura porque esos recursos públicos, afirma, van a “gente ‘famosa’ bajo el falso argumento de que se está incentivando la cultura, cuando sólo se está comprando apoyo”.

Aunque Gilberto era una figura relativamente apolítica, diversos colegas suyos en el movimiento de la bossa nova de la década de 1960 fueron abiertamente hostiles a la dictadura militar que se hizo del poder en 1964, un régimen ensalzado por Bolsonaro.

En otros sectores, el tono fue principalmente de luto y recuerdo.

O'Globo, uno de los principales diarios del país, afirmó en primera plana: “El último destello de la vieja flama”, citando la letra de una de las canciones de Gilberto. El músico Caetano Veloso tuiteó que “Gilberto fue el artista más grande que mi alma haya encontrado”.

La presidenta izquierdista Dilma Rousseff escribió en un comunicado en su página de internet que Gilberto fue “un ícono y símbolo del Brasil moderno y cariñoso, lleno de ritmo y encanto. Él es el rostro de la nación en lo que respecta a la bossa nova y la samba, un símbolo de la singularidad de nuestra gente”.

En una crítica indirecta a Bolsonaro, Roussef señaló que “es una vergüenza que este genio nos haya dejado en el preciso momento en que Brasil transcurre por un eclipse institucional, arrastrándonos a todos a una era de vergüenza y oscuridad ante los ojos del resto del mundo”.

El abogado de Gilberto, Gustavo Carvalho Miranda, dijo a la prensa que el artista murió en paz acompañado de su esposa. Indicó que João Marcelo, hijo del músico, no podrá venir a Brasil porque está renovando su visa en Estados Unidos y no puede salir del país. Estaba previsto que Bebel, cantante e hija de Gilberto, llegara el domingo a Brasil.

El funeral está previsto para el lunes en la tarde en el Teatro Municipal de Río de Janeiro. 

Fuente: AP

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