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Crisis tras asesinato de Carlos Manzo, el ‘Bukele mexicano’: “El crimen organizado ha puesto énfasis en poner y quitar alcaldes”
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Ya era de noche. Carlos Alberto Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan, en el estado mexicano de Michoacán, recorría el centro histórico de su localidad, el último sábado 1 de noviembre, como parte de las celebraciones por el Día de los Muertos, cuando recibió hasta seis disparos que le quitaron la vida.
El miedo se apoderó de la plaza central y la gente corrió despavorida. Pero el temor se convirtió en indignación: al día siguiente del ataque, cientos recorrieron las calles, protestaron por la falta de seguridad y tomaron el palacio de gobierno de Michoacán. Las críticas se concentraron en el gobernador oficialista Alfredo Ramírez Bedolla y alcanzaron a la presidenta Claudia Sheinbaum, exigiendo la salida de ambos políticos.
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¿Por qué atacaron a Manzo Rodríguez? ¿Quiénes estarían detrás de este atentado?
El alcalde de Uruapan no tenía una larga trayectoria política. En el 2021 ingresó al Congreso como diputado federal por Michoacán, con el partido Morena. Luego, en el 2024 postuló como independiente a la alcaldía de Uruapan.
Su discurso político confrontacional, bastante mediático, tuvo como centro la falta de seguridad estatal. Solicitó ayuda a la mandataria Sheinbaum en más de una ocasión, criticó de manera directa a los grupos armados, y fue conocido por algunos como el “Bukele mexicano” debido a que era partidario de poner “mano dura”.


En diálogo con El Comercio, el periodista y analista Ignacio Rodríguez Reyna explica que la localidad de Uruapan es una zona de influencia del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), hoy uno de los más poderosos de México. “Él [Carlos Manzo] había decidido no someterse al crimen organizado y enfrentarlo, denunciando la complicidad de otras autoridades con este cártel, tales como autoridades de ese Estado, de la provincia, los policías y las fuerzas de seguridad federales”, apunta.
Uno de los aspectos que más ha indignado en este crimen ha sido que, a pesar de contar con la seguridad federal, Manzo Rodríguez fue asesinado en plena vía pública. Y es que el CJNG amenazaba constantemente al alcalde.
Según detalló el secretario de Seguridad mexicano, Omar García Harfuch, “su seguridad inmediata era proporcionada por la Policía Nacional y de su confianza y la Guardia Nacional asignó 14 elementos para apoyarlos con la seguridad periférica”. El atacante aprovechó la exposición en el llamado “Festival de las Velas” para su ataque.
Armando Vargas, coordinador del programa de seguridad México Evalúa, cuestiona desde la política pública la exigua coordinación entre entidades. “La elección del 2024 nos enseñó que contar con un protocolo para proteger a candidatos basado en la asignación de elementos de la Guardia Nacional no funciona, ¿por qué debería funcionar para proteger a un alcalde? Es decir, se sigue teniendo una concepción muy restringida de lo que le toca hacer para ayudar a Estado y municipios a construir condiciones de paz", señala a este Diario.
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Por otro lado, Rodríguez Reyna, director de Fábrica de Periodismo, también sostiene que el alcalde asesinado “entendía que una de sus defensas era hacerse muy mediático”. Aparecía en redes, hacía transmisiones en vivo de las operaciones policiales y salía acompañado de varios agentes.
Ser mediático le permitía exponer también los problemas de seguridad. Sin embargo, eso no evitó que atentaran fatalmente contra su vida. “Temo por mi vida. No quiero ser un alcalde más de los ejecutados”, dijo semanas antes de ser asesinado.

Por lo pronto hay dos detenidos por el acto del fin de semana y uno de los agresores perdió la vida en el lugar. Según detalló el fiscal Carlos Torres Piña, también resultó herido otro político y “se logró la incautación de un arma corta de nueve milímetros así como siete casquillos percutidos”.
Pero el caso tendría más secuelas.
La mirada sobre Sheinbaum
En medio de las protestas, el nombre de la presidenta Claudia Sheinbaum apareció. Los manifestantes exigieron su salida. A pesar de las críticas, la jefa de Estado ha descartado cambios en las políticas de seguridad.
Por el contrario, ella acusó a sus adversarios de actuar como “buitres” y “carroñeros”. “Hay quien pide, como ocurrió con la guerra contra el narco, la militarización y la guerra. Eso no funcionó”, ha dicho la mandataria.
Habló más bien de reforzar la presencia de las fuerzas de seguridad en Michoacán, así como de fortalecer las labores de inteligencia e investigación.
Tras el crimen contra el alcalde Carlos Manzo, el subsecretario de Estado estadounidense, Christopher Landau, ofreció a México trabajar juntos para “erradicar el crimen organizado”. García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, afirmó que “toda la cooperación es bienvenida”. “Si tienen información al respecto, por supuesto que la recibiremos. Como en este, como en cualquier otro caso, trabajamos con una estrecha colaboración con ellos en intercambio de información”, declaró.

Para el analista Rodríguez Reyna, la presidenta mexicana tiene una responsabilidad política, ya que está encargada de conducir y determinar las políticas de seguridad pública.
A diferencia del gobierno de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, Rodríguez Reyna que Sheinbaum sí ha decidido actuar contra los grupos criminales, pero le ha faltado atacar los nexos políticos.
“Hay gobernadores de su partido, hay alcaldes de su partido, hay diputados de su partido, hay gente que está vinculada con el crimen organizado y, ella, esa parte no lo ha hecho porque evidentemente tendría un efecto político contra su propio partido, y ahí ha sido que no ha actuado. Tampoco ha actuado contra los grandes empresarios del dinero producto del narcotráfico”, denuncia el analista.
Más allá del narcotráfico
La principal organización detrás del crimen de Carlos Manzo sería el Cartel de Jalisco Nueva Generación, conocido por el tráfico de diferentes tipos de drogas. Pero la situación de violencia de México no se limitaría al narcotráfico.
México atraviesa una muy compleja crisis de seguridad. Un día después del asesinato del alcalde de Uruapan se conoció la desaparición del expresidente municipal de Zinapécuaro Alejandro Correa Gómez, también en el estado de Michoacán. Fue visto por última vez el domingo 2 cuando acudió al municipio de Ciudad Hidalgo a una actividad, informó El Sol de Morelia.
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Esta situación hace notar las características de las organizaciones criminales de México.
“En los últimos años ha habido un fenómeno en el que el crimen organizado tiene ya también control territorial del país, a través de la violencia contra los alcaldes electos o aspirantes a alcaldes en el país. El crimen organizado ha puesto énfasis en poner y quitar alcaldes, asesina a candidatos, los extorsiona, los presiona, los acosa e incluso patrocina campañas electorales”, resalta Rodriguez Reyna.
¿Cómo actúan? Pues utilizan diferentes mecanismos: la violencia física, las extorsiones, los secuestros y las intimidaciones.
Efectivamente, indica Vargas que la violencia contra actores políticos tiene una tendencia al alza del 2018 al 2024. “Esto es así porque para las organizaciones es extremadamente rentable controlar un gobierno municipal, sobre todo por el control territorial”, agrega. Y en medio está la población que sufre las terribles disputas reflejadas en intercambios de fuego, ejecuciones, y extorsiones.
¿Cómo han crecido? Las actividades delictivas ya no se limitan al narcotráfico. Indica Rodriguez Reyna que al principio se concentraban en la corrupción de la policía. Ahora tienen posicionamiento en la administración pública.
“Se dieron cuenta de que una fuente también importantísima de recursos eran las obras públicas y entonces empezaron a pedir que los directores o las personas encargadas de asignar esas obras públicas, obviamente con presupuestos, se les entregaran a gente que ellos indicaban. También se dieron cuenta de que era importante manejar el presupuesto”, puntualiza Rodríguez Reyna.
No es una situación fácil. Las organizaciones criminales parecen haber copado parte del Estado mexicano. Un problema que no podrá resolverse de la noche a la mañana.










